El Porsche 918 Spyder es, por un lado, un deportivo de prestaciones de ensueño; por el otro, un ahorrador al más alto nivel. Y es que –al menos sobre el papel- este Porsche solo consume 3,0 litros a los 100 km/h, haciendo palidecer a muchos utilitarios urbanos. Esto lo hace posible una mecánica híbrida enchufable: por un lado, un 4,5 litros V8 de 608 CV heredado del Le Mans RS Spyder se asienta directamente tras los asientos; por otro, se apoya en motores eléctricos delante y detrás que entregan 286 CV. En total, es capaz de juntar 887 CV, que tienen que mover poco peso: mientras que un Panamera Plug-In debe lidiar con dos toneladas, el 918 Spyder, a pesar de sus grandes baterías, arroja 1,7 toneladas a la báscula, gracias a estructura de fibra de carbono y el uso masivo de aluminio y magnesio. El apasionante diseño del Porsche 918 Spyder traspasa el puente entre circuito y carretera: bajo y ancho, su mirada agresiva hará temblar a más de uno cuando se lo encuentre pidiendo paso en su espejo retrovisor. Aunque, una vez que se pone en marcha, uno olvida enseguida los factores estéticos. Ya solo el arranque en modo eléctrico del Porsche 918 Spyder es impresionante. No solo hay que acariciar el pedal del acelerador, sino pisarlo a fondo para escuchar un cautivador zumbido y el 918 sale disparado como un avión de combate. En modo eléctrico, alcanza los 150 km/h, y a quien le guste forzar la situación, podrá llegar a recorrer 30 kilómetros sin recurrir al motor de combustión. El zumbido no está mal, pero cuando empieza a bullir el V8, es cuando realmente despierta esta bestia verde. Basta un 'kick down' o un gesto sobre el volante, que recuerda al 'manettino' de Ferrari: en la pantalla podemos ver los diferentes modos de conducción: Hybrid, Sport o Racemode. Cuando se presiona el botón rojo, el Spyder está totalmente dispuesto a fulminar el récord del circuito. Que el Porsche 918 Spyder sea tan abrumadoramente veloz no solo se debe a su formidable empuje o a su peso contenido, a pesar de que los motores eléctricos añadan 300 kilos extra. Lo que hace, además, a este coche tremendamente ágil es el inteligente reparto de potencia. Un motor eléctrico en el eje delantero y otros dos en el trasero se coordinan a través de la electrónica para distribuir el par entre la zona derecha y la izquierda según la situación, lo que redunda en una estabilidad en curva sin tacha y, en definitiva, en una velocidad mayor. Además, el alerón variable y las persianas de ventilación frontales, así como las tapas móviles de los bajos procuran una aerodinámica perfecta: menos resistencia al aire y mucho efecto suelo. El interior del Porsche 918 Spyder no se queda atrás. Casi hay que trepar para lograr superar las anchísimas aletas. Y solo cuando uno logra acomodarse en los estrechos baquets de carbono se da cuenta de que el 918 es amplio por dentro, y sobre todo, refinado. La vista pasa por los tres indicadores circulares de la instrumentación, al tiempo que las manos acarician el pequeño volante multifunción y la prolongada consola con su acertadísimo concepto de utilización: una amplia pantalla táctil, que permite un uso similar al de un smartphone, logra que sobren los demás mandos.