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Las cuatro marcas que tiran del freno de mano en su apuesta por el coche eléctrico

Las cuatro marcas que tiran del freno de mano en su apuesta por el coche eléctrico

Hay dos motivos principales para ello.

Sobre el papel, la trayectoria de los coches eléctricos iba a ser una curva ascendente. Es cierto que su crecimiento ha sido más lento de lo inicial en el comienzo, pero se esperaba que, aunque fuera a menos velocidad de la óptima, fuera siempre hacia arriba. Sin embargo, la realidad no es así y de cuando en cuando surge algún varapalo que les hace retroceder.

Es algo que se puede ver en el mercado en general, pero que queda ejemplificado en el caso de estas cuatro marcas que tiran del freno de mano en su apuesta por el coche eléctrico.

 

Para ponernos en situación, una vez que desde Europa se aprobó la prohibición de vender cualquier tipo de coche que no fuera 100% eléctrico una vez que llegue 2035, todos los fabricantes se apresuraron por establecer una hoja de ruta que cumpliera con esa fecha límite, muchas de ellas anunciando incluso que solo tendrían modelos de cero emisiones incluso antes.

Sin embargo, una cosa es gobernar y establecer leyes que se deben cumplir, y otra cosa es la realidad, que suele ser testaruda y a la que es complicado forzar y obligar a nada.

Así, la situación del automóvil eléctrico dista mucho de la que se esperaba cuando se establecieron las normativas y ya son varias las marcas de automóviles que han decidido relajar su posición al respecto y controlar sus inversiones en el sector.

Entre los casos más llamativos podemos encontrar los de Volkswagen, Volvo, Renault y Ford; cada uno con sus propias particularidades, pero todos ellos dentro de un panorama general que se estructura en tres principales problemas.

El primero es la situación económica en lo que respecta a los elevados tipos de interés, algo que está haciendo que muchas compañías (también las tecnológicas relacionadas con la industria) reduzcan sus inversiones en este campo.

El segundo está en el aumento de los costes de producción, que hace que la diferencia respecto a los modelos térmicos tradicionales, sin sistema eléctrico y con “menos tecnología” sea todavía mayor.

El tercero, último y más importante, es el hecho de que la demanda es sencillamente insuficiente. Salvo en algunos mercados puntuales (como los nórdicos europeos) y pese al éxito del Tesla Model Y como coche más vendido del mundo en 2023, los compradores todavía no quieren modelos de cero emisiones.

Las ventas no acompañan (en España solo fueron el 5% de los automóviles matriculados el año pasado) y eso hace que sea todavía más difícil justificar la inversión en su desarrollo y producción.

Ahora bien, ¿cómo están reaccionando a esta tesitura los distintos fabricantes?

Volkswagen

Volkswagen anunció en 2023 que durante los próximos cinco años iba a realizar una inversión de nada menos que 180.000 millones de euros para potenciar su proceso de electrificación. Esto, sin embargo, fue con los resultados de 2022 en la mano, que mostraban un crecimiento importante de los eléctricos de la compañía.

Un año después, sin embargo, el mercado de los eléctricos ha parado su crecimiento, está estancado en muchos países (cuando no en retroceso en otros) y toca ser más cautelosos.

Así, ha decidido limitar sus movimientos en este campo, siendo uno de los más obvios el hecho de haber paralizado la salida a bolsa de PowerCo, su división de baterías. Al parecer, el motivo es que el mercado de los coches eléctricos no crece lo suficiente como para considerar el momento oportuno para sacarlo a cotizar.

Volvo

La marca sueca es una de las que antes tienen marcado en el calendario su conversión a fabricante de coches eléctrico en exclusiva. Aunque esa hora de ruta no va a cambiar, por el camino ha anunciado que va a dejar de financiar Polestar, su marca de eléctricos de lujo, traspasando la responsabilidad de la misma a Geely, principal accionista de Volvo.

El movimiento, lejos de perjudicarla, ha demostrado ser un acierto, puesto que tras el anuncio el valor de sus acciones subió un 30%.

Renault

En el caso Renault, como parte de su ambicioso plan Renaulution, la compañía francesa anunció la creación de Ampere, una división especializada en los coches eléctricos. 

Su idea era sacarla a bolsa, movimiento orientado a conseguir liquidez para potenciar la electrificación del grupo, pero debido a las malas condiciones del mercado bursátil ha decidido finalmente recular y cambiar de planes. Eso sí, la entidad afirma que a pesar de ello dispone de liquidez suficiente para hacerlo por cuenta propia.

Ford

La marca estadounidense ya anunció el año pasado, concretamente en octubre, que a tenor de los resultados económicos, iba a recortar su inversión en materia de vehículos eléctricos.

Y es que, aunque durante el tercer trimestre del año pasado sus ventas globales de modelos de cero emisiones aumentaron un 44%, obtuvo un resultado operativo negativo de 1.300 millones de dólares (1,2 mil millones de euros) que, eso sí, no se debió exclusivamente al desempeño de sus vehículos de baterías.

La “guinda” a todo esto la pone Tesla, uno de los mayores exponentes de coches eléctricos en todo el mundo: desde su última presentación de resultados, las acciones han caído un 10% y su valoración bursátil se ha rebajado en 65.100 millones de dólares, es decir, en 59.900 millones de euros.

Fuente: Business Insider

Etiquetas: Industria

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