Logo Autobild.es

Comparativa Leyendas I: enfrentamos seis héroes del pasado con sus herederos

Comparativa Leyendas I

Le dan color a la historia y hay veces que pueden nublar nuestra razón: es lo que ocurre con los mitos sobre ruedas. Para colocar de nuevo los pies en el suelo enfrentamos, en este primer capítulo, a seis héroes del pasado con sus herederos: desde el ‘Alas de Gaviota’ de Mercedes hasta el VW Golf GTI.

"Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro". Son unas sabias palabras del maestro Confucio, que guardan un profundo sentido. Te pongo de ejemplo el mundo del motor: no hay ni una sola marca que no evoque al pasado. Los señores de marketing son los que más suelen rebuscar en el baúl de los recuerdos para darle lustre a sus productos, pero otras veces son los propios creativos o los diseñadores los que tiran del fondo de armario.

Los guiños al pasado van desde el diseño retro hasta la elección de determinados rasgos característicos, como el motor trasero o las puertas tipo alas de gaviota. Hay veces que tan solo basta un gran nombre: llamas Giulietta al nuevo Alfa y los fans de la marca se ponen tan contentos. El clasicismo también se puede subrayar evocando viejos sueños. El antiguo Kadett A Luxus fue en su momento el orgullo de muchos conductores y hoy en día se ha convertido en el espejo del nuevo Opel Astra, a pesar de que no lleva el mismo nombre.

VW Golf GTI y Polo GTI

Hemos sacado del olvido a unos cuantos de ellos: son grandes o pequeños, amados y valorados en su momento... pero hoy en día casi olvidados. Nosotros los hemos cogido y comparado con sus sucesores. ¿Qué nos enseña el pasado sobre el futuro? ¿Lo pasábamos antes mejor al volante?

VW Golf GTI y Polo GTI 

Tiempos duros: a mitad de los 70, Volkswagen todavía le daba la espalda a todos aquellos que le pedían más caballos de potencia. Pero oye, fue llegar el año 1976 y los de Wolfsburg le metieron bajo el capó 110 CV al Golf, 40 más que en la versión normal. Por fuerza, el nuevo GTI tenía que ser la bomba... es más, ahora es todo un mito. 

 

El afortunado que lo tuvo entre sus manos entonces jamás se ha olvidado de él, sobre todo porque era seda fina. Nada de heavy metal, era pura ingeniería ligera. El tío sigue conservando su encanto: bastan un par de minutos para sacarle al conductor la mejor de sus sonrisas. Gruñe y tira como un viejo terrier al ver un jugoso trozo de carne y además levanta la pata en las curvas, menea su trasero, sientes como da tirones en el volante y cambia la trayectoria. 

Poco coche (por dimensiones) para semejante escándalo, a pesar de que la caja de cambios y los frenos parecen que están llenos de Nocilla. Lo más cerca que hay hoy en día de este GTI es el Volkswagen Polo... el Golf actual se ha hecho demasiado grande. El hermanito pequeño tiene, eso sí, sus mismos y exquisitos modales: está mejor educado que el viejo y, claro está, es mucho más rápido. Me sigo preguntando quién es más directo, ligero y divertido a la hora de empujar. Se me pone cara de tonto sólo de pensarlo: por supuesto, el viejo GTI.

Mercedes 300 SL y SLS AMG

Es imposible que un coche pueda ser más mítico que el 300 SL: cada línea y cada curva van justo donde deben. Al lado del SLS -aquí lo comparamos con el Audi R8 GT Spyder en Ascari-, que resulta tan tosco como un boxeador, resplandece como una princesa. Además, cuando despliega sus alas de gaviota, lo hace por razones técnicas y no por puros efectos especiales... al contrario que su sucesor. El acceso al coche requiere alguna que otra acrobacia y las chicas con minifalda más vale que lleven un biombo portátil a cuestas... Dentro te esperan unos asientos muy finos y un montón de botones repartidos por el salpicadero.

Mercedes 300 SL y SLS AMG

Todo rezuma autenticidad y una calidad mucho más exclusiva que la de los acabados de plástico del SLS. De su cilindrada de tres litros salen cabalgando 215 CV que, aunque hoy puedan resultar ridículos, entonces eran tecnología punta.

Hay que arrancarlo en caliente y luego subir de vueltas poco a poco. A partir de las 4.000, parece que vas montado en la cabina de un caza de combate de la Segunda Guerra Mundial y el SL se lanza al ataque. Lleva 240 km/h en su interior, pero el camino es largo hasta llegar a ellos. En las curvas, la zaga parece que cobra vida propia, así que mejor que sea Hamilton quien lo ponga al límite. El de ahora, en cambio, va como la seda: el SLS sale disparado y con el ESP siempre alerta.

Opel Kadett A y Astra

Es uno de los modelos más populares de la historia. Corría el año 1963 cuando Opel sacó el Kadett A en su versión L. La L venía de lujo y traía mechero, alfombra y embellecedores de rueda... y ese reloj tan mono en el salpicadero. Costaba 300 euros más que el Escarabajo Export, pero... ¡menudo coche! Tenía un maletero de los de verdad, calefacción de la buena y 40 CV. 

Sus dueños se sentían como reyes. Todavía hoy resulta comprensible que se sintieran así: me acomodo en sus asientos L y disfruto de su azul metalizado, de su luminosidad y de las maravillosas vistas que me ofrece. El motor de un litro respira con discreción, el largo mango de la palanca mete las marchas con facilidad y la dirección (sin servo) se controla sin mayor esfuerzo. 

comparativa retro nuevos

Se está tan a gusto, que me iba ahora mismo de viaje. Se mueve con sosiego incluso en la curvas, a pesar de que el asiento casi me tira de lado y los neumáticos chirrían. Eso sí, te lo pasas en grande con él. ¿Y con su sucesor Astra? Entonces habría sido la estrella de la gama alta, hoy es el Opel del pueblo.

Ford Mustang I y Mustang V

Los fabricantes americanos sabían vender sueños: nunca lo hicieron mejor que en 1964 con el Ford Mustang. ¡Guau, yeah! Tenía las proporciones de un deportivo europeo y el glamour del nuevo Continente. Era muy económico, había decenas de personalizaciones y bajo la capota bramaba, si lo queríamos así, un bloque 289. Para los americanos amantes del acelerador, que entonces eran tantos como ahora, la máquina de 4,7 litros era lo más de lo más. 

Nuestro ejemplar es un cabrio del año 67... no es la potente versión del 289 –con una cosa así cortaban el césped los americanos–, pero tiene todo el estilo del mundo. Así que cojo, me pongo cómodo, apoyo el brazo izquierdo en la ventana y empiezo a rodar. Vaya tela, el viejo potro es, dinámicamente, una auténtica calamidad, pero es tan cool y tan abierto... que es una pena que no incorpore un poco de sol californiano. 

comparativa leyendas ford mustang clasico vs actual

¿Y el 'nuevo'? Bueno, el nuevo se le parece en varias cosas: tiene eje rígido, un V8 y va descapotado, pero... por dentro parece una cueva. Como cruiser, no está a la altura del viejo.

Porsche Carrera RS 2.7 y GT2 RS

Lleva marcadas sobre su chapa dos letras RS que, en alemán, lo dicen todo: deportivo de carreras (Rennsport). Es la síntesis perfecta, sin ningún tipo de lujos, entre el hombre y el 911. El RS sirve para entender lo que se llevaba en el año 72: entonces le valían 210 CV y hoy el más potente rinde 620. Sin embargo, me encanta meterme en el viejo 911, refrigerado con aire y con esa cola de pato tan graciosa. Es realmente puro, compacto y ligero. 

Repasamos los 50 años de historia del Porsche Carrera RS 2.7

Dentro tengo la sensación de ir en un Escarabajo, con el parabrisas justo delante de la nariz. El motor bóxer de la zaga hace un ruido metálico característico: ronca, brama y gira de lo lindo, mientras la palanca de cambio va a las mil maravillas y el diferencial trasero cruje. En las rectas lo dejo a su aire y en las curvas lo domo con puño de hierro. 

Porsche Carrera RS 2.7 y GT2 RS

Sus finos neumáticos facilitan las maniobras, acelera con exactitud y castiga ipso facto al miedoso, pero sin mala idea. En este Porsche mítico yo mando. En cambio, el nuevo 911 es todo lo contrario: el hombre es sólo un componente de alto rendimiento. Sólo si trabajas al 100%, sacarás todo.

BMW M 535i y 535i

Por qué las versiones radicales son un negocio redondo? Esa fue la pregunta que motivó el nacimiento de la división M de BMW y cuya respuesta fue precisa: M 535i. En 1979, BMW regaló a los clientes de la Serie 5 el motor 3,5 litros de la Serie 7: eran 218 CV los que llevaba dentro y en absoluto se quedaban cortos. 

BMW M 535i y 535i

Las sensaciones que transmite son de lo más excitantes: formato compacto y visibilidad excelente. El primer BMW Serie 5 era también bastante ligero. Su seis cilindros en línea es una alegría para el cuerpo, le gusta ir alto de vueltas y armar jaleo a muchas revoluciones. Además, su caja de cambio de cinco marchas Getrag 265 tiene un tacto muy directo.

Al pasar al nuevo 535, sufro todo un shock: ¡menudo cambio! Es enorme, domina el lujo y el conductor se siente aislado de todo. Es mucho más rápido, claro está, pero las sensaciones al volante son algo artificiales.

Conclusión

Que quede claro: el progreso no lo es todo. Eso sí, en seguridad no hay discusión: me estremece la mera idea de tener un accidente con uno de estos coches legendarios. Sin embargo, también es verdad que se ha perdido mucho por el camino: sus sucesores se han vuelto más pesados, tienen menos visibilidad y son demasiado perfectos. El volante lo transmite: los viejos son más lentos, pero no más aburridos... y son pura emoción.

* Esta comparativa fue publicada en AUTO BILD en enero de 2021

Etiquetas: Superdeportivos

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.