Imagínate que te dicen que el próximo frigorífico de una marca puntera de electrodomésticos (no diré nombres) va a lanzar al mercado un nuevo modelo con un motor de gasolina a sus espaldas… ¡Y te lo venden como que es ‘lo más de lo más’ de la innovación! Ya me estoy imaginando tu cara de sorpresa. 

¿Y si el futuro de las lavadoras también pasa por los motores diésel con solución de AdBlue? No cuela, ¿no? Pues más o menos es lo que siento cuando veo que Mercedes acaba de presentar a su imponente Clase G con cuatro motores eléctricos, una gigantesca batería de 116 kWh y 587 CV. 

Y efectivamente, el mensaje es que es un todoterreno al que ningún obstáculo se le va a atragantar. Bueno, señores de Mercedes, con 1.165 Nm de par instantáneos, lo extraño es que sus ruedas, al acelerar, no horaden el campo y alcancen el núcleo externo de la corteza terrestre.

La pregunta que hay que hacerse es si realmente un 4x4 puro como ha sido y es el Mercedes Clase G necesita de semejantes extravagancias. Vale que la versión más vendida (de largo) del mastodóntico todoterreno alemán es la variante AMG con 585 CV y que esta muy raramente va a salir del asfalto. Pero la vuelta de tuerca me parece un exceso. 

O quizá haya que verla como un simple escaparate de lo que la marca de Stuttgart es capaz de hacer (que muchas veces van por ahí los tiros). Pero agárrate porque el Range Rover también se va a volver eléctrico… El mundo al revés. 

Yo sigo pensando que el mejor hábitat para un coche eléctrico es la ciudad, que es donde tiene todo el sentido: coches pequeños, batería razonables y autonomías suficientes para los trayectos del día a día. 

Cuando te sales de esa ecuación… raro. Cuando tienes que instalar baterías de 90 o 100 kWh y necesitas potencias de carga de muchos kW para poder hacer un uso normal y diario de tu eléctrico de más de 2,2 toneladas empiezo a no entender nada.

Cuando los adalides de la innovación vayan por el campo con el nuevo Clase G eléctrico y se queden sin batería, ¿qué van a hacer? ¿Solicitar un punto de recarga al lado de un pino salgareño (el magnífico Pinus nigra salzmannii) o al lado de un pino carrasco (conocido en algunos círculos como Pinus halepensis), o mejor, cerca del pino marítimo (Pinus pinaster) por eso de si estás cerca de Marbella? 

Hace podo asistí a la presentación del Porsche Macan 2024, que como sabes solo se vende ya como eléctrico: un SUV de hasta 639 CV, batería de 100 kWh y unas prestaciones de superdeportivo. 

Bueno, pues cuál fue mi sorpresa que la marca alemana se ha aliado con la marca de yates Frauscher para utilizar todo el tren motriz del Macan e incorporarlo a su flamante modelo 850 Fantom Air (autonomía de tres horas). Y pienso lo mismo que con los eléctricos en mitad del campo…

No soy muy aficionado a los barcos, pero la lógica me dice que no me gustaría quedarme sin batería en mitad de las olas y tener que llamar a los servicios costeros para que me rescaten.

A mí, para hacer excursiones al mar o al campo, que me den siempre un buen motor de combustión, en el segundo caso, un todoterreno de gasolina o diésel, como el nuevo Toyota Land Cruiser recientemente presentado. 

La marca japonesa, muy dada siempre a plasmar la lógica en sus productos y no invertir demasiado en gaseosa, sabe que para ciertas cosas, los combustibles de toda la vida son la mejor alternativa.

El mercado de los todoterrenos puros parece que está en plena forma. La aparición de Ineos con su Grenadier y posteriormente con su Quartermaster ha venido a estimular un segmento en el que las opciones son más que interesantes. 

Está Toyota con su renovado Land Cruiser, Land Rover con su aburguesado Defender (pero que con unos buenos neumáticos sube por las paredes), Jeep con el renovado Wrangler (que también está coqueteando con la electricidad) y el nuevo Mercedes Clase G.

Opciones no faltan y habla bien de un segmento que sigue siendo necesario para muchas personas de esa España que vive del campo y en zonas rurales, y necesita coches que se desenvuelvan perfectamente en caminos embarrados y lleno de piedras, justo el escenario en el que no cuadra (por mucho que lo intenten) un coche eléctrico. 

Si quieres un 4x4 puro, mi consejo es que te dejes de inventos… ¡Stop inventing!, que diría Carlos Sainz.