Tres coches que lo tenían todo para triunfar y no lo hicieron

Por norma general nos fijamos en los coches que han hecho historia, superventas y/o modelos que se han mantenido en el mercado a o largo de décadas. Sin embargo, el extremo opuesto, el de los que pasaron sin pena ni gloria pese a que eran buenas propuesta, es incluso más interesante. Estos tres coches que lo tenían todo para triunfar y no lo hicieron.

Y los motivos por los que ocurrió son muy variados. En algunos casos de trata de vehículos adelantados a su tiempo, ya sea por su tecnología o por el concepto que proponían, mientras en otros, aunque su idea base era buena, a la hora de la verdad, al plasmarla en un modelo de calle, tenía más fallas de las que cabría esperar.

Audi A2

El del Audi es el perfecto ejemplo de un coche que apuntaba muy buenas maneras, con una propuesta acertada en general, pero que se adelantó bastante a su tiempo con el uso de ciertas tecnologías que, además, hicieron que fuera bastante más caro de lo que el mercado estaba dispuesto a soportar.

Lanzado al mercado en 1999 (estuvo a la venta hasta 2005), era un monovolumen muy compacto (3,83 metros) que fue la primera internada de la marca alemana por debajo del segmento C.

Su rasgo más destacado es que estaba hecho completamente de aluminio (segundo modelo de la casa en hacerlo tras el Audi A8), algo que le hacía muy ligero (pesaba menos de 900 kilos en según que versiones) y que era especialmente provechoso para registrar unos consumos muy bajos (hasta 3 l/100 km), pero que hacía que fuera un coche muy caro de fabricar.

Esto repercutía en el precio de venta, sensiblemente superior al de sus rivales, como el Mercedes Clase A de la época, y tuvo como consecuencia un rendimiento comercial muy inferior al esperado. Nunca terminó de cuajar y cuando la firma volvió al segmento B fue con un formato distinto, un Audi A1 que ya se ha confirmado que no tendrá relevo.

Opel Signum

De nuevo, un modelo adelantado a su tiempo, porque vio la luz en 2003, un momento en el que hasta los todocaminos estaban en pañales y el concepto de “crossover” no es que sonase a chino, pero no despertaba ni de lejos el interés que genera en la actualidad.

El Opel Signum era la cuarta variante del Vectra de por aquel entonces, derivado de la carrocería familiar, pero con un voladizo más corto y una caída del techo diferente. Su interior presentaba una configuración de cuatro plazas y el maletero contaba con una capacidad de hasta 550 litros.

Contaba además con una variada gama de motores tanto diésel como gasolina, de hasta 211 CV, y su planteamiento era ligeramente más premium que el del resto de variantes del Opel. Aunque sobre el papel sus características tenían potencial, la realidad es que no se vendió apenas y con la llegada del Insignia ni se planteó la posibilidad de mantener esta carrocería.

Peugeot 1007

En el caso del Peugeot, para su fracaso podemos apuntar a dos causas principales: a nivel económico supuso pérdidas para la marca francesa en cada unidad vendida y, sobre todo, en el periodo en el que se vendió (2004 - 2007) comenzó el ocaso de los monovolúmenes y el ascenso imparable de los SUV. Digamos que llegó tarde a la fiesta.

Y es una pena porque su concepción era bastante acertada. Se trataba de un MPV muy compacto, con una longitud de solo 3,73 metros y un claro enfoque urbano que se reflejaba en su rasgo más destacado: solo contaba con dos puertas, ambas corredizas, lo que facilitaba un acceso muy amplio incluso en situaciones en las que hubiera estrecheces.

El pero era que el sistema pesaba mucho, lo que afectaba notablemente al conjunto y es que, con una limitada gama de tres motores, de 70 CV el de acceso y de 110 CV el más potente, ningún bloque tenía pegada suficiente para moverlo con soltura. 

Otro de sus fallos fue que, aunque la habitabilidad para los pasajeros era bastante buena, la capacidad de carga del maletero era excesivamente limitada, poniendo sobre la mesa únicamente 178 litros.