Está genial tener un coche viejo porque te apetece. Yo creo que salvo un Ford Fiesta que me compré nuevo allá por el año 2004, el coche con menos años que he tenido (en el momento de la compra) ha sido un Peugeot 306 Cabrio. 

Pero estar obligado a ello ya no está tan genial: seguro que conoces algún caso de alguien que necesita cambiar de coche y no le llega para lo que necesita.

Así las cosas, el último dato de la edad media dice que un coche en España tiene una edad de 14,2 años, lo cual me parece, como poco, llamativo. 

Sí, es cierto que un, pongamos, Audi A4 de 2010 es un cochazo, pero también es cierto que igual se nos empieza a ir de las manos porque lo que ocurre es que los españoles nos quedamos el coche hasta que no podemos aguantarlo más.

Cuestión de PIB, salario medio, mentalidad o lo que quieras, lo cierto es que ahora las cosas no están fáciles: los tipos de interés están altos, venimos de una crisis mundial por los semiconductores, el canal de Suez o la crisis del Mar Rojo.

Los fabricantes apuestan por la rentabilidad. Es decir: ganar dinero a costa de subir precios, o de vender versiones caras. Por su parte, en la UE nos obligan a adoptar soluciones a problemas que no existían (por ejemplo un ‘ding’ cuando vayas a 51 en zona de 50) y, por si fuera poco, no sabes ya si comprar un gasolina, un diésel o un eléctrico.

Ah, los eléctricos. Para echarlos de comer aparte. ¿Sabes que en España solo un 5% de los coches son de batería? Ya no digo Noruega: todos los países de nuestro entorno nos ganan en esa cifra. Por ejemplo, en Portugal son un 18,1% los coches nuevos eléctricos. ¿Por qué razones? 

Supongo que es una cuestión de todo: infraestructura, costumbres de movilidad... También de ayudas a la compra de un modelo de este tipo, pero ya no en cantidad, que por pedir..., sino en accesibilidad.

Durante la celebración del IV Mobility Talks que AUTO BILD España y BUSINESS INSIDER España celebran en conjunto Polo Satrústegui, el director general de Hyundai España, apuntó algo muy interesante con respecto a la accesibilidad.

“Las personas de mayor poder adquisitivo y las empresas son las que tienen que dar el primer paso, y no lo están dando”. “Las empresas no tienen ventajas al comprar un coche eléctrico”. Por ejemplo, en Italia se pueden deducir del IVA.

También apuesta por impulsar las ayudas: “Hace falta que los primeros años este tipo de vehículos estén subvencionados. Cuando tengamos un 20% de ventas y haya una infraestructura acorde, esas ayudas pueden ir bajando”. Además, pide que el dinero llegue al cliente en el momento de la compra. 

Una reflexión

Voy a enlazar con lo que acabo de escribir de que la gente no cambia de coche y que lo aguanta todo lo que puede. Afortunadamente, puedo vivir decentemente y me permito el lujo de tener dos coches en casa, uno de ellos relativamente innecesario. 

En 2016 compramos Seat León Sportstourer TDI con un buen acabado y bastantes chuches como las largas automáticas, el techo panorámico, asientos mixtos de piel y tela. Quisimos dejar el coche a nuestro gusto dentro de nuestras posibilidades. 

En total pagamos poco más de 22.000 euros por él. Para escribir estas líneas, he ido al configurador de Seat a comparar. Lo más parecido ahora mismo es un León Sportstourer Style XL Vision DSG que está con un precio oficial de 34.000 euros (descuento de 3.000 euros no aplicado).

Miro la lista de equipamiento y, de nuevo, enlazo con lo de las soluciones a problemas que no existían y a que tenemos coches muy caros sin necesidad. “Mi” León equivalente tendría climatizador de tres zonas aunque no lo quieras, aparcamiento automático que utilizas un par de veces al año delante de tu cuñado, radio digital que se escucha superbién en cuanto sales de la ciudad  y acceso manos libres.

¿Y si ahora tuviera que comprarme un coche nuevo? Tengo claro que no lo haría. Si acaso, uno de segunda mano (el precio medio de un usado es de 20.593 euros, que ya son), con lo que volveríamos al problema de la edad...