Logo Autobild.es

El peligro que supone para las marcas europeas la trampa china con los coches

Trampa china para las marcas europeas

Una dependencia demasiado alta conlleva riesgos.

La irrupción de los fabricantes de coches chinos en el escenario global de la automoción tiene un impacto enorme en todas las áreas que se puedan imaginar en el sector. Se pone el foco en su llegada a Europa, pero también es clave la relación que tienen las marcas europeas con el mercado chino.

Se tiende a pensar que son las firmas procedentes de China las que van a hacer negocio en el Viejo Continente, algo que es verdad y que, viendo el estado de la industria (especialmente cuando se trata de coches eléctricos asequibles), va a ir a más; pero se pasa por alto que fabricantes tradicionales tienen en el chino uno de sus mercados clave.

Hablamos, principalmente de compañías de origen alemán, que venden en China una gran cantidad de todos los automóviles que producen de manera anual.

 

Un ejemplo claro es el de Volkswagen, que fue el primer fabricante extranjero en producir coches en China, allá por los años 80, lo que le otorgó una posición privilegiada que le llevó a superar incluso el 20% de la cuota de mercado total en el país.

Actualmente sus cifras distan mucho de aquellas, pero China sigue siendo clave en su modelo de negocio, pues es allí donde genera prácticamente el 40% de sus ventas totales. Es algo que se dice pronto, pero que pensándolo con detenimiento, supone miles de millones de euros, una cifra que no se puede tomar a la ligera.

Es entendible, por tanto, que Volkswagen quiera seguir invirtiendo en el mercado, algo que hace con movimientos como el reciente anuncio con Xpeng, con el que ha firmado un acuerdo para fabricar coches eléctricos baratos.

Sin embargo, el de los EV no es precisamente donde los fabricantes europeos pueden “sacar tajada”, ya que las cifras demuestran que los conductores prefieren las marcas locales para este tipo de vehículos (Volkswagen solo tuvo un 5% de cuota de mercado de coches eléctricos).

El negocio para las firmas del Viejo Continente está precisamente en el extremo opuesto, puesto que los chinos las ven como un referente a la hora de desarrollar y producir vehículos de combustión que, además, estén en los segmentos premium y de lujo.

Es algo que lleva siendo así durante años, con muchos fabricantes de dichos ámbitos creando a menudo versiones especiales de sus modelos para el mercado chino, así como las habituales variantes ‘L’ de batalla extendida que solo se comercializan allí por lo populares que son.

Y las cifras lo confirman: tanto BMW como Mercedes generan alrededor del 35% de sus ventas tan solo en el mercado chino. Así, aunque no lleguen al nivel de VW, su dependencia de éste es altísima, algo que puede suponer un problema a corto y medio plazo.

Desde el punto de vista económico, parece una decisión acertada poner el foco en el mercado chino, pues, por un lado, es enorme, con millones y millones de potenciales compradores; y, por otro, las previsiones de crecimiento del sector automovilístico en China son realmente buenas.

Ahora bien, ¿por qué es esto un problema? Como recogen los compañeros de Business Insider, por el “riesgo reducido”.

Son muchas las industrias que tienen una dependencia enorme de China, tanto de sus productos como de sus productores, algo que compañías de todo tipo de sectores están intentando reducir.

Sin embargo, esa dependencia es enorme en el caso de las marcas de coches arriba mencionadas, puesto que se trata de un mercado capital para sus ventas y es una situación que puede volverse en su contra.

Las autoridades europeas, ante el desembarco de coches chinos baratos en el Viejo Continente, están hablando de competencia desleal (el gobierno chino subvenciona sus eléctricos, motivo por el que pueden ser tan asequibles) y están barajando opciones de todo tipo, incluyendo la creación de aranceles específicos que igualen las tornas.

Se trata de un movimiento similar al que se ha realizado en Estados Unidos, donde en una decisión proteccionista se han elevado los aranceles para este tipo de vehículos de un 25 a un 100%, encareciendo considerablemente el precio de los modelos que llegan desde el país asiático.

Ahora bien, esto puede provocar que el gobierno chino adopte medidas similares, que penalicen a las marcas extranjeras que vendan en su territorio, lo que supondría un varapalo para los fabricantes europeos que ya hemos comentado y que tienen allí una de sus principales fuentes de negocio.

A pesar de ello, dado el potencial de este mercado, parece que las marcas europeas están dispuestas a correr el riesgo.

En Business Insider pudieron hablar con un alto ejecutivo de una marca alemana en el último Salón Internacional del Automóvil, quien señaló: “Prefiero confiar en una fuerte dependencia mutua que en la reducción de riesgos. Si prevalece una postura agresiva en la política china, tendremos problemas completamente distintos a los de nuestras inversiones en China”.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.