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Grandes coches que no triunfaron, Citroën C6

Grandes coches que no triunfaron, Citroën C6

El Tiburón que sucumbió a la tríada alemana

En la actualidad, Citroën es percibida como una marca generalista más, dentro del amplio abanico de fabricantes presentes en el mercado. Pero hubo un tiempo en que la firma de los chevrones ofrecía modelos de auténtico lujo. Ese espíritu quiso recuperarlo con el Citroën C6, pero no triunfó. 

Hasta los años 80, la marca francesa había estado presente en el segmento de las berlinas de lujo, con coches tan espectaculares y avanzados como el famoso Citroën DS y, posteriormente, los CX y GS. Eran tiempos en los que las berlinas francesas hacían sombra a las alemanas.

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A finales de los 80, llegó el Citroën XM, un modelo con el que la casa francesa quiso rivalizar con los Serie 5 y los Clase E de la época, pero no tuvo mucho éxito, entre otras razones, por los fallos electrónicos que dieron las primeras unidades.

Ya en la década de los 90, el gusto europeo en el segmento de las berlinas comenzó a germanizarse y muchos conductores empezaron a decantarse por los Volkswagen Passat, los BMW Serie 3 y Serie 5 o los Mercedes Clase C y Clase E. 

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Grandes coches que no triunfaron, Citroën C6

El diseño del Citroën C6 heredaba rasgos de las grandes berlinas del pasado.
El diseño del Citroën C6 heredaba rasgos de las grandes berlinas del pasado.

La producción del XM cesó en el 2000 y Citroën tardaría cinco años en volver a fabricar otra berlina grande de lujo. En 2005, animada por el éxito que estaba teniendo el C5, llegó el debut del Citroën C6.

El C6 heredaba el espíritu de los grandes coches que la marca francesa hizo en el pasado. De hecho, rápidamente fue reconocido como ‘el regreso del tiburón’, en referencia al DS de los años 50, de quien tomaba algunos rasgos de diseño.

Como era habitual en Citroën, el diseño de la berlina de lujo se desmarcaba de todo tipo de convencionalismos. Proyectaba una imagen afilada, con una línea del techo en caída, casi de tipo hatchback, una zaga rematada con formas curvas y las ópticas en el borde y, lo más llamativo, una luneta con forma cóncava

El coche rezumaba elegancia por los cuatro costados y era completamente diferente a lo que se veía en el resto del segmento. 

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Un interior minimalista, adelantado a su tiempo

El interior tenía un diseño muy minimalista.
El interior tenía un diseño muy minimalista.

Pero, si llamativo era su diseño exterior, no lo era menos en su interior. En una época en la que predominaban los salpicaderos repletos de botones físicos, al contrario de hoy, el C6 apostaba por el minimalismo. ¿Un adelantado a su tiempo?

El salpicadero era completamente horizontal, decorado con una moldura de madera, y tenía una pantalla a color en el centro con información del navegador, el sistema multimedia y otras funciones. Tras el volante, se hallaba un pequeño cuadro de instrumentos digital, parecido al que tuvo el Citroën C4 Cactus varios años más tarde.

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Además, cabe destacar que, entre el avanzado equipamiento tecnológico del C6, se encontraba un Head-Up Display que proyectaba sobre el parabrisas la información resumida relativa a la conducción.

La única zona con botonería se encontraba en la consola central, ubicada en una posición inferior, dando todo el protagonismo a la pantalla del salpicadero.

Otros detalles del habitáculo del C6 eran los asientos traseros con regulación longitudinal eléctrica. Los asientos delanteros contaban con reposacabezas activos y tenía climatizador bizona. 

El abundante equipamiento de seguridad daba buena cuenta de que era un coche de lujo: además de los mencionados reposacabezas delanteros activos, contaba con nueve airbags, capó activo, aviso de cambio involuntario de carril, sensores de aparcamiento delanteros y traseros, control de crucero, Head-Up Display y faros bi-xenón direccionables. 

Máximo confort en una berlina

Citroën siempre ha hecho gala del elevado confort de sus coches, gracias a la famosa suspensión hidroneumática que estrenó en el Citroën DS, allá por la década de los 50. Con el tiempo, esa suspensión fue evolucionando, hasta la suspensión Hidractiva III+ que estrenó el C6. 

Esta suspensión, unido al alerón activo trasero, que mejoraba la carga aerodinámica, permitían a la berlina francesa rodar por autovías con el mayor confort visto en un automóvil de una marca generalista.

En cuanto a motorizaciones, el C6 se ofrecía con una gama de motores diésel HDI y de gasolina, compuesta por el más básico 2.2 HDI de 170 CV y un V6 2.7 HDI de 208 CV, mientras que la versión de gasolina era un V6 de 3.0 litros y 215 CV. 

Más adelante, la gama de actualizó con un V6 de 3.0 HDI de 240 CV que reemplazó al 2.7 litros. Todas las versiones tenían un cambio automático de seis relaciones robotizado, excepto el diésel menos potente, que se asociaba a un cambio manual de seis marchas. 

Un mercado lleno de prejuicios

El público suele decantarse por las berlinas alemanas.
El público suele decantarse por las berlinas alemanas.

El Citroën C6 era lo que popularmente se dice “un cochazo”. Era una berlina imponente, de gran tamaño (casi cinco metros de longitud), con un diseño distintivo y un equipamiento abrumador en todos los aspectos. 

Pero al C6 le ocurrió lo mismo que a otros intentos de hacer una berlina grande capaz de competir con el triunvirato alemán. Aunque el coche lo ofrecía todo, una campaña de marketing errónea y un precio elevado, entre los 38.000 y los 60.000 euros, hizo que el público se decantara por las alternativas germanas, con diseños más convencionales. 

A esto hay que añadir los prejuicios propios de un mercado europeo absolutamente germanizado, que solo considera fiable todo lo que llega de Alemania y desconfía de los productos de otros países. El famoso “sota, caballo y rey”. 

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