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El primer Mercedes AMG cumple 25 años

Mercedes C36 AMG
El inicio de una alianza muy productiva.

Hoy en día estamos más que acostumbrados a ver Mercedes y AMG juntas de la mano, sin embargo no siempre fue así. Todas las historias, incluso las exitosas como las que nos ocupan, tienen un punto de inicio, y en este caso es momento clave fue el Mercedes C36 AMG, que empezó a gestarse hace 25 años y se convirtió en el primer Mercedes AMG de la historia.

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En el año 1990 ambas compañías decidieron aliarse para crear una berlina deportiva de altas prestaciones, y los resultados llegaron tres años después. Se eligió el Clase C W202 como base, siendo el modelo de acceso de Mercedes pro aquella época. Sin embargo, dado el objetivo del proyecto, se optó por su variante más potente, el C280 Sport.

A pesar de ello, se descartó su motor y se trabajó con el bloque 3.2 M104 que montaba el E320 W124, al que se le realizaron una cantidad enorme de cambios. Los ingenieros de AMG se pusieron manos a la obra y ampliaron su cilindrada hasta los 3,6 litros gracias a aumentar su diámetro interno de 89,9 a 91 mm y la carrera de 84 a 92,4. A esto añadieron el cigüeñal del OM605 diésel de 3,5 litros, cuyos contrapesos reequilibraron el eje. Y no queda la cosa ahí: se alargaron las salidas de escape, se modificaron las válvulas de admisión y los pistones se hicieron a medida.

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Como resultado consiguieron elevar su potencia hasta los 280 CV y su par máximo hasta los 385 Nm. Puede que a día de hoy no parezca mucho, pero la cifra estaba muy bien para la época y suponía un aumento de 50 CV respecto a la potencia original del bloque. SE asociaba con una caja de cambios automática de cuatro velocidades, aunque más adelante empezó a acoplarse a una caja de cinco relaciones.

De esta manera el Mercedes C36 AMG tenía unas prestaciones bastante decentes, con una aceleración de 0 a 100 km/h en 6,9 segundos y una velocidad máxima que llegaba a 250 km/h.

No deja de llamar la atención, acostumbrados a los AMG actuales, lo discreto que era anivel estético el primer Merceds AMG. Cierto que contaba con detalles deportivos aportados por el preparador, tales como las llantas de 17 pulgadas, la salida de escape específica o un kit de carrocería ligeramente diferente, pero en general mantenía bastante bien la línea sobria del modelo del que partía, lo que le convertía en el perfecto ejemplo de un lobo con piel de cordero.

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En el habitáculo tampoco había nada que indicase que se trataba de una versión potenciada de la berlina: mucho plástico, tapicería de tela a cuadros, radio casete, cuadro de instrumentos analógico… Aunque ahora parezca antiguo, el interior contaba con la calidad de los Mercedes de la época, así como con avances bastante destacados para entonces, como el climatizador, un sistema de sonido premium o el control de crucero.

Se fabricó hasta el año 1997, cuando fue reemplazado por el C43 AMG, que ya montaba un motor V8. A pesar de ello tuvo una producción bastante amplia para un vehículo de sus características, con alrededor de 5.200 unidades comercializadas.

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