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Los tres mejores motores de cuatro cilindros que venden las marcas japonesas en 2024

Los tres mejores motores de cuatro cilindros que venden las marcas japonesas en 2024

Larga vida a los tetracilíndricos nipones.

Los motores tetracilíndricos siguen estando a la orden del día, siendo los más populares en el mercado y empleados por fabricantes de distinta procedencia. Hoy vamos a centrarnos en Japón y te traemos los tres mejores motores de cuatro cilindros que venden las marcas japonesas en 2024.

Como es casi obligatorio en la actualidad, no siempre son bloques “puros”, si no que, como es cada vez más común, en algunos casos forman parte de sistemas electrificados, una fórmula que permite, a su ya conocida fiabilidad, añadir una todavía mayor eficiencia que consigue rebajar el consumo de combustible y las emisiones contaminantes.

Motor 2.0 de Honda

Honda ha pasado a vender en Europa únicamente coches con sistemas de propulsión híbridos, salvo por el Civic Type R, pero incluso éste tiene en común con el resto de la familia la apuesta por los motores de cuatro cilindros.

Incluso el dúo formado por los Jazz / Crosstar monta un bloque tetracilíndrico, un 1.5 de 122 CV de potencia, pero el propulsor más interesante es el que hace de núcleo para varios modelos de la marca, como son el Honda Civic, el Honda CR-V o el novato Honda ZR-V.

Todos ellos emplean un motor gasolina 2.0 de 143 CV de potencia, pero, aunque se trata de un sistema de propulsión autorrecargable, la configuración elegida por Honda es bastante peculiar, puesto que aunque puede apoyar a la hora de mover el vehículo, por norma general suele actuar principalmente como generador.

Así, su función base es la de alimentar a la pequeña batería de 1 kWh, siendo el bloque que mueve el coche el eléctrico de 184 CV. Además, otro motor eléctrico más pequeño realiza también las funciones de generador.

Para los petrolheads, el propulsor 2.0 litros turbo del Civic Type R, que entrega 329 CV a 6500 rpm y 420 Nm de par entre las 2.200 y 4.000 vueltas, seguro que es una opción más interesante.

Motor Skyactiv-G de Mazda

Mazda ha entrado en la electrificación, pero sigue apostando por la combustión (para muestra el bloque diésel del Mazda CX-60) y uno de los motores protagonistas de su gama es el Skyactiv-G de gasolina, un propulsor de cuatro cilindros que se ofrece en múltiples variantes.

Está disponible con cilindradas de entre 1,5 y 2,5 litros, así como con potencias que van desde los 55 kW/75 CV hasta los 143 kW/194 CV.

Además, también está disponible como e-Skyactiv G, que se trata de una versión electrificada de los motores Skyactiv-G con la tecnología Mazda M Hybrid, un sistema híbrido ligero que mejora el sistema al ahorrar combustible al recuperar la energía de la desaceleración, rebaja las emisiones contaminantes y le permite lucir la etiqueta ECO de la DGT.

En sus diversas configuraciones se puede encontrar en modelos como el Mazda3, el Mazda6 y el Mazda CX-30.

Motor bóxer de los Toyota GR86 / Subaru BRZ

Hemos dejado el mejor para el final o, al menos, el mas pensado para los puristas, y es que el tándem formado por Toyota y Subaru sigue dando alegrías a los petrolhead. La segunda generación de los ‘Toyobaru’ ha hecho lo que se esperaba: perfeccionar su fórmula manteniéndose fiel a su concepto inicial.

Esto, lógicamente, ha pasado por respetar su motor, un bloque de cuatro cilindros que ha mejorado en todos los aspectos en lo que el del los GT86 / BRZ originales renqueaba un poco.

En su primera generación bajo el capó contaban con un bloque 2.0 atmosférico de 205 CV y 200 Nm, una apuesta purista pero que les valió no pocas críticas, puesto que se le achacaba una potencia algo escasa para el tipo de deportivo que era y porque su respuesta a bajas revoluciones era algo pobre, lo que obligaba a llevarlo bastante revolucionado.

Ambos factores se han pulido en sus sucesores. Se ha mantenido fiel a la aspiración natural, pero se ha aumentado la cilindrada a 2,4 litros, la potencia ha crecido hasta los 234 CV y el par máximo ahora es de 250 Nm.

Puede parecer que no son aumentos radicales, pero son los suficientes como para poner sobre la mesa un motor mucho más redondo. Tiene más pegada, pero sobre todo se nota más lleno en una horquilla de revoluciones más amplia, consiguiendo una mejora considerable respecto a su predecesor.

Además, combinado con una caja de cambios manual de seis velocidades muy directa y precisa, consigue unas prestaciones notables, acelerando de 0 a 100 km/h en 6,3 segundos, así como alcanzando una velocidad máxima de 226 km/h.

Como cabría esperar, su eficiencia dista mucho de la de los otros ejemplos de la lista (su consumo medio homologado es de entre 8,7 y 8,8 l/100 km), pero es que su concepción no va precisamente por esos derroteros, si no por el de la diversión en la conducción.

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