El coche eléctrico supone una importante puerta de acceso a multitud de nuevas empresas que inician su andadura en la industria de automóvil. Pocas sobreviven a los duros comienzos por la feroz competencia que históricamente ha experimentado el sector. Pero hay una empresa que sí ha sobrevivido, y no solo eso, sino que también ha sentado un importante precedente en el mercado.

La revolución que lleva viviendo el sector del automóvil desde hace una década con la electrificación se le debe, entre otros actores, a Tesla. No solo ha contribuido para cambiar la forma en la que vemos el coche privado en el siglo XXI, sino que también ha sentado el precedente de cambio hacia la movilidad eléctrica y tecnológica, y no por ello ha estado exento de polémica.

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Tesla Motors (ahora Tesla) se fundó el 1 de julio de 2003 en una sociedad formada por Martin Eberhard y Marc Tarpenning, a quien más adelante se sumarían Ian Wright, JB Straubel y el mundialmente famoso Elon Musk, que acabaría accediendo a la presidencia de la compañía a golpe de talonario con una importante inversión millonaria (por entonces, Elon ya era un empresario de éxito).

Los primeros años no fueron nada fáciles. Fueron necesarias numerosas rondas de financiación, donde la mayor parte del capital lo aportaba el propio Elon, para sentar las bases de la compañía y desarrollar el que fue el primer coche eléctrico de la marca, el Tesla Roadster, un vehículo basado en el Lotus Elise.

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A pesar de un comienzo que parecía prometedor (habían creado el Tesla Roadster en los primeros 3 años), la compañía atravesaba serios problemas económicos en 2007, encadenando pérdidas anuales desde su fundación. 

Estos problemas se solucionaron con diferentes inversiones que llegaron de varios frentes, como el capital aportado como inversor por Daimler AG o Toyota (que acabaría materializándose en diferentes colaboraciones), una subvención gubernamental para construir una fábrica de coches eléctricos y un préstamo millonario del gobierno de George W. Bush permitieron salvar a Tesla de la quiebra.

La llegada del Tesla Model S, clave en el desarrollo de la compañía

Desde 2008, la compañía estaba trabajando en el desarrollo del Tesla Model S, una berlina eléctrica de alto rendimiento con una autonomía y una polivalencia muy superior a la del Roadster. El modelo se lanza al mercado a mediados de 2012 y sienta las bases del verdadero cambio, tanto a nivel interno en la empresa como en el sector del automóvil.

Por primera vez era viable un coche eléctrico con autonomía suficiente para cubrir los desplazamientos diarios de la mayoría de conductores. Comienza así unas ventas de vehículos que aumentan año a año. 

El Tesla Model X se lanza al mercado en 2015 y le siguen el Tesla Model 3 (2017) y el Tesla Model Y (2019), los verdaderos superventas de la marca y los que más han contribuido tanto al crecimiento de Tesla como a la democratización del vehículo eléctrico con un coche significativamente más económico, pero con una autonomía más que razonable.

Tal ha sido el crecimiento de estos dos modelos que el Tesla Model Y fue el coche más vendido en Europa durante el primer trimestre de 2023, con 71.683 unidades comercializadas frente a las 60.202 unidades que logró el segundo coche más vendido del continente, el Dacia Sandero.

Apuesta tecnológica y estrategia de marca

Otra apuesta de Tesla para alcanzar una posición de fortaleza en el mercado para competir de tú a tú con fabricantes con más de un siglo de historia ha sido la tecnología. Además del diseño y las grandes pantallas táctiles con las que equipa sus vehículos, el famoso Autopilot es la gran baza de la compañía de Elon Musk.

A lo largo de esta última década, el sistema de conducción semiautónoma de Tesla, el Autopilot, ha experimentado numerosas evoluciones a medida que perfecciona su funcionamiento en medio de las promesas de un Elon Musk que anunciaba que el sistema sería totalmente autónomo en el futuro próximo.

Por el momento no ha logrado este nivel de autonomía, pero ha perfeccionado su rendimiento y ha contribuido a aumentar las ventas de Tesla y ha incrementar su valor en bolsa. Por supuesto, el rendimiento y la autonomía de sus coches eléctricos han hecho el resto.

Un claro ejemplo de cómo los coches de Tesla han agitado el mercado lo encontramos en la respuesta de grandes fabricantes como Porsche y Mercedes, que han lanzado el Taycan y el EQS en respuesta al Tesla Model S, o la llegada del BMW i4 como rival directo de la versión Performance del Tesla Model 3.

Pero también le ha permitido seguir creciendo como fabricante de automóviles una estrategia de marca diferente a lo que es habitual en el sector. Por ejemplo, Tesla creó un programa de referidos en los que convertía a sus clientes en una especie de comerciales de la marca, lo que sin duda contribuyó a mejorar las ventas.

También eliminó el departamento de prensa y comunicación de Tesla, ya que Elon Musk no cree en esta estrategia publicitaria para anunciar sus coches, unos vehículos que, realmente, no necesitan ser publicitados gracias a un impresionante volumen de fans de Tesla que hacen las veces de altavoz para informar de todo lo relacionado con la empresa y sus productos.

El último movimiento estratégico de la compañía norteamericana es una guerra de precios en la que Tesla lleva meses bajando los precios de sus productos. Esto no solo aumenta las ventas disminuyendo los márgenes de beneficios de la empresa, sino que también obliga a sus competidores a actuar si quieren seguir vendiendo coches. 

Por el momento, no parece que sean muchos los rivales que responden a estas bajadas de precios, pero dado el éxito que está teniendo Tesla en el mercado, no deberíamos esperar demasiado para contemplar algún tipo de movimiento.