En 1898 el primer eléctrico de Porsche tenía 80 km de autonomía. Pero jamás adivinarás cuánto tardaba en cargar...
El futuro tiene más de un siglo...
Aún hay muchos que piensan que esto de la electricidad es algo novedoso, que los coches con baterías son el no va más de la técnica. Pero lo cierto es que este "futuro" que nos están metiendo con calzador tiene ya unos cuando años. Más de 120 como poco.
Hay que reconocer que el primer Porsche eléctrico no fue el primer modelo de este tipo. Sin embargo, el Coche eléctrico Egger-Lohner, C.2 Phaeton Model (también conocido como Porsche P1 para abreviar) sí fue de los primeros y más exitosos que hubo antes de que llegara el siglo XX.
¿Por qué P1 y no Egger-Lohner C.2?
A Ludwig Lohner, el propietario de la la empresa Jakob Lohner en esa época, Porsche le convenció de que la época del coche de caballos se estaba quedando atrás, así que le encargó el desarrollo de un vehículo automóvil.
La elección de la electricidad en aquellos tiempos no era rara. Antes del siglo XX aún no se sabía cuál sería el método para animar los motores, por lo que no es extraño encontrarse con coches de vapor, de gas, gasolina y hasta eléctricos.
Cuando Ferdinand Porsche remató su vehículo, para asegurarse de que él también recibiría crédito por el coche, troqueló P1 (Porsche número 1) en todas las piezas clave del nuevo modelo a modo de firma. Como el nombre oficial era un tanto largo, al final eso de Porsche P1 se impuso.
La historia del P1 empieza bien documentada. El 26 de junio de 1898 se convirtió en uno de los primeros coches que se matricularon en Viena (hay que recordar que Ferdinand Porsche era austriaco).
Apareció en la calle con una carrocería abierta de verano (se le podía instalar otra para proteger a sus ocupantes del frío o la lluvia) y tras unos meses circulando por Austria se inscribió en 1989 en una carrera en Berlín para coches eléctricos con un recorrido de 40 kilómetros.
El Porsche P1 cruzó la meta en primera posición con el propio Ferdinand Porsche al volante y le sacó 18 minutos de ventaja al segundo clasificado. A pesar de todo, el Egger-Lohner C.2 también se llevó un premio a la eficiencia, pues era el eléctrico que menos consumía en trayectos urbanos. Después, mantuvo algo de actividad, aunque poco a poco cayó en el olvido.
Un motor con overboost, baterías de 500 kilos y un tiempo de carga de locos
El Egger-Lohner C.2 contaba con un motor eléctrico denominado Octagon (porque su carcasa, ¿adivinas? tenía ocho lados) con 3 CV de potencia a 350 rpm, aunque podía ofrecer 5 CV si se le sobrecargaba.
Con ese tatarabuelo del modo Sport, el Porsche P1 podía alcanzar los 35 km/h y funcionar así entre tres y cinco horas, si es que el conductor no desfallecía antes. Y es que para manejarlo había un selector de 12 velocidades: seis hacia adelante, dos para la marca atrás y otras cuatro para detener el coche...
En cuanto a las baterías, eran de ácido de plomo y estaban fabricadas por la empresa Tudor (que se fundó en 1890), pesaban 500 kilos (el coche al completo, 1.350 kg) y permitían un alcance de unos 80 kilómetros. Nada mal para ser un eléctrico con 124 años...
Donde sí se notaba era en la carga: para conseguir llenarlas al 100%, el Porsche P1 necesitaba estar enchufado durante aproximadamente una semana. Y es que la tecnología aquí sí que ha dado verdaderos pasos de gigante.
En 2014 Porsche lo recuperó del cobertizo donde estuvo guardado desde 1902 y, tras restaurarlo, preside la entrada al Museo de Porsche en Stuttgart, y no es para menos: el primer Porsche desarrollado por el fundador de la marca también había sido durante mucho tiempo el más avanzado del mundo...
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