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La increíble historia del motor diésel de VW que solo consumía 3 litros

Motor diésel VW 3 litros

La eficiencia máxima para un bloque de gasóleo.

En pleno 2023 el diésel está perseguido, pero los veteranos del lugar reconocerán como no hace tanto (o quizá sí, pues hablamos de hace unos 25 o 30 años) el gasóleo se vendía como la panacea de la industria. Finalmente no llegó a serlo, pero sí es cierto que permitió cifras de consumo increíbles para la época, dejando historias tan llamativas como ésta de Volkswagen.

Aunque a posteriori la relación de la marca alemana con el diésel no fue motivo de buenas noticias, lo cierto es que en la década de los 90 se volcó mucho en el gasóleo y, para finales de la misma, presentó un auténtico hito: un motor diésel que solo consumía 3 litros.

Se trata de una cifra que actualmente no consiguen igualar ni siquiera modelos híbridos (el Toyota Yaris y el Mazda2 Hybrid se van medio litro por encima), por lo que tiene un mérito tremendo que hace tanto tiempo y sin contar con ningún tipo de ayuda eléctrica, se lograra algo así. Ésta es su historia.

 

El Grupo Volkswagen estaba muy volcado con la tecnología diésel y a lo largo de la década estuvo investigando el desarrollo de pequeños motores con consumos de lo más frugales. Para ello uno de los avances más importantes fue el desarrollo de la tecnología TDI de bomba-inyector.

Aunque el Grupo VAG diversificó su oferta con bloques de todos los tamaños y número de cilindros, el protagonista de esta historia fue el 1.2 PD, que también fue conocido como el ‘3L TDI’. Vio la luz en 1999 como el máximo exponente de la eficiencia en tecnología diésel. 

Partía del diseño del bloque 1.4 TDI del grupo, que era muy común entre sus distintas marcas, pero altamente modificado: se rebajó la cilindrada hasta 1.191cc, utilizaba solo seis válvulas, contaba con muchos componentes fabricados en aluminio, lo que reducía su peso hasta solo 99,8 kilos; empleaba un turbo de geometría variable y refrigeraba su EGR por líquido.

Motor diésel VW 3 litros

El objetivo era conseguir un motor muy eficiente, lo que hizo que su rendimiento ofreciera unas cifras modestas. Solo desarrollaba 61 CV, pero contaba con 140 Nm, eran guarismos justos, pero suficientes dado que estaba pensado para modelos pequeños y ligeros (hasta contaba con un modo ECO que limitaba la potencia a 45 CV).

Además, renunciar a prestaciones mayores era una píldora que costaba menos tragar cuando se atendía a sus cifras de consumo, puesto que llegó a registrar un gasto de tan solo 2,99 l/100 km, un dato inigualable por cualquier otro modelo del mercado.

Eso sí, también es necesario precisar que la homologación era de acorde al ciclo de aquella época, el ya extinto NEDC, que, por decirlo suavemente, era menos exigente y mucho más benevolente que el actual WLTP, lo que se traducía en que en conducción real el consumo era considerablemente mayor.

A pesar de ello, el resto de vehículos de la época se homologaban de la misma manera y ninguno se acercó a dicha cifra, así que tampoco hay que restarle mérito.

Los coches que montaron el motor 1.2 PD de Volkswagen

Por las características mencionadas, se trataba de un motor con un enfoque muy específico, centrado en lograr la máxima eficiencia y con unas cifras de potencia y par que hacían que solo fuera recomendable para coches pequeños y relativamente ligeros.

Así, se montó solo en dos automóviles del grupo: el Volkswagen Lupo (con el que logró la homologación mencionada antes) y con el Audi A2, un modelo adelantado a su tiempo y que estaba cargado de soluciones interesantes.

El motor de los tres litros fue una suerte de pionero que, además, estableció las bases para la llegada de futuras versiones BlueMotion, que dentro de Volkswagen han sido de las más frugales que ha ofrecido nunca. Así, modelos como el Volkswagen Polo o incluso el Volkswagen Golf, en dichas variantes, han logrado consumos de solo 3,2 l/100 km.

Etiquetas: Diésel

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