Comparativa: Alfa Romeo Stelvio Quadrifoglio/Jaguar F-Pace SVR/Mercedes-AMG GLC 63 S/BMW X4 M Competition

Quizás estés coqueteando con la idea de hacerte con una de estas bestias. Y quizás ya estés esgrimiendo uno u otro argumento para justificar la compra de un SUV de tamaño medio con más de 500 CV delante de tus amigos. Te vamos a ayudar: en realidad no hay una razón lógica para esto. ¡Porque esto es, simplemente, una locura! Lo bueno: así es como se siente todo en estos coches.

En cada uno de los cuatro, una locura ligeramente diferente se desata bajo el capó, porque cada uno sigue su receta en el aspecto mecánico. Independientemente de si es V6, 6 en línea o V8, biturbo o compresor: los cuatro bloques son verdaderas joyas y ya han reservado su lugar en el salón de la fama para los motores de combustión más emocionantes. 

Antes de encenderlos, recapitulemos: el Alfa Romeo Stelvio Quadrifoglio monta un V6 biturbo de 2,9 litros con 510 CV y 600 Nm. El seis cilindros en línea de doble compresor del BMW X4 M Competition ofrece valores de rendimiento idénticos. 

El Mercedes-AMG GLC Coupé 63 S también tiene 510 CV, pero el V8 biturbo con una cilindrada de cuatro litros empuja su cigüeñal con hasta 700 Nm. Con otro litro más de cilindrada, el Jaguar F-Pace SVR luce y también libera 700 Nm, pero con 550 CV marca lo más alto en cuanto a rendimiento se refiere.

Los cuatro tienen tracción en las cuatro ruedas, pero solo se aprovecha la del eje delantero cuando es necesario. Y sus cifras de 0 a 100 km/h son más típicas de deportivos de raza que de SUV. 

Por lo demás, es asombroso lo diferente que se siente cada uno de estos cuatro bólidos. Las preguntas que nos surgen: ¿Cuál de los cuatro tiene su poder bajo control, cuál es el más divertido de conducir? ¿Queda un poco de comodidad para el uso diario? ¡Vamos a comprobarlo!

Alfa Romeo Stelvio Quadrifoglio

El apartado de carrocería lo ganaría el espacioso Stelvio si estuviera disponible con un enganche de remolque. Pero algo así no es necesario hoy, que hemos venido a exprimirlo en carreteras de toda índole. Dicho esto, sí nos gustaría una suspensión un poco más equilibrada. 

Luego está una dotación de asistentes poco generosa en comparación, y un sistema de infoentretenimiento algo simple. Pero todo esto se perdona tan pronto como se presiona el botón de inicio en el volante. A partir de ahí, se revela como un SUV sorprendentemente ágil, que a los pocos metros se siente mucho más ligero de lo que es.

En modo Normal, su V6 se mantiene a raya acústicamente. Pero en modo Race, el ESP y los buenos modales se toman un descanso. Su vivo carácter es embriagador, tomas las curvas con avidez, los cambios de marcha se llevan a cabo con potentes tirones en cada inserción acompañados de explosiones por el escape. 

Y el Quadrifoglio, además, facilita ponerlo de lado, aunque esto solo lo recomendamos en un circuito. Solo tenemos algo que reprochar a su comportamiento: una dirección suave que debería ser más comunicativa.  

Jaguar F-Pace SVR

El Jaguar elegante, como es típico de la marca, está más orientado al confort, y a su favor hay que decir que destaca en la mayoría de las disciplinas.

Nos conquista nada más entrar con su interior finamente amueblado y, al igual que sucede con el Alfa, no se trata de una variante coupé y no hay restricciones en el acceso a la segunda fila. 

Además, por fin los británicos apuestan por un moderno sistema de infoentretenimiento que funciona sin demora y con una pantalla de gran resolución. 

Sin embargo, en el capítulo de dinámica de conducción, el F-Pace SVR se queda atrás de sus competidores. Se siente el más reticente a enlazar una curva tras otra, y difícilmente puede disfrazar el hecho de que tiene que arrastrar el conjunto más pesado. Las inercias son sus peores enemigas. 

Una parte nada despreciable de su tonelaje se debe a su gran aislamiento, y es que el F-Pace es particularmente silencioso a bajas velocidades. ¿Quiere decir esto que el Jaguar no despierta pasiones al volante?

Claro que lo hace, pero sigue su propio camino: es impresionante la manera en que el coloso catapulta a sus ocupantes en línea recta, que por cierto no se pierden detalle porque van particularmente elevados (73 cm de altura del asiento): por el carril izquierdo de una autovía alemana sin restricciones de velocidad hemos llegado hasta los 200 km/h en tan solo 14 segundos con un espectacular rugido de su V8. Las experiencias inquietantemente hermosas son una especialidad exclusiva de los británicos.

Mercedes-AMG GLC 63 S Coupé

Después de bajarse del Jaguar, la posición de los asientos en el GLC Coupé parece particularmente baja. Se ajustan al cuerpo rápida y ergonómicamente, lo que contribuye a una experiencia de conducción excepcional. Y todo, en un habitáculo muy generoso en espacio, especialmente en las plazas delanteras. 

Cualquiera que conduzca este bólido por carreteras rurales irregulares se sorprenderá de la capacidad de filtrado de la suspensión neumática; es difícilmente mejorable. Lo mismo se puede decir de su dirección extremadamente equilibrada, directa y comunicativa, pero nunca nerviosa. 

Esto facilita la búsqueda de la línea ideal en cada giro, siempre apoyado en su famoso propulsor V8, con una acústica contundente especialista en graves, que acelera la mole de dos toneladas en un abrir y cerrar de ojos, más rápido que la competencia.

Pero debido a que el AMG está por delante en términos de consumo y precio, su parrilla Panamericana no termina en primer lugar al final. 

BMW X4 M Competition

Se toma en serio su carácter deportivo con especial obstinación y exige la voluntad de comprometer el espacio y la comodidad de la suspensión. Pero gracias a un buen equipamiento de confort y a muchos asistentes inteligentes, el BMW todavía ocupa un lugar digno en el capítulo de confort.

El seis cilindros en línea siempre está presente con un sonido cautivador, igual que lo es su entrega de potencia lineal, y al mismo tiempo es frugal: con un poco de precaución, el consumo de un solo dígito es posible. 

Además, el motor armoniza a la perfección con el cambio automático ZF. Cada vez que piso el acelerador, la transmisión sirve de inmediato la más adecuada de las ocho marchas. Sin embargo, tanta fluidez le quita la espectacularidad de reacciones del Stelvio y el F-Pace al hacer cambios ascendentes, que celebran de manera más impresionante.

Cuando se trata de costes, el X4 M se lleva la palma: ahorra en consumo, y tiene la calificación de seguro más barata y el intervalo de mantenimiento más largo. Difícilmente se puede esperar más contención en tanta pasión.

Conclusión

Solo gracias al apartado de costes, el deportivo X4 M supera al AMG, más equilibrado pero más costoso. El ganador de la relación precio-rendimiento es el Stelvio Quadrifoglio, ágil y relativamente económico. Y si buscas más refinamiento pero no quieres prescindir de la dinámica longitudinal, el F-Pace SVR es tu compañero ideal.