Prueba del Jaguar F-Pace SVR 2021: felino en peligro de extinción

Jaguar fue una de las primeras marcas en anunciar que dejará de vender coches con motor de combustión. También una de las más precoces, puesto que en 2025 dirá adiós a este tipo de mecánicas. 

Por suerte, hasta entonces, sigue lanzando productos tan sugerentes como el de la prueba, el Jaguar F-Pace SVR 2021, que no equipa un cuatro el línea, ni un V6 sino un glorioso V8, algo que está, hoy en día, en peligro de extinción. Así que ahí va mi primer agradecimiento a Jaguar y a su departamento Special Vehicle Operations, el área específica para los coches más deportivos y lujosos de Jaguar Land Rover, que ha llevado a cabo el desarrollo.

El segundo se lo doy por la imagen tan atractiva y deportiva que ha conseguido brindarle a su SUV. Brutal. Respecto al modelo de 2018, este restyling adopta un paragolpes con unas tomas más agresivas que no solo cumplen su función de refrigerar, también la de conseguir menos residencia aerodinámica -este renovación tiene un coeficiente aerodinámico de 0,36 frente a los 0,37 del anterior-. Asimismo, los grupos ópticos, que están escoltados por una parrilla con forma de panal de abeja, tienen una nueva firma lumínica diurna con forma de doble 'J'.

Por su parte, la trasera adopta unos pilotos algo más estrechos y una cuádruple salida de escape, dos a cada lado, que produce un sonido celestial a la vez que estridente.

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El interior también recibe algunos toques que actualizan su imagen como la nueva consola central con pantalla táctil de 11,4 pulgadas o el novedoso selector de marchas en piel porosa, mismo material utilizado para el borde exterior del volante, que está formado por dos piezas. Queda muy pintón, pero ese tramado con agujeros no me termina de convencer; no me parece muy cómodo al tacto. 

Tampoco es de mi agrado los botones táctiles de la zona baja de la consola -algunas funciones como la de la intensidad del ventilador están escondidos en el menú de la pantalla flotante-, que están recogidos en una moldura en negro piano, pero que tienes que apretar bastante para que ejecuten la función y, además y más importante, esta base se hunde. No me parece muy adecuado para un coche de lujo. Sí me cuadra el tacto de los botones físicos, que es de primera.

Eso sí, lo que es indiscutible es el uso de cuero de primera y de Alcantara. Este noble material cubre la capilla del cuadro de instrumentos y parte del salpicadero, que juega con la piel y las molduras que simulan fibra de carbono.

Pero lo que realmente me tienen enamorado del habitáculo son los asientos. No son unos cualquiera, no; son unos semibacquet tapizaos en piel vuelta perforada de color negro y cuero en crema. ¡Sen-sa-cio-na-les! Además, son cómodos y agarran muy bien el cuerpo en curva. Pero no solo los delanteros, también los traseros tienen esa forma de baquet, algo que no recuerdo que haya visto en algún otro modelo. Esta, la segunda fila, brinda a los pasajeros bastante espacio para las piernas y unos cuatro dedos para la cabeza -equipa techo panorámico, que suele restar hueco-.

Pero donde está el alma del SUV de la prueba, el Jaguar F-Pace SVR 2021, está debajo del capó. Más que alma, corazón: un V8 de 5.0 sobrealimentado, capaz de rendir 550 CV y de ofrecer 700 Nm, 20 más que el anterior; por desgracia, una rara avis en el mundo de la automoción.

Pulso el botón y un bramido adquiere toda mi atención. Me olvido del cuero perforado, de la Alcantara y de los 121.100 euros que cuesta. Mejor aún es en movimiento. ¡Qué bruto! ¡Qué descarado! Es pisar el acelerador y esta mole de más de dos toneladas sale como un cohete, siempre acompañado de ese sensacional sonido con petardeos constantes que me recuerda mucho al del Jeep Grand Cherokee Trackhawk. Si tu idea es pasar desapercibido, ve buscando otro modelo...

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A través de una ruleta -en lugar de los botones del modelo de 2018- se pueden seleccionar los modos de conducción: Dynamic, Comfort, Eco y condiciones adversas. El más destacado es el Dynamic, además de porque el sonido 'da el do de pecho' -hay un botón para aumentar o disminuir la intensidad-, la carrocería se mantiene bastante firme en curva. A pesar de ello, no es un perfil incómodo, y eso que equipa llantas de aleación forjada de 22 pulgadas. 

Pero claro, en una carretera revirada, la altura y el peso del vehículo están ahí. Aún así puedes divertirte en un tramito de una carretera de montaña, y más aderezado con su sonido. No será el más rápido -el Mercedes-AMG GLC 63 S acelera de 0 a 100 km/h en 3,8", mismo tiempo que emplea el Alfa Romeo Stelvio Quadrifoglio-, pero solo con su aceleración y ese sonido te sacará una sonrisa. 

Equipa un nuevo cambio automático de ocho relaciones que proviene del XE SV Project 8 y que ha sido elegido por ser más ligero y por permitir un funcionamiento más rápido y suave. Las órdenes las transmito a través de las levas de realizadas en aleación de zinc, que ejecutan mis deseos sin tacha.

Y para que un deportivo cumpla, además de acelerar muy rápido y alcanzar una velocidad destacada, como el caso de nuestro protagonista -286 km/h-, también tiene que frenar en un abrir y cerrar de ojos. Equipa un sistema con unos discos de dos piezas, los delanteros de 395 mm y los traseros de 396 mm de diámetro, que cumplen. Lo que no ha sido de mi agrado ha sido el tacto del pedal de freno, puesto que te exige frenar a fondo, ya que el primer tramo del recorrido parece que no ejerce presión. Esta sensación puede deberse al uso de un potenciador eléctrico en vez del habitual servofreno de vacío o al nuevo Integrated Power Booster que, junto al recalibrado del sistema, consiguen que el pedal de freno tenga un tacto más deportivo y un recorrido más corto.

Lo que está claro es que Jaguar sabe hacer tanto deportivos como versiones deportivas de coches más mansos. El ejemplo lo tenemos en el vehículo de la prueba, el Jaguar F-Pace SVR 2021, que me ha sorprendido por su capacidad de aceleración, pero, sobre todo, por su sensacional sonido. ¡Chapó!