7 energías alternativas que mueven un coche y no son gasolina

España forma parte del bloque de países que han apostado por reducir las emisiones contaminantes con el objetivo de proteger el planeta. En esta línea, juega un papel fundamental la descarbonización del transporte, un objetivo a largo plazo que afecta directamente a la industria del automóvil. Seguidamente, te mostramos siete energías alternativas que mueven un coche y no son gasolina.

Actualmente, nos encontramos en plena transición energética, una fase en la que, poco a poco, se utilizarán menos combustibles fósiles para dar paso a otras energías alternativas más limpias, no sólo en el transporte, sino también en todos los sectores de la economía. O, al menos, es lo que se pretende.

En mayo de 2021, la Unión Europea aprobó el Pacto Verde Europeo al que se añadió después el paquete Objetivo 55, conocido también como Fit for 55, en inglés, aprobado en marzo de este año. 

Este paquete es un conjunto de propuestas encaminadas a revisar y actualizar la legislación de la UE y poner en marcha nuevas iniciativas para garantizar que las políticas de la UE se ajusten a los objetivos climáticos acordados por el Consejo y el Parlamento Europeo.

Hidrógeno verde: qué es y por qué podría funcionar en los coches

7 energías alternativas que mueven un coche y no son gasolina

Esos objetivos consisten en reducir en un 55% las emisiones contaminantes en la Unión Europea en 2030, en comparación los valores de 1990 y alcanzar la neutralidad climática en 2050.

Uno de los sectores a los que más afecta la legislación europea es el del transporte. En concreto, la industria del automóvil lleva ya muchos años trabajando en el desarrollo de motores más eficientes que puedan funcionar con energías alternativas. 

Se entiende por vehículos que se mueven con energías alternativas los eléctricos, los de Gas Licuado del Petróleo (GLP), los de Gas Natural Comprimido (GNC), los que utilizan biocombustibles y los impulsados por hidrógeno. Lo vemos más detalladamente.

Electricidad

De todas las energías alternativas a la gasolina que mueven un coche, la que ha experimentado un mayor desarrollo es el coche eléctrico de baterías. Esta es hasta el momento la tecnología más avanzada y por la que ha apostado más la industria automovilística para reemplazar los motores de combustión.

La mayoría de los fabricantes ya han fijado una fecha a partir de la cual sólo producirán coches eléctricos, como Audi en 2026 o Cupra y Opel en 2028. Y recordemos que la Unión Europea aprobó este año la prohibición de vender coches nuevos de combustión a partir de 2035. 

El funcionamiento de un coche eléctrico es bastante sencillo y no difiere mucho de los dispositivos tecnológicos que usamos diariamente, como los móviles o tablets. Tiene un motor eléctrico que recibe la energía almacenada en una batería, normalmente, de iones de litio. Esta batería se recarga conectándola a un punto de carga habilitado.

Hidrógeno

Otra alternativa a los combustibles fósiles es el hidrógeno, si bien es una tecnología que está mucho menos desarrollada que el coche eléctrico. No es un sistema que compita con un vehículo a batería, sino que se complementa. 

Un coche de hidrógeno es aquel que está equipado con una pila de combustible alimentada de hidrógeno, que es la que proporciona electricidad a la batería, a través de una reacción química que se produce al entrar en contacto el hidrógeno con el oxígeno exterior. De esta manera, la batería suministra energía al motor eléctrico del vehículo.

Gracias a esta tecnología, el coche expulsa vapor de agua por el tubo de escape. El coche de hidrógeno tiene algunas ventajas, con respecto al eléctrico, principalmente, unos tiempos de recarga mucho menores y una mayor autonomía. 

Sin embargo, esta tecnología no está tan desarrollada y la infraestructura de recarga de hidrógeno es casi inexistente. Actualmente, los único coches que hay en el mercado con pila de combustible de hidrógeno son el Toyota Mirai y el Hyundai Nexo. 

El hidrógeno se puede utilizar también como combustible, es decir, para hacer funcionar un motor de combustión convenientemente adaptado, aunque esto está todavía en una fase de desarrollo más conceptual. BMW ya comercializó un modelo de hidrógeno, el BMW Serie 7 Hydrogen, en 2006. 

Actualmente, uno de los fabricantes que más está trabajando con el hidrógeno es Toyota, que ya ha realizado pruebas con hidrógeno en estado gaseoso y en estado líquido. 

Biocombustibles

Los biocarburantes son combustibles líquidos o gaseosos de origen renovable para el transporte procedentes de la biomasa, es decir, la fracción biodegradable de los productos, desechos y residuos procedentes de la agricultura (incluidas las sustancias de origen vegetal y de origen animal), de la silvicultura y de las industrias conexas, así como la fracción biodegradable de los residuos industriales y municipales.

Los biocombustibles se pueden utilizar como sustitutos puros de los combustibles fósiles o mezclados en diferentes proporciones, o bien como aditivos de carburantes tradicionales. De hecho, desde hace tiempo, la gasolina y el diésel que se utiliza en España tiene un porcentaje de biocombustible, obligatorio por ley.

Existen varios tipos de biocombustibles, pero los principales son el biodiésel, el bioetanol y el hidrobiodiésel. 

Biodiésel

Está compuesto por esteres metílicos de ácidos grasos de cadena larga, obtenidos de aceites vegetales o grasas animales, que reaccionan con un alcohol de cadena corta (metanol o etanol).

Se caracteriza por su elevada densidad energética (0,884 tep/t). Se puede utilizar en motores en estado puro (B100) o mezclado con gasoil, sin necesidad de adaptar ni modificar el vehículo.

Bioetanol

Conocido como E85, es el alcohol etílico (etanol) producido por la fermentación de los azúcares presentes en la biomasa y se caracteriza por su elevado contenido energético y menor coste, comparado la gasolina.

Sólo se puede utilizar en motores de gasolina, ya sea como aditivo o mezclado con el combustible, pero con una proporción mayor al 85% sólo se puede emplear en motores de tecnología flexifuel.

Hidrobiodiésel

Se obtiene mediante hidrogenación catalítica de aceites y grasas de origen vegetal o animal, las ventajas de este combustible frente al biodiesel es el aumento del número de cetano y mejor estabilidad a la oxidación. 

Puede ser utilizado en motores diesel convencionales, ya sea puro o mezclado con gasóleo tradicional.

Combustibles sintéticos 

Los combustibles sintéticos se han puesto de moda en los últimos años, especialmente, cuando empezó a hablarse de la prohibición de los motores de combustión, prohibición que, finalmente, llegó por parte de la UE.

También conocidos como e-fuels, son combustibles neutros en emisiones de dióxido de carbono (CO2) que se obtienen a partir de hidrógeno. Se considera un combustible sostenible porque, para su elaboración, se emplea dióxido de carbono captado directamente desde la atmósfera, agua y energía obtenida de fuentes renovables, como la eólica y la solar. 

Una vez consumido en un motor de combustión, se generan las mismas emisiones captadas para la elaboración del combustible, de ahí ese balance neutro en CO2, porque no se expulsa más gases de efecto invernadero del que ha sido necesario captar de la atmósfera para su creación.

Gas Licuado del Petróleo (GLP)

Una de las energías alternativas que lleva más tiempo en uso es el gas licuado del petróleo (GLP). Sigue siendo un combustible fósil, pero contamina mucho menos que la gasolina y el diésel. Por ello, los coches de GLP (y los de GCN) tienen etiqueta ECO de la DGT.

El GLP o autogás se fabrica con butano y propano a presión, pasando de estado gaseoso a líquido. De esta forma, ocupa mucho menos volumen y es más fácil su transporte y distribución. Procede en un 30% del proceso de refinado del petróleo y en un 70% de los yacimientos de gas natural o petrolíferos. 

Un coche que funciona con GLP no es un híbrido, sino que tiene dos depósitos distintos, uno de gasolina y otro de GLP, y puede circular indistintamente con los dos. Es lo que se conoce como un vehículo de bicarburación. Normalmente, el depósito de GLP va instalado en el hueco de la rueda de repuesto y mantiene el volumen del maletero.

El motor arranca siempre con gasolina, ya que el GLP necesita una temperatura determinada para funcionar. Pasados unos minutos, el conductor puede pasar de gasolina a GLP en cualquier momento. 

Gas Natural Comprimido (GNC)

Al igual que el gas licuado del petróleo, también se utiliza para el transporte el gas natural comprimido (GNC). Se obtiene de yacimientos naturales de gas y, gracias a su contenido en metano, se puede utilizar como combustible para vehículos de todo tipo con una simple instalación.

Este gas se almacena a temperatura ambiente a altas presiones, entre 200 y 250 bares, y su principal ventaja es que produce un porcentaje mínimo de emisiones. Además, es mucho más barato que la gasolina, su precio con fluctúa tanto y su uso es más duradero.

Ofrece una autonomía de entre 300 y 500 kilómetros (más la que proporcione el motor de combustión), por lo que se usa sobre todo en entornos urbanos: taxis, buses, camiones de basura... y cada vez más entre particulares como coche para ir al trabajo.

Igual que los coches que funcionan con GLP, los de GNC tienen un segundo depósito además del de gasolina, y un motor adaptado para funcionar con GNC. La instalación puede venir de fábrica, dependiendo del modelo, o realizarse después, en un taller homologado.

Energía solar

Finalmente, la última energía alternativa que puede mover un coche que incluimos aquí es la solar. Es una tecnología que aún está en pañales, pero hay numerosos equipos de investigación trabajando en ello y algún vehículo que la utiliza, como el Lightyear 0.

La energía solar supone una solución a uno de los problemas que plantea el coche eléctrico: la recarga de la batería y el largo tiempo necesario para ello. Varios proyectos han planteado la instalación de paneles solares en el techo para recargar la batería, como complemento al sistema de recarga convencional.

Así funciona, por ejemplo, el coche solar de Lightyear, equipado con cuatro motores (uno en cada rueda) que producen 170 CV y una batería de 60 kWh que se puede recargar como cualquier coche eléctrico, conectándolo a la red, pero también gracias a 5 metros cuadrados de células fotovoltaicas que se disponen sobre el capó, el techo y descienden hasta la tapa del maletero.