Prueba del Hyundai Ioniq 6 168 kW, órdago a lo grande

Hay dos maneras de hacer las cosas en la vida: seguir la corriente y el camino marcado por otros, o jugársela y tratar de innovar. Esta segunda opción no siempre funciona en el mundo de los coches, pero Hyundai está muy confiada en sus posibilidades.

El de esta prueba, el Ioniq 6, desde luego, es un coche diferente. En la semana en la que lo he conducido ha llamado mucho la atención. Unos lo piropeaban sin parar y lo llegaban incluso a comparar con el Porsche Panamera. Quizá sí que tiene cierto (lejano) parecido. Otros, en cambio, no terminaban de encontrarle la gracia.

Reconozco que a mí me ocurrió algo parecido: de primeras, cuando lo conocí en fotos, la verdad es que no me gustó; pero en persona reconozco que la sensación cambia.

Una cosa está clara: su estética tan particular, de estilo retromoderno es de esas que o enamora o no termina de gustar. Lo que no se puede negar es que tiene un aire premium que habla muy a favor de Hyundai. Detalles como los tiradores de las puertas enrasados con la carrocería, que se despliegan solos al acercarte al coche, desde luego, demuestran calidad.

Me pongo en marcha para ver cómo se comporta y lo primero que me sorprenden son avisos y pitidos del límite de velocidad de la vía. Se desconectan más o menos fácilmente, pero cada vez que arrancas se vuelven a conectar y vuelve el concierto de pitidos. Me ha estresado un poco, la verdad.

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Anécdota acústica al margen, te cuento que monta un motor con 168 kW (228 CV) y 350 Nm de par y que conducir el Ioniq 6 es un placer si lo que quieres es viajar tranquilo, que es lo propio para una berlina.

Y hablando de viajar, gracias a su batería de 77,4 kWh de capacidad, con este Ioniq 6 ya es planteable hacer recorridos largos.

En esta prueba ha gastado una media de 16,4 kWh/100 km, que es un dato realmente bueno para su tamaño. En recorridos urbanos, incluso se conforma con menos: 14,8 kWh. Pero ten claro que en carretera la cosa se dispara un pelín, como es lógico. En mi caso ha marcado 18,3 kWh rodando a 120 km/h. Y si realizas una conducción deportiva, sube por encima de los 20 kWh. Pero, en general, es un eléctrico que gasta poco.

Por tanto, con la media de consumo conseguida, la autonomía real es de 472 km, que está fenomenal.

No obstante, si quieres hacer viajes más largos, debes saber que en corriente continua (CC) admite una potencia de carga de hasta 350 kW y es capaz de pasar del 0 al 80 % de su capacidad en 18 min (a 240 kW). Así que las paradas en las electrolineras no serán largas. En casa, a 11 kW tarda poco más de siete horas en cargarse por completo.

Dinámicamente, el peso del coche, aunque no es excesivo para ser un eléctrico (1.985 kg), se hace notar cuando te adentras en zonas de curvas. Así que es mejor disfrutar de su confort de marcha y no apurar al límite en cada giro, porque la suspensión es más bien blanda y la carrocería oscila si te pasas de velocidad.

La dirección, además, me resulta muy suave, incluso cuando la configuro en la posición más deportiva dentro del modo de conducción personalizado.

Lo que no me han gustado son los neumáticos que montaba nuestra unidad de pruebas, unos Nexen NFera Sport en medida 225/55 R 18 W, porque enseguida chirriaban en las curvas y no se agarraban demasiado al asfalto.

El Ioniq 6 tiene cuatro modos de conducción: Eco, Normal, Sport y Personalizado. Notas una diferencia clara entre ellos. En Eco, como es lógico, acelera con más suavidad; en Normal ofrece una respuesta intermedia y en Sport es donde te da lo máximo.

No obstante, para tener 228 CV no te deslumbra con un empuje espectacular de esos que te cortan la respiración. Es una percepción personal, porque lo cierto es que incluso mejora las prestaciones oficiales, ya que en este test ha logrado pasar de 0 a 100 km/h en 6,8 segundos, cuando Hyundai declara 7,4 s. En cualquier caso, el dato más destacable son las recuperaciones de 60 a 100 y de 80 a 120 km/h, que completa en 3,3 y 4,1 segundos, respectivamente. Esto quiere decir que en una carretera secundaria te permite adelantar en un suspiro.

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La unidad probada del Ioniq 6 ha frenado en 38,6 metros desde una velocidad de partida de 100 km/h, que no es un dato brillante, pero para nada malo, porque te recuerdo que en Auto Bild consideramos que por debajo de 40 metros el coche es lo suficientemente seguro.

Y ya que me he detenido, me aparto a un lado y te hablo de su interior, ya que también es diferente al resto. El habitáculo tiene un diseño muy minimalista, con líneas sencillas. Tanto, que da la impresión de no ser tan premium como por fuera.

Los paneles de las puertas están hechos de un plástico de aspecto rizado y cuentan con unos huecos portaobjetos en la parte inferior que son un poco estrechos (no cabe una botella grande) y, además, resultan un tanto endebles al tocarlos.

Me gusta mucho más la consola central en dos alturas, con portalatas, cargador inalámbrico y USB en la parte superior; más un hueco gigante en la inferior. 

Y tecnológicamente viene muy bien equipado, con una doble pantalla (12,3"+12,3"), que está unida y hace las veces de cuadro de mandos digital y de monitor principal desde el que se controlan casi todas las funciones. Aunque, inteligentemente, han dejado aparte los mandos para el climatizador y algunos accesos directos para el navegador, la radio y un botón de "favorito" para que configures la función que tú prefieras.