Mazda 626 MPS Concept, la amenaza al Mitsubishi Lancer EVO y Subaru Impreza WRX STi que quedó en nada

Dicen que hay que mirar al pasado para no repetir los mismos errores en el presente y futuro. Y, quizás, convenga volver la vista atrás de vez en cuando para ver cómo era la industria del automóvil antes y en qué se ha convertido. Y encontraremos joyas como esta que nunca llegó a producción: el Mazda 626 MPS Concept.

Tenemos que remontarnos a finales de la década de los 90. En aquel tiempo, las marcas japonesas eran muy populares en el mundo de la competición, especialmente, en el WRC. Recordemos la batalla que brindaban en esos años Subaru y Mitsubishi, con el Impreza WRX STi y el Lancer EVO, respectivamente.

Mazda ya llevaba tiempo asomando la patita en diferentes pruebas deportivas. Recordemos la mítica victoria en las 24 Horas de Le Mans en 1991, de la mano de Jonny Herbert al volante del Mazda 787B.

Pero los de Hiroshima querían hacer algo importante, poner en el mercado una berlina que pudiera hacer sobra a los referentes nombrados más arriba, los Impreza y Lancer. Para ello, comenzó a trabajar en un espectacular prototipo, tomando como base la berlina intermedia que comercializaba en aquella época, el Mazda 626. 

Mazda 626 MPS Concept, la amenaza al Mitsubishi Lancer EVO y Subaru Impreza WRX STi que quedó en nada

En el Salón del automóvil de Ginebra del 2000, Mazda acudió con una interesante sorpresa. Se trataba de una variante deportiva y extrema del 626 del que se cree que sólo fabricó una unidad y se desconoce su paradero. 

Con él, apareció, por primera vez, las siglas MPS, referidas a la división Mazda Performance Series que, más tarde, lanzaría algunos modelos de producción. En el apartado estético, lucía un kit de carrocería ensanchado, con paragolpes específicos, un gran alerón trasero regulable y salidas de escape centrales.

La increíble historia del Mazda 787B

Mientras el Lancer y el Impreza a los que aspiraba a combatir recurrían a mecánicas turboalimentadas de cuatro cilindros, Mazda apostaba por un bloque biturbo V6 de 2.5 litros que desarrollaba 280 CV y 390 Nm de par, según la marca. 

El motor contaba con un radiador más grande, un intercooler y una nueva centralita, así como un sistema de escape deportivo. Estaba ligado a un cambio manual que mandaba la potencia a las cuatro ruedas, mediante un sistema de tracción permanente. Según Mazda, era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 5 segundos y alcanzar los 240 km/h.

El conjunto declaraba un peso total de 1.380 kg, por lo que era ligeramente más pesado que sus rivales. Este extra de peso se debía a que montaba un V6, además de una serie de mejoras para adaptarse a sus cotas, como un chasis reforzado, vías más anchas, unas llantas de 18 pulgadas y una suspensión regulable.

Del mismo modo, el 626 MPS montaba un equipo de frenos con discos de 345 milímetros delante con pinzas de seis pistones y 315 milímetros con pinzas de cuatro pistones atrás. 

Nunca pasó de la fase conceptual

Pero, por mucho que nos hubiera gustado ver un Mazda 626 MPS en la calle, jamás legó a la cadena de montaje. A pesar de su aspecto y características, la marca japonesa no recibió la respuesta esperada por parte del público. Eso, unido a que el modelo se acercaba al final de su vida comercial, ya en el nuevo milenio, hizo que Mazda desechara la idea.

El coche apareció de nuevo en el Salón de Tokio y ese mismo año presentó en el del Reino Unido el Mazda 323 MPS, con un motor de cuatro cilindros y 150 CV, muy alejado del V6 biturbo.

Tampoco se descarta que Mazda tuviera algunas disputas con Ford que, por aquel entonces, eran socios. En 2002, llegó el sucesor del 626, el Mazda6, y en 2006, apareció el Mazda6 MPS, inspirado en el 626 MPS, aunque con un bloque de cuatro cilindros y 2.3 litros.