Drag race: BMW M8 Coupé Competition contra Ford Mustang Shelby GT500

A nadie le amarga una buena carrera de aceleración, menos aún si los participantes son de alta alcurnia y, además, permiten un pique entre continentes: por el lado americano, el todopoderoso Ford Mustang Shelby GT500; y defendiendo el orgullo europeo, el BMW M8 Coupé Competition.

Se trata de dos modelos diferentes entre sí, con bastantes elementos característicos, pero lo que tienen en común es que, en sus respectivos segmentos, se encuentran entre lo mejor de lo mejor:

Empecemos con el Ford. Se trata de la versión más radical, lo máximo que puede poner un Ford Mustang sobre la mesa. La mano de Shelby se deja ver en multitud de aspectos, destacando su motor, un bloque 5.2 V8 sobrealimentado que desarrolla 760 CV de potencia y 847 Nm de par máximo, asociado a una caja de cambios automática Tremec de doble embrague y siete relaciones, y con tracción trasera. Acelera de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos.

Prueba del Ford Mustang Shelby GT 500. El más potente de la historia

Por lo que respecta al BMW, bajo su capó se aloja un propulsor 4.4 V8 TwinPower Turbo de 625 CV (25 más que en el M8 “normal) y 750 Nm de par, que se combina con una transmisión automática M Steptronic de 8 marchas y con el sistema de tracción integral xDrive. Con todo ello necesita 3,2 segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado.

El Shelby GT500 gana en potencia y par, pero el M8 Competition cuenta a su favor con la tracción integral. Sea como fuere, se plantea un duelo muy ajustado, ¿por cuál de los dos apostáis?