Comparativa: Audi R8 Spyder, BMW M8 Competition Cabrio y Mercedes-AMG GT R Roadster

Por un lado, está el magnífico Audi R8 V10 Spyder en la versión de máximo rendimiento; un viejo amigo que entra a gritos en el área cerebral del placer con su diez cilindros. En el Audi encontramos una cabina orientada al conductor con una palanca selectora voluminosa, materiales hermosos y mano de obra superior.

Los asientos deportivos opcionales aguantan bien el cuerpo, la posición, eso sí, debería ser un poco más baja y así podríamos prescindir de la configuración eléctrica. No se ve mucho, pero el corazón V10 (620 CV, 580 Nm) que se enciende por etapas es un poema por todas partes… y el motor más económico en comparación. Y es que no hay nada como el sonido de un atmosférico, especialmente cuando ruge desde diez “ollas” como en el R8.

Mercedes en edición limitada

El Mercedes-AMG GT R Roadster, limitado a 750 unidades que, como su nombre indica, es la versión abierta del coupé y probablemente el modelo AMG más deportivo por debajo de la bala GT R Pro.

El Mercedes tiene un cockpit de estilo futurista con los mejores acabados y una poderosa consola central. Los atractivos asientos deportivos con tapizado fino están disponibles opcionalmente sin cargo adicional. Son ideales para el circuito.

Subjetivamente, el AMG biturbo V8 (585 CV, 700 Nm) empuja con más fuerza, y objetivamente es muy elástico y con la pegada más fuerte. El GT R suena increíble y con mucho cuerpo, y la construcción del difusor se ve absolutamente sofisticada. 

El BMW es más burgués… en apariencia

No tan extremo en absoluto, pero tan rápido que se ha ganado competir con estos dos planeadores, así es el nuevo BMW M8 Cabrio, que ha llegado a nuestras manos en su variante Competition. 

Si el iDrive de BMW parece anticuado ahora que está tan de moda la pantalla táctil, diremos a su favor que su manejo aún es difícil de superar en cuanto a intuición y rapidez. Como es típico en BMW, el volante es muy grueso. Los asientos estándar bien acolchados son la mejor opción en viajes largos, pero también proporcionan la menor cantidad de apoyo lateral.

El motor BMW (625 CV, 750 Nm) suena como debe sonar un bloque de gran cilindrada, (es de 4,4 litros) y tiene un empuje espectacular. El sonido del V8 biturbo está bien definido, más bien oscuro y retumbante y, sobre todo, nunca intrusivo ni demasiado alto.

¡A la pista!

La aparente discreción del BMW M8 termina tan pronto como se pone a trabajar, es decir, tan pronto como el M8 se lanza a la primera recta. Casi sin demora, las casi dos toneladas pasan de 0 a 100 km/h en tres ridículos segundos.

Subjetivamente, el AMG GT R es aún más brutal y resuelto cuando se trata de esprintar. Pero es el único automóvil con tracción trasera y le falta por tanto ese otro eje motriz, y las revoluciones en el launch control se sienten demasiado alta. Esto crea demasiado deslizamiento, lo que lleva a un tiempo de 3,5 segundos para pasar de 0 a 100 que no está nada mal, pero esperábamos más.

Problemas que el R8 V10 no conoce, incluso si su motor de atmosférico genera un par significativamente menor, que tampoco está disponible en un amplio rango de velocidades. Al final, el Audi R8 (3,1 s) tuvo que admitir la derrota ante el BMW por una décima de segundo… pero su motor se ganó nuestros corazones.

Una curva tras otra

La tracción trasera pesada en las cuatro ruedas del R8 asegura divertidas vueltas en el circuito de Lausitzring. La distribución del peso con su motor central da como resultado un manejo muy ligero, pero aquí es también donde reside el quid: el peso relativamente bajo en el eje delantero permite girar extremadamente ágil hasta una cierta velocidad, pero a partir de ahí los neumáticos Cup superan su punto máximo de agarre, lo que ocurre después de la segunda vuelta: el R8 cambia entre subviraje y sobreviraje. 

Pero eso no significa que, una vez se le coche el punto, no pueda llevarse a ritmos endiablados son sorprendente eficacia: así lo demuestra el que haya obtenido el segundo mejor tiempo, 1: 31.50 min.

En el M8, elegimos el modo Sport en lugar del Sport Plus, demasiado duro para el chasis. Y quedamos bastante impresionado después de planear por el circuito. Pasa las primeras tres vueltas sin un ápice de subviraje, apoyado en un eje trasero al que la tracción total prioriza discretamente haciéndolo levemente sobrevirador, algo que se puede desactivar en favor de una tracción trasera pura, que también es útil aquí.

El eje delantero motriz aporta estabilidad adicional y, sobre todo, más tracción al acelerar en las curvas en una etapa temprana. Con un rendimiento convincente y un tiempo de vuelta de 1: 32,77 minutos, este pesado 2 + 2 plazas con neumático de carretera queda solo 1,27 segundos por detrás del R8: ¡un respeto!

Y el ganador es…

Una bestia de propulsión trasera, orientada a la pista de carreras. Es la manera más certera de definir a este Mercedes. Su eje delantero funciona muy bien, de forma precisa y agresiva. Pero ojo, porque el GT R solo está completamente libre de subviraje si los neumáticos están en el rango de temperatura óptimo. 

Al igual que el Coupé, el Roadster no se puede conducir correctamente sin el control de tracción de nueve etapas, porque la potencia es tan brutal que pierde mucho tiempo yendo de lado. En el nivel siete, encontramos el equilibrio ideal entre un sobreviraje controlado y útil y la prevención de giros de cola excesivos, logrando una vuela de 1: 30.67 quemando el asfalto, ¡83 décimas más rápido que el Audi!

Conclusión

Si lo juntas todo, el BMW M8 domina esta comparativa gracias a su enorme versatilidad. Pero si deseas sentir la conducción en estado puro, te satisfará el Audi R8. El AMG GT R es actualmente uno de los descapotables más rápidos del mercado, que seduce los sentidos y es el que más encaja en una pista de carreras.