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Comparativa: 4 cabrios con 4 conceptos de techo diferentes

Comparativa: 4 cabrios con 4 conceptos de techo diferentes

Redacción AUTO BILD

Cuatro descapotables con diferentes sistemas: esta es la comparativa del Abarth 695C vs Boldmen CR4 S vs Ferrari Portofino M vs Porsche 911 GTS Targa.

Te traemos cuatro descapotables con cuatro conceptos de techo: plegable de acero, targa, corredizo y capota de tela convencional. Y sí, ya sabemos que el invierno está a la vuelta de la esquina, no nos hemos vuelto locos. Pero un cabrio de hoy en día está preparado para conducirse en cualquier época del año. 

El Abarth 695C llega con cambio manual, 180 CV y cuatro tubos de escape. Desde la ciudad de Welden, cerca de Augsburgo, nos llega un roadster de serie pequeña con carrocería de fibra de carbono: el Boldmen CR4 S. El Ferrari Portofino M monta un techo de acero plegable. Y el Porsche 911 Carrerea GTS Targa es el punto medio perfecto entre sobriedad y prestaciones.

Un Testarossa en pequeño formato: el Abarth 695C

Un descapotable como este tiene su propia fascinación: ¿quién se sienta en un coche así? No sabría responder, pero sí quiero saber qué se siente en un coche así. De modo que giro la llave de encendido en el sentido de las agujas del reloj. Sí, puedes arrancar el Abarth con un ligero movimiento de muñeca. 

El motor de cuatro cilindros y 1,4 litros cobra vida con un rugido bajo el capó delantero ultracorto; los cuatro escapes ya mencionados hacen saber a los demás que aquí no hay ningún Fiat 500 al uso. 

El faldón bajo con entradas de aire y faros antiniebla le confiere prestigio en los adelantamientos, los umbrales laterales añadidos transmiten fuerza a los flancos, el difusor en la zaga y el sistema de escape deportivo con control de válvulas redondean esa sensación de estar ante un auténtico deportivo. 

 

Los logotipos y placas de identificación del escorpión Scorpion por todas partes disipan cualquier duda restante, y cualquiera que haya echado un vistazo a las bellas llantas de aluminio de 17 pulgadas se darán cuenta de que se trata de un auténtico coche de carreras. 

En carretera, el pequeño infierno acústico habla por sí solo: este “500C” no es un pequeño burgués, tiene mucha rabia en su interior, especialmente cuando el conductor presiona el botón deportivo y la trampilla abierta quema el chispeante encendido posterior.

Por supuesto que tiene sus defectos. El modelo básico tiene ahora 15 años. En particular, la posición del asiento tiene poco que ver con una conducción deportiva. Los asientos, eso sí, proporcionan un agarre perfecto. 

Según la ficha técnica, Abarth indica una velocidad de 225 km/h, y en el carril izquierdo de una Autobahn  y el viento de cola, el velocímetro ha llegado a marcar 231 km/h. 

Abarth

Pero la autopista no es su especialidad, el Abarth pide ir por sinuosas carreteras rural. Aquí es donde la antigua caja de cambios manual de cinco velocidades muestra sus puntos fuertes, y es que a pesar de sus recorridos, más largos de lo deseado, tiene un tacto sólido y precios.

El chasis Koni permite tomar endiabladamente las curvas cerradas, de tal manera que los neumáticos delanteros tpiden clemencia por las fuerzas de retención, mientras se ven obligados a volver a coger tracción en la salida.

El exótico: Boldmen CR4 S

Este roadster verde oscuro con interior color coñac, que a primera vista parece casi británico, surge de una cooperación intelectual entre Renania del Norte-Westfalia y Suabia bávara. Más concretamente: Friedhelm Wiesmann y la fábrica de carrocerías y fibra de carbono Käs en Welden, cerca de Augsburgo. 

El Boldmen se fabrica allí minuciosamente a mano basándose en un BMW Z4 M40i. Sabiendo todo esto, el precio del producto final es inicialmente una sorpresa: cobran tres veces más por su CR 4 S. 

Pero si luego nos fijamos en el esfuerzo que implica construir un coche completamente nuevo, todo resulta un poco más comprensible. La limitación también influye: ya habrás adivinado que se han producido exactamente 30 unidades del First Thirty, totalmente equipado. Para evitar pruebas de emisiones complejas y una homologación completa, técnicamente se mantiene muy cerca del Z4.

Boldmen

Pero tiene infinidad de virguerías que le dan personalidad propia. Incluso el compartimento del motor del Boldmen se convierte en una obra de arte. El bloque de seis cilindros en línea que antes generaba 340 CV recibe un aumento de potencia hasta los  500  en la versión S. 

Llevar esta potencia extra al suelo no es tan fácil. El coche que condujimos no estaba al 100% en el momento de la prueba, pero el CR 4 S ya se siente notablemente más potente de lo que estábamos acostumbrados desde la versión básica con 408 CV, e incluso eso hace que un Z4 parezca mucho más viejo.

En el modo ESP Sport, el eje trasero ya tiene problemas con el rendimiento, por lo que dejamos el ESP desactivado por ahora. Y sí, nos creemos que puede alcanzar los 100 km/h en 3,7 segundos (dos décimas más rápido que el CR 4). En Boldmann limitan la velocidad máxima a 270 km/h.

Zagas

Por cierto, condujimos el duodécimo modelo de la primera serie jamás construida, que es fácilmente reconocible por la pieza de carbono sin pintar detrás de los pasos de rueda delanteros. Aquí se esconde la numeración de la serie First Thirty

Y sí, has leído bien: todas las piezas de la carrocería están fabricadas en fibra de carbono. En el interior, sin embargo, había muchas menos opciones: el interior de BMW con su compleja electrónica de a bordo tenía que permanecer esencialmente como está. 

Sin embargo, se aprovecharon todas las opciones restantes: el monitor central de infoentretenimiento recibió una estructura revestida de cuero, que también cubre hasta el último compartimento. Básicamente, el cliente puede diseñar su CR4 completamente según sus propios deseos.

Ferrari Portofino M: cupé con techo rígido y descapotable en uno

Los amantes de los coches descapotables italianos recibirán casi por el mismo precio el Portofino M, que puede circular a 320 km/h y que, con su techo rígido retráctil, es al mismo tiempo coupé y descapotable. 

La coreografía del techo es apenas más lenta que la de la competencia con techo de tela (a excepción del Mazda MX-5 de la primera generación) y es un espectáculo digno de contemplar en todo momento.

Con la revisión más reciente, hace unos dos años, el Portofino no sólo heredó la letra adicional "M", sino también la cadena cinemática del Roma, que le proporciona 20 CV adicionales, y una transmisión de doble embrague más moderna con ocho en lugar de siete marchas.

Portofino

El Portofino M es uno de los últimos defensores de la antigua tendencia de los techos plegables de acero que inundó la industria del automóvil hace unos 20 años. Y junto a atrocidades como el Peugeot 307 CC, el Ferrari siempre ha sido una de las implementaciones más bonitas de este concepto.

De todos modos, bajo el capó, el Portofino es desde hace mucho tiempo un Roma. El motor de 3,9 litros se ha revisado a fondo y las palas del turbo ahora giran aún más rápido en la punta, lo que aumenta la potencia neta en 42 CV. Por desgracia, el filtro de partículas de gasolina necesario para el Euro 6d merma la potencia final pero, aun así, el sonido es convincente. Sólo sentirás un ligero declive emocional en una comparación directa. 

Las levas de cambio de fibra de carbono hacen el resto para intensificar la respuesta extremadamente mecánica. Especialmente en el modo de cambio manual, el doble embrague reacciona extremadamente rápido a las órdenes de cambio, pasando a la siguiente marcha con tal vehemencia, especialmente en los modos deportivos, que literalmente puedes sentir el impacto.

Relativamente lento en las curvas para un Ferrari, pero…

El Portofino también atrae por su respuesta casi lineal, algo que no esperaríamos de un biturbo. Hay que mantenerlo a más de 3.500 vueltas, y luego el V8 parece anticiparse en cuanto el conductor piensa siquiera en bajar el pie derecho. 

Por supuesto, siempre hablamos de los modos más dinámicos del Manettino, que ahora cuenta con cinco etapas. Y hablando del volante: en el Portofino M el conductor aún puede manejar las funciones mediante botones reales. 

Los Ferrari más modernos tienen un volante con superficies táctiles sensibles que a veces reaccionan mejor y otras menos. En caso de duda, la operación se convierte en un juego de azar.

Si el pie del conductor cae demasiado ambiciosamente, el Portofino saca el trasero con mucha ambición a la salida de la curva. En el modo Sport tiende a hacerlo de forma más lúdica, en el modo Race sigue la línea de una forma que sólo el 911 GTS puede hacer aquí.

Porsche 911 Carrera GTS Targa: entre dos mundos

En cuanto al motor, el GTS se inspira mucho en los hermanos Carrera; en el chasis, hereda más del Turbo, con su eje trasero cuidadosamente guiado, que incluye muelles auxiliares siempre vigilantes, ya que están pretensados. 

911 Targa

Y en cuanto a la carrocería, no es ni carne ni pescado: no es un auténtico cupé porque lleva una tela ondeando sobre el techo, ni un auténtico descapotable porque la parte trasera de la carrocería permanece en su sitio incluso con el techo abierto. Así que mar y tierra, y se sabe que esta es la más sabrosa de todas las variaciones. Y de alguna manera también la más bonita, aunque claro, eso siempre es cuestión de gustos. 

Conclusión

Independientemente de si vas con 180 ó 620 CV, conducir con el techo abierto tiene su propio encanto. El tipo de techo que elijas no influye en el placer de conducir en sí. Cada uno tiene su propio estilo, no solo de capota, también de comportamiento. Pero todos son irresistiblemente deportivos. 

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