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Prueba Ford Mustang GT 5.0

Prueba Ford Mustang GT 5.0
Tras la prueba del Ford Mustang GT 5.0 puedo asegurar que no hay un vehículo igual a este precio. Es divertido, su motor, único y su imagen, muy atractiva.

Hay coches icónicos, míticos, y luego está el de esta prueba: el Ford Mustang GT 5.0. Desde que la compañía de Detroit presentó la primera generación en el Salón de Nueva York de 1964, donde en menos de 24 horas se vendieron veinte mil unidades, ha sido líder de su segmento y el sueño de cualquier amante del motor. Su imagen, sus prestaciones y su precio nada exagerado han hecho que sea el favorito entre los pony cars -de hecho tiene el honor de ser el deportivo más vendido-. Por fin, y tras 51 años, se comercializa en Europa. Ha costado, pero nuestras plegarias han sido escuchadas y nuestro deseo, hecho realidad. 

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Se trata de la sexta generación, pero mantiene el diseño retro que la anterior rescató de forma totalmente acertada. Destaca su enorme capó, que desde el asiento del conductor parece infinito. La unidad equipa las franjas deportivas en negro (500 euros), con las que la joroba que emerge frente al conductor da una sensación de ser aún más prominente. Sus grupos ópticos, los delanteros afilados y los traseros divididos en tres, como el precursor de esta saga, hacen el resto. También su línea de cintura ascendente, que marca el paso de su perfil, del cual destaca el trazo de tensión cuya fusión con la carrocería enfatiza aún más el marcado paso de rueda posterior.

Prueba Ford Mustang GT 5.0

Asimismo, ese aire retro se puede respirar en el interior. El volante de tres radios, el cuadro de instrumentos, en el que están integradas dos esferas correspondientes al cuentarrevoluciones y al velocímetro, y las toberas del sistema de climatización son algunas de sus señas de identidad. Lo cierto es que el diseño es muy fardón; no lo son tanto los plásticos duros repartidos por el habitáculo. No solo restan puntos a su calidad percibida, también al tacto. Claro ejemplo de ello son los botones en plata con los que se pueden modificar la dirección o el tipo de conducción. Esa consola retro-moderna adopta los botones justos, pero casi todos los necesarios -echo en falta los de la posición de la ventilación-; los que no están se pueden accionar desde la gran pantalla de 8 pulgadas del sistema de infoentretenimiento con sistema SYNC3.

Rápidamente encuentro una posición cómoda de conducción. Además, sus asientos, que tienen un mullido agradable, agarran de forma notable mi cuerpo. Las banquetas posteriores son otra cosa… Lo primero que tengo que criticar es su acceso, que es incómodo, puesto que el espacio para entrar es muy justo -parte de culpa la tienen los asientos delanteros, que no se mueven de forma automática-. Además, una vez superado este escollo, esperan dos plazas que pueden ser utilizadas para trayectos cortos, eso si no quieres castigar a los pasajeros.

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Pero lo mejor de todo de esta prueba del Ford Mustang GT está bajo su capó. Hace poco más de medio año tuve la oportunidad de probar la versión con motor EcoBoost. Lo cierto es que me sorprendió gratamente. Sus 340 CV me parecieron una cantidad más que digna para mover este vehículo de 1.655 kilogramos. Pero dejémonos de bloques ‘compactos’, porque estamos hablando de un Mustang, ese rabioso deportivo que brillaba por sus asalvajados caballos producidos por un propulsor V8. Y precisamente es ese motor atmosférico el que se ha acoplado a esta versión, la más potente de la gama, que en este caso, antes del restyling -en Estados Unidos ya se comercializa el Ford Mustang 2018-, rinde 421 caballos.

Pulso el botón start situado en la parte inferior de la consola central y el bloque de dos bancadas comienza a funcionar. El bramido que emite en frío es estremecedor, un regalo para mis oídos. No tiene el apoyo del escape como sí ocurre con el Porsche 911 o el BMW M3, razón por la cual no es tan salvaje y sí más refinado. Si su sonido es una de las virtudes que tiene el Mustang GT, otra es la respuesta del propulsor. Bajo tu pie derecho tienes a tu disposición 421 CV que son entregados a 6.500 rpm, mientras que su par máximo de 530 Nm, lo hace a 4.250 rpm. Lo bueno es que desde bien abajo, desde las 1.000 rpm, tienes fuerza suficiente, entregada de forma muy lineal, como para no tener que jugar con el cambio; ojo, que el ‘bicho’ pesa nada más y nada menos que 1.720 kilogramos. A pesar de su ‘sobrepeso’, acelera de 0 a 100 km/h en 4,8” y es capaz de tocar los 250 km/h de velocidad punta. Todas esas excelentes cifras se ven reflejadas en un consumo excesivamente alto. Además, no ayuda su depósito de combustible de 61 litros. Durante la prueba el consumo medio se ha situado en 14,0 l/100 km. Si es algo que te preocupa, deberías mirar la opción de 2,3 litros. 

En mi unidad de pruebas, este V8 está asociado a un cambio manual de seis relaciones que destaca por su rapidez. Lo que no me ha gustado tanto es su excesiva resistencia cuando se realizan movimientos rápidos.

El Mustang no es el más fugaz de su clase, tampoco el más ágil, pero sí me han llamado la atención sus cualidades a pesar del peso que declara. Se mueve en curva de forma bastante rápida y sin movimientos acusados. De hecho, gracias a una de sus novedades, la suspensión posterior de paralelogramo deformable, que sustituye a la de eje rígido, permite que este ‘pony car’ sea una buena opción para uso diario… siempre y cuando sus dimensiones y su consumo no sean un impedimento. Y es que el año pasado tuve la oportunidad de probar la versión que Ford comercializa en Estados Unidos y la diferencia es notable, puesto que las unidades que se venden en Europa, en sus estabilizadoras, muelles y amortiguadores se les ha aplicado un tarado diferente. 

Tras realizar la prueba del Ford Mustang GT 5.0 puedo confirmar que no hay un coche como él a un precio tan ’asequible’. Su portentoso V8 rinde 420 CV, potencia que es transmitida al eje trasero. No es la mejor opción para batir récords en circuito, pero sí para divertirte en el día a día. Y es que cuando lo aparques, no podrás evitar girarte para dedicarle una mirada.

interior Ford Mustang GT 5.0

Valoración

Nota8

Tras la prueba del Ford Mustang GT 5.0 puedo asegurar que no hay un vehículo igual a este precio. Es divertido, su motor, único y su imagen, muy atractiva.

Lo mejor

Imagen. Motor atmosférico V8. Diversión al volante.

Lo peor

Plásticos en el interior de no muy buena calidad. Consumo.

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