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Llega el Mazda CX-60 2022. ¿Creías que te ibas a olvidar de los motores de seis cilindros?

Lo de sigue tu propio camino, multiplicado por cinco

Con la llegada del nuevo CX-60, Mazda demuestra una vez más que sigue su propio camino en cuanto a diseño y motores, lo que es genial.

Y es que a muchos no nos deja de sorprender que para sus modelos compactos opten por un bloque de dos litros y cuatro cilindros. Mira por ejemplo el Mazda 3 o el CX-30, que además llevan etiqueta Eco en todas sus versiones.

Más cosas locas: MAzda ha patentado un motor turbo de dos tiempos

Pero ahora desde Hiroshima han dado un paso adelante, y no solo por tamaño (con 4,74 metros, el CX-60 es el modelo más grande de su gama), sino por motores: el rightsizing del que hablan tanto en la marca avanza una casilla.

Veamos: ¿bloques de 1.5 litros o de 2.0? Todo eso se queda muy atrás en el CX-60, que tendrá una gama formada por un híbrido enchufable con un Skyactiv 2.5 atmosférico unido a un motor eléctrico, un bloque de gasolina Skyactiv-X de 3,0 litros y un turbodiésel con tecnología Skyactiv-D de ¡3,3 litros! Fantasía pura.

Primero el PHEV

Nuevo Mazda CX-60 2022 PHEV

Pero el mercado manda y el primer Mazda CX-60 que se va a vender en 2022 va a ser el híbrido enchufable. Lo cual por otro modo es comprensible, ya que en la marca piensan que nada menos que dos tercios de los Mazda CX-60 que se vendan serán de esta versión.

El sistema híbrido está formado por un gasolina 2.5 de inyección con 190 CV y 261 Nm al que se une un motor eléctrico de 100 kW y 250 Nm. En total son 327 CV y 500 Nm, aunque quizá lo más interesante para quien se haga con uno está más allá de los 33 gramos de CO2 y pase por la autonomía: 63 km en modo eléctrico de manera combinada (68 en ciudad) y un consumo medio de 1,5 litros.

El corazón de todo es una batería de 17,8 kWh que, ojo a la curiosidad, es la mitad de la que utiliza el Mazda CX-30. En total se podrá cargar en casa en unas cuatro horas con un cargador de corriente alterna normal de 220 voltios, así que es una buena noticia, mientras que en marcha la frenada regenerativa se encargará de recuperar cara durante la conducción.

Motores de seis cilindros más adelante

De locos. El nuevo Mazda CX-60 también llegará con otras dos motorizaciones más, aunque aún no hay muchos datos. 

Por un lado estará el esperado gasolina de seis cilindros en línea que tendrá tres litros de cubicaje y tecnología Skyactiv-X. Es decir, que utilizará un compresor para inyectar más aire a la mezcla, pero no sirve exactamente para proporcionar más potencia, tal y como me aseguran en la marca. Este bloque llegará en 2023.

Un poco antes llegará el nuevo 3.3 diésel  y que es “ideal para los que quieren conducir grandes distancias”. Del CX-60 Skyactiv-D no hay nada oficial por el momento, aunque sí que admiten que cumplirá con la Euro 7 y que para ello necesitará un convertidor catalítico (SCR) y AdBlue.

Otras novedades: tracción integral o propulsión

El CX-60 ha salido de un folio en blanco en lo que lo único que sabían es que iban a utilizar la nueva plataforma de Mazda para modelos grandes. Eso quiere decir, entre otras cosas, que existirán versiones de propulsión y de tracción integral.

Los CX-60 AWD serán los PHEV, aunque también se podrá montar este tipo de tracción en el diésel. Y no: por si te lo preguntas, en Mazda no utilizan un sistema de tracción integral en el que cada motor mueve un eje, sino que es un árbol de transmisión el encargado de repartir el par entre las ruedas delanteras y traseras

En el caso de los integrales, en circunstancias normales el nuevo SUV de Mazda se moverá como un modelo de propulsión pura (se mantiene un poco de par delante por motivos de estabilidad, como me confiesa Joachim Kunz, uno de los responsables del proyecto), aunque en función de las necesidades se podría mandar el 100% del par al eje delantero. 

Un detalle curioso del Mazda CX-60 es que su nueva caja automática, que pasa de seis a ocho velocidades, no utiliza embrague, sino un sistema multidisco que es el encargado de hacer las veces del convertidor de par. Con eso, asegura Kunz, la sensación es mucho más inmediata y se parece más a un cambio manual.

Cinco coches que marcaron la historia de Mazda

En la marca siguen apostando por ese concepto denominado Jinba Ittai que se refiere a la unión del jinete con el caballo. Es decir: que intentan que el conductor y el coche se sientan como una unidad. Lo estrenaron en el MX-5 y lo cierto es que desde entonces el tacto de conducción está a un nivel muy bueno.

Y para mantenerlo, los ingenieros (el desarrollo se ha hecho a caballo entre los equipos europeos y japoneses) han desarrollado un sistema que en curvas frena ligeramente la rueda trasera interior. Eso, unido a la suspensión multibrazo, hace que se hunda la carrocería de ese lado, por lo que se elimina el balanceo. ¡Sencillo pero pero eficaz!

Interior: materiales alternativos e inspiración en la artesanía

Al hablar de un Mazda no me podía dejar olvidado en un cajón el diccionario de japonés. Al ya clásico Jinba-Ittai se le unen vocablos como Musubu (que es el arte de unir cosas y del que proceden las peculiares costuras entre paneles) o Ma, que es un concepto que significa algo así como que el vacío no está nada mal, que el vacío da paso a la existencia.

Y lo cierto es que cuando me acomodo en los asientos delanteros de un CX-60 de preproducción disfruto de una agradable sensación de tranquilidad gracias a esa idea: nada de miles de adornos, curvas, líneas rectas, cromados y demás. 

Como ocurre en otros modelos de la marca de Hiroshima, la información tiene varios niveles: la pantalla central de 12,3 pulgadas es el corazón del sistema de infotainment, aunque, ¿sabes qué? ¡Se maneja con una ruleta! Nada de controles táctiles. ¿Música para tus oídos? Normal.

VÍDEO: Mazda CX-60 en movimiento, ¿qué te parece?

También hay una pantalla digital para los relojes, aunque de nuevo es para estar tranquilo: representan un cuadro de relojes convencional con la información habitual de la marca. Y para completar el pack, está el Head-Up Display, que es más grande (aunque no será de serie en la versión de acceso).

En cuanto al habitáculo, es un modelo que se acerca a los cinco metros y que, por lo tanto, disfruta de bastante espacio interior. La sensación de desahogo es notable sentado al volante y muy de agradecer detrás, donde unos asientos de mullido duro y respaldo muy marcado recogen a los pasajeros sin problema

Quizá la línea de la ventanilla está un poco alta, pero no creo que sea un problema, como tampoco lo es la altura libre para la cabeza (a pesar de contar con el techo solar panorámico la primera vez en Mazda) o el hueco bajo los asientos para meter los pies.

¿Cuándo llega el CX-60 y con qué precio?

Sin duda, el Mazda CX-60 es una apuesta potente por muchas razones. Por ejemplo, por apostar por un SUV de tamaño grande. Que este tenga propulsión está genial. Pero que bajo el capó, aparte de la versión PHEV aparezcan motores de tres litros es algo fantástico. Seguro que levanta interés.

Pero, entonces, ¿cuál es su precio? Pues bien: el CX-60 más barato costará 50.268 euros, aunque será una versión de acceso que probablemente no sea la más exitosa: como me aseguran responsables de la marca, la mayoría de Mazda que salen de los concesionarios tienen equipamientos elevados. Habrá que estar atentos a la lista de precios completa y definitiva...

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