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La increíble historia del Citroën Visa GTI

La increíble historia del Citroën Visa GTI

Recogió el relevo del Citroën Ami antes de que éste se convirtiera en el coche eléctrico que es hoy y fue el predecesor del Citroën AX, uno de los utilitarios más conocidos de los años noventa. Hablamos de un modelo que se subió a la cresta de la ola formada por los pequeños deportivos de los años ochenta ofreciendo algo que estaba al alcance de pocos. Hoy desempolvamos el pasado de Citroën para recordar la increíble historia del Citroën Visa GTI.

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Corría el año 1978 cuando la casa francesa presentó al sucesor del Ami. Se trataba de un compacto asequible y modesto destinado a las familias con una gama de motores formada por dos niveles de potencia: 35 y 50 CV. Hablamos, efectivamente, del Citroën Visa. Un modelo que llegó en un momento, los años 80, en el que los coches pequeños y picantes estaban en auge.

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El Renault 5 Turbo, el Ford Fiesta XR2, el Volkswagen Golf GTI, el Fiat Uno Turbo o el Peugeot 205 GTI (al que no debemos perder de vista en este artículo) eran el mejor ejemplo de aquellos compactos deportivos que ofrecían diversión para todos los públicos. El Citroën Visa tenía todos los ingredientes para la receta, pero le faltaba el sabor.

La increíble historia del Citroën Visa GTI

1985: llega el Citroën Visa GTI

Sus primeras variantes más prestacionales llegaron en 1982 de la mano del Visa GT (80 CV) y del Visa Crono (93 CV), pero no fue suficiente. Tres años después, en 1985, nacía el Citroën Visa GTI: la última y definitiva versión deportiva que emanaba un atractivo único que le valió para convertirse en uno de los modelos más valiosos para el mundo de los rallies. Algo que no le impidió triunfar sobre el asfalto.

El Citroën Visa GTI (1985-1988) no seguía la moda del momento y tampoco era un coche bonito, pero era diferente. En el frontal lucía unos faros redondos dobles y en la trasera un pequeño alerón, pero lo que llamaba la atención eran sus ensanchados pasos de rueda: una medida adoptada para que las ruedas delanteras cupieran dentro de la carrocería.

La increíble historia del Citroën Visa GTI

El motor del Peugeot 205 GTI

¿Por qué hicieron esto? La razón es sencilla: el Visa GTI fue equipado con el bloque del 205 GTI. Un movimiento con el que arrancó la asociación entre Citroën y Peugeot, que había comprado la marca de los chevrones en 1975. Se trataba de un motor 1.6 de 105 CV (que llegaría a 115 CV en 1986) con tracción delantera que no cabía en las compactas dimensiones del Citroën Visa.

A este motor potente y elástico sumaron unas suspensiones más firmes y más rebajadas para diseñar un conjunto tan divertido como eficaz y preciso. El Citroën Visa pesaba 870 kilos, algo que contribuía a hacer de él un coche ágil y rápido: pasaba de 0 a 100 km/h en nueve segundos y presumía de una velocidad máxima de unos 180 km/h. El único pero era su cierta inestabilidad, algo que se debía a que el eje trasero era más estrecho que el delantero. Algo que a muchos se les olvidaba cuando se ponían al volante del Citroën Visa.

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