Compacto, con versiones eléctricas y por menos de 22.000 euros, ¿merece la pena?

En un momento en el que el público demanda vehículos tipo SUV, una buena idea, desde el punto de vista comercial, es convertir un modelo en un todocamino o, al menos, parecerlo. Así lo entendieron en Citroën con su compacto del segmento C, disponible con versiones eléctricas y por menos de 22.000 euros. 

El Citroën C4 es uno de los modelos más exitosos de la historia reciente de la marca francesa. Un coche que, después de dos generaciones con un diseño típico de turismo compacto, en esta tercera entrega adopta un formato más cercano a un crossover.

Esto se aprecia en su altura libre al suelo, de 156 milímetros, que es una medida inferior a la de un SUV, pero muy por encima de la que ofrecen los compactos normales. Además, muestra un aspecto muy musculoso y un diseño que no deja a nadie indiferente, como es costumbre en Citroën. Cabe destacar el diseño del pilar C, inspirado en el Citroën BX.

Tenemos, por tanto, una berlina reinventada, con ciertos matices SUV, que destaca por su elevado confort de marcha, gracias a la configuración blanda de las suspensiones y a unos asientos con un extra de mullido, un coche muy francés para circular por ciudad y viajar con total comodidad.

Compacto, con versiones eléctricas y por menos de 22.000 euros

Poco a poco, el motor diésel va desapareciendo de la oferta de motorizaciones de las marcas y en este Citroën C4 sólo se puede elegir entre dos opciones de gasolina y una totalmente eléctrica, de la que hablaremos más adelante. 

Las dos versiones eléctricas se corresponden con el mismo motor: un bloque de tres cilindros y 1.2 litros PureTech, con inyección directa, sobrealimentación por turbocompresor, filtro antipartículas y distribución variable en la admisión y el escape. Está disponible con dos niveles de potencia, 100 y 130 CV, asociados a un cambio manual o automático EAT8 en el caso del más potente.

A propósito de la caja de cambios automática, es de ocho velocidades de tipo convertidor de par. Tiene un funcionamiento suave, aunque no muy rápido. No obstante, si se opta por la selección manual de las marchas, a través de las levas del volante, el cambio es más rápido. 

Como te contamos en nuestra prueba del Citroën C4, es un vehículo que busca la comodidad, como demuestra su confortable suspensión con amortiguadores progresivos hidráulicos y sus asientos, con un mullido con el que no se nota la fatiga y que filtra, aún más, las irregularidades de la carretera.

También hay una versión 100% eléctrica con etiqueta CERO, llamada Citroën ë-C4. En este caso, recurre a un motor de 100 kW (136 CV), alimentado por una batería de 50 kWh de capacidad brutal, que le proporciona una autonomía de 355 kilómetros. 

Interior moderno y práctico

Citroën no sólo ha cuidado el aspecto exterior del C4 sino, también del interior, aunque hay que decir que es más convencional que el C4 Cactus. Tenemos un salpicadero presidido por una pantalla digital, desde la que se controlan muchas funciones del vehículo. Lo bueno es que la gestión del climatizador queda aparte. 

Tras el volante, una pequeña pantalla hace de cuadro de instrumentos. Lo de pequeña no es una forma de hablar, tiene cinco pulgadas. Aun así, ofrece una información clara, aunque el cuentarrevoluciones sólo se ve en una de las configuraciones, la denominada Cuadrantes (hay cuatro más: Mínimo, Navegación, Conducción y Ordenador).

Otra característica de la berlina francesa es la cantidad de huecos para depositar objetos distribuidos por todo el habitáculo y destaca la bandeja que se despliega en el lado del acompañante, para apoyar una tablet. 

En términos de habitabilidad, el C4 ofrece espacio suficiente para acoger a cuatro adultos con holgura, aunque el diseño del techo en caída para darle ese aspecto coupé condiciona el espacio para la cabeza. En cambio, el espacio para las piernas es muy bueno. El maletero tiene 380 litros de capacidad, en la media de su categoría. 

¿Merece la pena?

El Citroën C4 es un coche suave, como gusta en el país vecino. En carretera tiene un comportamiento más cómodo que dinámico, lo cual es ideal para cubrir largos trayectos sin apenas notar el paso de los kilómetros. Pero si avivas un poco el ritmo, se nota el balanceo, a lo que no ayuda su distancia libre al suelo.

Como coche para viajar, es perfecto, sobre todo, la versión de gasolina. El eléctrico es un mundo completamente diferente, mucho más suave y silencioso, pero para usarlo en trayectos cortos. 

El Citroën C4 tiene un precio de partida de 20.885 euros, con el acabado básico Live Pack y el motor de gasolina de 100 CV con cambio manual. En cuanto al C4 eléctrico, arranca en 35.635 euros, con un nivel de equipamiento superior, Feel Pack, aunque puede acogerse a las ayudas del Plan MOVES III.