Alfa Romeo Giulia vs Stelvio... ¿a cuál le sienta mejor el motor Ferrari?

Justo a tiempo para el verano, el Alfa Romeo Giulia y Alfa Romeo Stelvio refrescan su imagen. Esta es una comparativa entre el hermano mayor y el pequeño, pero hemos cogido en ambos casos la motorización más bestia: los modelos Quadrifoglio con 510 CV.

La primera conclusión es que Alfa Romeo introduce tres innovaciones importantes. Primero: ambos modelos ahora tienen una armada completa de asistentes, por ejemplo, mantenimiento de carril activo o asistencia de punto ciego, asistente de atascos de tráfico y advertencia de fatiga. Tiene, por tanto, todo lo necesario para aceptar un Nivel 2 de conducción autónoma.

En segundo lugar, los italianos han mejorado el interior, se ve mejor acabado e incluye detalles como el compartimento para la carga inductiva de teléfonos inteligentes. Y por último, han renovado su sistema de control multimedia, confiándolo a un mando giratorio y a un sistema de menús en el que, eso sí, echo de menos más botones de acceso directo a algunas funciones. 

Un Ferrari en su interior

El V6 de 2.9 litros viene directamente del Ferrari 488 GTB. Y esto contagia al resto de ambos coches un indudable sabor a Ferrari. En el Giulia, presiono el botón de arranque rojo en el volante, me retrepo en este asiento deportivo maravillosamente formado con un reposacabezas completamente integrado, miro hacia los dos instrumentos de aguja ubicados tubos profundos y piensa: gracias, Alfa, porque no todos los velocímetros tienen por qué ser digitales. ¡El sector del automóvil se ha vuelto loco con esto!

El Giulia tiene propulsión trasera, por lo que no hay fuerzas que disturben el eje delantero; entre yo y el asfalto solo hay un sistema de dirección. Alfa se orienta con el Giulia hacia el BMW Serie 3, y con el Quadrifoglio, concretamente hacia el M3.

Y al igual que BMW, Alfa instalando una transmisión automática de ocho velocidades de ZF, que cambia de marcha de forma totalmente automática o a mano con levas gigantes en el volante que son fijas, es decir, no están conectadas a la cenefa.

¡En marcha!

En la autopista, los neumáticos de nuestro coche de prueba, en formato 285/40 R 20, te describen hasta la última ranura del asfalto, y tienes que habituarte a los frenos, porque su respuesta es inmediata. 

¿Y el empuje? Pues imagina:  la máquina sale disparada desde las 2.500 vueltas, que es cuando entrega sus brutales 600 Nm de par. Y  anhela la próxima curva una y otra vez, para que el espectáculo comience nuevamente: frenar, presionar la paleta del volante a la izquierda, bajar, acelerar, subir con la derecha. 

El Giulia es tan ágil en una carretera de montaña, que le perdonas algunos pecadillos veniales para tratarse de una berlina de alto estanding, como la incomodidad de tener que acceder a las plazas traseras por encima del arco de la rueda. 

¿Y qué pasa con el Stelvio? 

Honestamente: es un buen coche. ¡Pero mejor píllatelo con motor diésel! Con este bloque de 510 PS en la parte delantera, tracción total y 1.9 toneladas de peso sin carga (más de 200 kilos por encima del Giulia) es un tipo, digamos, agitado para esta categoría de vehículo. 

¿Realmente necesitamos una formato SUV de 4,70 metros que se balancea en las curvas una y otra vez y no es capaz de absorber las irregularidades del asfalto con la eficacia del Giulia? Ni siquiera, cuando pongo la suspensión en modo “Soft” -suave-.

Y luego está el precio

El Giulia Quadrifoglio parte de algo más de  80.000 euros. Por el Stelvio con la hoja de trébol debes pagar unos 10.000 euros más. Y en cuanto te dejas tentar por opciones como el escape Akrapovic o la pintura roja específica, la cosa se dispara aún más. 

Conclusión

Alfa Romeo está viva. Y eso es bueno, porque trae chispa al sector. El Giulia es una berlina hermosa, el Stelvio es un SUV y va más, por ello, con las tendencias actuales. Pero si optas por este último, mejor mira el modelo diésel.