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Comparativa: BMW Serie 5 Touring/Jaguar XF Sportbrake/Volvo V90

BMW Serie 5 Touring vs Jaguar XF Sportbrake y el Volvo V90

Convertirse en padre no implica necesariamente renunciar al lujo y a las prestaciones. Modelos como el BMW Serie 5 Touring, el Jaguar XF Sportbrake y el Volvo V90 demuestras que un familiar puede tener todas esas cosas, y añadir además la practicidad de mucho espacio. Los enfrentamos. Comparativa: BMW Serie 5 Touring vs Jaguar XF Sportbrake y el Volvo V90.

Resulta curioso tratándose de este tipo de vehículos, pero puesto que los diésel están cada vez más en tela de juicio, hay que empezar a prestar atención a las variantes de gasolina, hasta ahora, las grandes marginadas cuando hablamos de coches familiares. Y en cuanto a sus carrocerías... Lo cierto es que el departamento de diseño de Volvo está más en forma que nunca, y esto también se confirma en este V90, con unas proporciones excepcionales, cantos marcados y detalles muy afinados.  

Por mucho que sea sueco, no esperes la sencillez de Ikea en su habitáculo. Aquí hay mucho más refinamiento, pero sin llegar a ser barroco. Destaca su gran pantalla táctil de nueve pulgadas con muchas funciones. A su manejo, eso sí, hay que acostumbrarse, porque no es lo más intuitivo del mundo. Los asientos delanteros, con reposacabezas fijo, tienen algo menos de mullido que los del BMW, pero son sobradamente cómodos. Y en la segunda fila, es el que más espacio ofrece de los tres. No así el maletero: cubica de 560 a 1.526 litros, y eso son dos maletas de viaje menos que en el BMW y el Jaguar.

El diseño del XF también está muy logrado, con su masivo frontal y sus afiladas líneas laterales, estilo coupé, que tanto se estilan ahora. El estiloso cockpit espera cargado de detalles, como el mando circular emergente para el cambio automático. Por desgracia, el manejo de la pantalla táctil de 10 pulgadas es confuso y también requiere un periodo de adaptación. En el R Sport, los deportivos y ergonómicos asientos delanteros son de serie, las plazas traseras son desahogadas y el maletero, con entre 565 y 1.700 litros, cubica prácticamente lo mismo que el del bávaro.

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El 530i no es tan arrebatador como sus dos rivales al primer vistazo, pero tiene una carrocería elegante y proporcionada. Lo mismo se puede decir del cockpit, con un aspecto sobrio pero un manejo de los elementos de control intachable, mucho más intuitivo rápido que el del Jaguar y el Volvo. En las plazas traseras ofrece un espacio similar al británico, y los asientos son muy cómodos. El maletero cubica entre 570 y 1.700 litros y es el que más puede cargar de los tres: 559 kilos frente a los 498 del Jaguar y los algo rácanos 467 del Volvo. El sueco es el único de los tres con tracción delantera  y motor transversal.

El BMW, en el punto de equilbrio

La dirección, por tanto, tiene más influencia de la mecánica. Y el mayor radio de giro (12,2 metros). Su 2,0 litros de cuatro cilindros rinde 250 CV y tiene una respuesta agradable, le falta el nervio de sus contendientes pero permite un rodar relajado, con una buena reserva de fuerza en cualquier situación. Eso casa con el carácter confortable del Volvo, que tiene un rodar silencioso con un chasis que filtra muy bien lo que sucede en el asfalto. No nos ha gustado tanto el consumo: los 10,9 litros que hemos medido nos parecen demasiado para lo que se estila hoy en día. Además, tiene el depósito más pequeño (55 litros) por lo que exige pasar demasiado a menudo por el surtidor.

BMW Serie 5 Touring vs Jaguar XF Sportbrake y el Volvo V90
Toni Bader / AUTO BILD

El del Jaguar admite hasta 74 litros y consume 9,8 litros, de modo que permite olvidarse más del indicador de combustible. Sus 250 CV, además, están mejor aprovechados: sube de vueltas con más ímpetu, el sonido es deportivo en toda la banda del cuentavueltas y su dirección tiene una respuesta más inmediata. El ajuste general es más firme, lo que beneficia su agilidad en curvas. Pero para tratarse de un coche como este, para viajar en familia, nos parece que se les ha ido la mano a los ingenieros. Las irregularidades se notan en el habitáculo más de lo deseado.

El BMW alcanza el punto de equilibrio: puede ser realmente suave en autovías, y tiene la chispa que uno busca cuando realiza una conducción decidida por carreteras comarcales. Y es que se nota tan ágil y directo como un BMW Serie 3. Su brioso 2,0 litros de cuatro cilindros con 252 CV mantiene el empuje en todo momento, sube de vueltas con ganas y permite unos adelantamiento fulgurantes. Así, el bávaro consigue mover sus 1,8 toneladas, de 0 a 100 km/h, en tan solo 6,1 segundos, mucho antes que sus rivales (7 segundos el Volvo y 7,7 el Jaguar).

El BMW no pierde el ímpetu y la ventaja se hace aún mayor a 200 km/h. Lo mismo puede decirse a la hora de recuperar. El BMW da la sensación de tener mucho más par, aunque esta cifra es prácticamente similar en los tres casos. Y todo esto, con el menor consumo: 8,9 litros cada 100 km/h.

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