Comparativa: Audi Q5 Sportback, BMW X4 y Mercedes GLC Coupé

Tercer puesto: Mercedes GLC 300 Coupé

El Mercedes GLC 300 Coupé está “amueblado” con gusto, con atractivos instrumentos digitales de altísima resolución y una gran pantalla de navegación opcional. Los asientos son más cómodos que deportivos, y vas más relajado en la parte trasera que en el BMW X4, especialmente porque vas más alto. 

El mild-hybrid de cuatro cilindros y 2.0 litros con 258 CV le hace perder puntos en esta comparativa: se siente más esforzado, es más ruidoso y hosco que el de sus oponentes y, además, es el que más consume, con 10,8 litros de media en nuestra prueba. 

Y eso que nos ha encantado el convertidor automático de nueve relaciones, muy vivo y acertado en todos los cambios, pero aun así no logra darle al motor una respuesta más fluida y menos glotona. 

Es una pena, porque el ajuste del chasis es una delicia. Con la suspensión neumática opcional, el GLC pisa con mucha confianza, lo que junto con la dirección, de respuesta rápida y comunicativa, da como resultado un comportamiento aplomado que permite rodar relajadamente a altas velocidades. Un placer en la conducción que tiene un precio, claro: este GLC es el más caro de los tres. 

Segundo puesto: BMW X4 xDrive30i

Esta es la segunda generación del X4 y se nota. El BMW se ve moderno y transmite solidez, el espacio es correcto y el iDrive sigue siendo, en nuestra opinión, el mejor sistema de control multimedia del mercado. Una pena que los instrumentos, que no son tan fáciles de leer como en el Mercedes, no estén a la altura. 

En la parte trasera, BMW ha instalado el asiento demasiado bajo, y eso provoca que las personas altas deban agacharse demasiado en el acceso. 

El motor de cuatro cilindros y 2.0 litros con 252 CV funciona con algo más de rudeza que el TFSI en el Audi Q5 Sportback, gira enérgicamente y suena bastante robusto en regímenes elevados. Y como siempre, el despierto convertidor automático ZF nos ha cautivado. 

El X4 tiene un ajuste del chasis firme, lo que de la mucha estabilidad que, unida a una dirección rápida y precisa, da como resultado un comportamiento inapelablemente ágil. 

Primer puesto: Audi Q5 Sportback 45 TFSI

Audi se tomó su tiempo para lanzar un SUV coupé. Y mereció la pena, a la vista de su parte trasera: es la más espaciosa y la única que tiene disponible, de manera opcional, un asiento deslizante. 

Delante, la mayor parte de los elementos de control se concentran en la pantalla táctil. El menú y los gráficos están bien, pero el display está bastante lejos del conductor.

El 2.0 litros de 265 CV es ya conocido de varios automóviles del grupo VW y hace su trabajo en este Audi de manera convincente: funciona cremoso, cultivado y silencioso.

La transmisión de doble embrague de siete velocidades cambia rápidamente y ahora, además, con suavidad. El modelo de prueba estaba equipado con una suspensión neumática opcional muy sensible. ¿Qué implica esto? Que incluso los baches pronunciados y los adoquines se convierten en suaves ondulaciones. Pero al mismo tiempo, el conjunto va bien asentado y balancea poco. 

La dirección, que es demasiado ligera para nuestro gusto, contribuye también a la suavidad general, aunque la experiencia de conducción se vuelve ligeramente desacoplada: a quien le guste ir muy aislado del asfalto, le encantará este coche. Y todo esto por un precio que lo vuelve el más barato de los tres. 

Conclusión

Nos queda claro que, en estos tres modelos, a efectos prácticos la línea coupé del techo no supone una gran merma respecto a sus hermanos rectilíneos. Gana el Audi por ser el más equilibrado y puntuar bien en prácticamente todos los apartados. El BMW es el atleta del grupo y el Mercedes, el tipo noble y refinado. En comportamiento, cada uno tiene su personalidad, pero están muy a la par: los tres son excelentes al volante.