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Prueba: Opel Astra 1.5 D 122 CV automático

Comparativa del Opel Astra vs Mazda3

Se puso al día y se convirtió en el mejor Astra. Está de salida, pero es una gran opción

Me dispongo a empezar la prueba del Opel Astra 1.5D de 122 CV con curiosidad, ya que es la primera vez que conduzco un motor de tres cilindros diésel montado en el nuevo Opel Astra. Además, tiene la particularidad de que la unidad que tengo en mis manos monta la caja automática de nueve velocidades.

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Antes de lanzarme a la carretera, me tomo mi tiempo para instalarme. En su interior me encuentro cómodo rápidamente. Los asientos me parecen sencillamente espectaculares, y es que siempre se agradece la preocupación de Opel por conseguir la certificación AGR (las siglas de Aktion Gesunder Rücken, una organización alemana de especialistas en medicina postural). El resultado es una posición natural con todos los mandos a mano. 

El climatizador utiliza controles físicos, lo que siempre es una buena noticia. El resto, como es habitual, se fía a una pantalla táctil central. Solo con pensarlo me entran escalofríos: me imagino menús complicados, manejo complicado... 

Pero lo cierto es que el nuevo interfaz de Opel tiene poco que ver con el de sus hermanos que utilizan la base PSA y en su lugar me encuentro con un software basado en código abierto bien pensado, con pulsadores virtuales grandes y una lógica de manejo más que aceptable.

Tras el volante descansa un cuadro de relojes que me gusta por su sencillez. Sencillez bien entendida. Cuenta con dos diales físicos a ambos lados y en el centro una gran pantalla digital se encarga de mostrar el velocímetro. Por concepción me recuerda a la del Mazda3: en lugar de colorines y fuegos artificiales, se centran en la efectividad. Y eso que en Opel no han descuidado el apartado de la personalización y puedes escoger entre dos diseños de velocímetro diferentes.

Prueba Opel Astra 1.5 D 2021

Diésel y tricilíndrido: hola, vibraciones

Presiono el botón de arranque e inicio la prueba. El Opel Astra 1.5 D utiliza un motor de tres cilindros al igual que el resto de la gama (el radicalmente nuevo Opel Astra que va a aterrizar en 2021 lo hará con una plataforma que le permitirá versiones híbridas). Si estás acostumbrado a un cuatro en línea (o incluso al Astra 1.2 Turbo –prueba– con esta configuración), este te va a parecer áspero al ralentí: no esperes milagros, porque un tres en línea es lo que tiene.

Pero el caso es que este es un bloque hecho íntegramente en aluminio, con los que se ahorran unos cuantos kilos de peso y el turbo está controlado electrónicamente, por lo que se consigue un funcionamiento más preciso. 

Pongo la D en la caja automática e inicio la marcha. Empiezo a andar con suavidad. A velocidades de ciudad la lógica de cambio no está mal, aunque tiene a engranar marchas largas en cuanto puede, por lo que al final te ves pisando el acelerador un poco más de la cuenta para hacer kickdown y bajar marchas con las que ganar agilidad. 

No tiene levas tras el volante ni un modo S o Sport que acelere la respuesta del cambio o el acelerador. Esto último creo que estaría bien para evitar esa sensación de que siempre vas un par de velocidades por encima, lo que al final hace que la caja trabaje más de la cuenta reduciendo. En todo caso, las transiciones son muy suaves y si te gusta ir tranquilo no lo vas a ver como un inconveniente.

A la hora de salir a carretera o autopista, con velocidades mantenidas, esa sensación de comportamiento algo errático desaparece, aunque no el de que vas demasiado bajo de vueltas: por ejemplo, en novena a 120 circulas a unas 1.750 rpm (tiene 285 Nm a partir de 1.500).

En cuanto al comportamiento dinámico, es un coche orientado al confort. Mantiene el mismo aplomo y elevada calidad de rodadura de modelos anteriores: en línea recta mantiene una estabilidad lineal mejor que buena y solo en zonas de curvas te puede mostrar cierta pereza a meterse en faena, aunque es normal en un modelo con esta personalidad.

Aun así, el eje delantero es preciso y la suspensión contiene bien los movimientos de la carrocería aunque está orientada a la comodidad. La dirección está bastante asistida así que el volante no te exige ningún esfuerzo. Puede que eches en falta un poco más de dureza si circulas por una secundaria muy revirada, pero, de nuevo, te topas con que en realidad llevas un compacto confortable y no un deportivo.

Como conclusión de esta prueba, se podría decir que en conjunto el Opel Astra es un modelo mejor que el anterior: mantiene todo lo bueno (rodadura y de calidad percibida) y además añade un mejor manejo del sistema. 

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Valoración

Nota7

Hemos probado el Opel Astra 1.5 D de 122 CV con la caja automática de nueve velocidades. Si buscas un compacto muy cómodo y suave, deberías darle una oportunidad.

Lo mejor

Calidad percibida, tarado de suspensiones, cambios muy suaves, comodidad en todas sus plazas

Lo peor

Tiene a engranar marchas largas, le falta un modo algo más inmediato, dirección quizá demasiado ligera

Etiquetas: Coches compactos

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