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Mazda3 2.2 CRTD: con 150 CV

El Mazda3 2.2 CRTD se ha renovado y quiere ganar adeptos: estrena paragolpes delantero, modifica la suspensión y cambia el tacto de la dirección. ¿Realmente se notan con el motor 2.2 CRTD de 150 CV?

El Mazda3 2.2 CRTD cambia de cara. No es mucho, pero lo suficiente como para querer lucir palmito en todo su esplendor. Donde más se nota es quizá en el interior: el navegador TomTom se ha colocado en el centro de la consola y la pantalla táctil crece hasta las 5,8 pulgadas. Nada que ver con el anterior, de solo 4,1. Por lo demás, no hay nada nuevo que contar: el Mazda3  sigue siendo un coche bien terminado y con materiales que, aunque no son nada del otro mundo, dan una buena sensación de solidez.

Los asientos sujetan bien y la posición de conducción se logra rápido. Nada que objetar a Mazda, aunque si me pongo en plan sibarita, su volante está tan recargado de botones que te acabas liando y echo en falta algo más de la tecnología que ya empiezan a exhibir muchos de sus rivales (asistente de ángulo muerto, de cambio de carril, de aparcamiento, de crucero adaptativo...). Eso no significa que el equipamiento sea escaso. Al revés: el acabado Sportive trae de serie muchos elementos por los que en otras marcas deberás pagar. Claro, que también el precio del japonés no es precisamente barato y además no hay medias tintas: o te gusta la dotación entera o lo dejas, porque en la lista de opciones no hay mucho para elegir (la pintura metalizada y un pack que incluye xenón, luces direccionales, 10 altavoces, sonido Bose…).

Vamos al grano. El motor 2.2 CRTD de 150 CV no cambia nada y se aprovecha de la mejora aerodinámica (el Cx pasa de 0,30 a 0,29) para homologar un consumo más contenido (el gasto real es un litro más alto). Se oye bastante, sobre todo en aceleraciones fuertes, pero el empuje es tan convincente que al final es algo que podrás llegar a pasar por alto. Se acompaña de un cambio de seis velocidades de buen tacto y de una dirección que ha mejorado su asistencia para favorecer los giros rápidos en las calles de la ciudad. En cuanto a las suspensiones, en estos días de prueba no he llegado a percibir un cambio notable con respecto al anterior modelo (varían los amortiguadores y la rigidez de la carrocería) y sigue ofreciendo un buen compromiso entre confort y dinamismo. No llega a la eficacia de un Ford Focus o un Seat León, pero me parece más cómodo que estos dos.

Mejor resuelve el test de los 100.000 km, la prueba más exigente de AUTOBILD.es

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