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Opinión: coches chinos: ¿una oportunidad que no hay que dejar pasar?

Coches chinos

El problema no es que lleguen coches chinos o si será una gran oportunidad o no. El problema está en la deriva de la propia industria de la automoción europea, que se está dando un tiro en el pie.

En los últimos tiempos estamos asistiendo a un aluvión de coches chinos. Vehículos que, normalmente, son mucho más baratos que los europeos, japoneses y coreanos, y eso supone un gancho importante en momentos de debilidad económica como la actual. Pero ¿son los coches chinos una buena oportunidad?

En Europa tenemos que cambiar la mentalidad con respecto a China. Antes, el ‘made in China’ era sinónimo de mala calidad. Cuando vemos la etiqueta de cualquier producto y pone que está fabricado en aquel país, rápidamente desconfiamos. Pero esto ya no es así.

Ahora, el ‘made in China’ es, cuanto menos, de la misma calidad que lo producido en Europa, al menos en sectores como el del automóvil o la tecnología. El siguiente ejemplo lo podrá ilustrar mejor: a principios del 2000, de todas las patentes tecnológicas que se presentaban en todo el mundo, apenas el 2 o 3% eran chinas. Hoy, ese porcentaje roza el 50%

La evolución de China en todos los ámbitos en estas últimas dos décadas ha sido, sencillamente, brutal. Tanto que hace años que le está comiendo la tostada a Estados Unidos. De ahí algunas cosas que están pasando en el mundo a nivel geopolítico, pero esto da para otro tema. 

byd han

El caso es que, como dice mi compañero Enrique Trillo, “con el sector del automóvil va a ocurrir lo mismo que con el de la telefonía móvil: al principio sólo queríamos marcas europeas, luego coreanas y ahora muchos llevamos móviles chinos en el bolsillo”.

Hace diez años nadie habría querido un móvil chino. El comentario inmediato habría sido: “eso no dura ni dos días”. Y, sin embargo, la mayoría de nosotros tiene un móvil chino. No sólo eso, sino que se pagan grandes cantidades por uno.

Opinión: coches chinos: ¿una oportunidad que no hay que dejar pasar?

Coches chinos

Ahora, mucha gente tendrá recelo a los coches chinos. Es normal, lo nuevo suele generar rechazo y desconfianza. Ya pasó cuando llegaron a Europa los primeros automóviles japoneses, hace muchas décadas. Y pasó también con las marcas coreanas. 

Sería interesante ver la opinión generalizada hacia marcas como Kia o Hyundai hace 25 o 30 años. Y hoy son dos fabricantes claramente consolidados que ofrecen productos de una calidad muy elevada. Ahí están modelos como el Tucson, el Sportage o los nuevos eléctricos, como el Kia EV6.

Con los coches chinos va a ocurrir exactamente lo mismo. Y es verdad que los primeros vehículos procedentes de China eran ‘malillos’, claramente por debajo de los estándares de calidad y seguridad, en comparación con los coches europeos. Pero eso ya ha cambiado. 

Marcas como DFSK todavía ofrecen productos de una calidad discutible, pero otras, como Lynk & Co hace coches de una calidad similar a los de aquí. Por no hablar de las marcas que están por llegar, como BYD y NIO, que se lo pondrán difícil a nuestras marcas premium europeas.

Tampoco podemos dejar de mencionar a MG, convertida en una marca china, pero que cuenta con una larga tradición en Europa por su pasado británico. Si bien, sus primeros modelos eran cumplidores, sin más, ahora están llegando otros nuevos de mucha mejor calidad y con una relación entre precio y prestaciones imbatibles, como el caso del MG 4 Xpower.

Europa se da un tiro en el pie

Coches chinos

Pero hay algo de lo que se está hablando muy poco. El problema no es que lleguen coches chinos o si será una gran oportunidad o no. El problema está en la deriva de la propia industria de la automoción europea, que se está dando un tiro en el pie.

Europa es la cuna de la automoción. Aquí nació el motor de combustión (en Alemania) y es donde aparecieron los primeros automóviles, si bien la producción en masa se originó en Estados Unidos con el fordismo. Por aquel entonces, las viejas cancillerías europeas estaban a otra cosa, básicamente, a la guerra.

En Europa hemos sido (y somos) los mejores fabricando motores de combustión, ya sea de gasolina o diésel, y ahora estamos abandonando esa tecnología en donde, repito, somos los mejores, por otra nueva en la que no lo somos, el coche eléctrico.

Esto se debe a las políticas de la Unión Europea de ser los más verdes del mundo, que está muy bien, pero, aparte de hacer más cara la vida a los ciudadanos, está poniendo en peligro una industria muy potente en Europa, que da de comer a millones de personas en todo el continente.

Subrayo lo que he dicho antes: estamos cambiando una tecnología en donde éramos los mejores por otra en donde no lo somos. Los que dominan esa tecnología son los chinos que, entre otras cosas, tienen casi el monopolio en la producción de baterías, el corazón de un vehículo eléctrico. 

Coches chinos

De hecho, muchas marcas europeas, como BMW, fabrica sus baterías en China y también se construyen aquí algunos modelos de diferentes fabricantes. Lo que pasa es que los chinos, mientras han estado años fabricando cosas para nosotros, han ido aprendiendo. Y ahora elaboran sus propios productos como les hemos enseñado. 

Es decir, ahora los chinos saben hacer coches con unos estándares de calidad igual a los automóviles europeos y con una alta dotación tecnológica, ya que China se ha convertido en una potencia en este sentido, como he dicho antes. 

¿Qué le gusta hoy a la gente? Un coche con un diseño futurista y minimalista, con el interior lleno de pantallas enormes. Pues eso los chinos lo saben hacer muy bien. A esto le sumamos que tienen el monopolio de la fabricación de baterías y que construir un motor eléctrico potente no entraña dificultades técnicas y te sale un coche de gran calidad.

Coches grandes y poco prácticos

BMW iX

Luego hay otro error que está cometiendo Europa y que tiene que ver en concreto con el desarrollo del coche eléctrico. Éste es un producto caro, lo es y lo seguirá siendo. Es probable que, a medio o largo plazo, bajen los precios, pero no lo suficiente como para ‘democratizar’ los coches eléctricos. 

En parte, esto se debe a que Europa está siguiendo la tendencia de Estados Unidos de producir vehículos muy grandes y de lujo, que es lo que les gusta a los norteamericanos, coches grandes. En lugar de centrarse en la producción de vehículos más pequeños y utilitarios, más prácticos para el día a día, que permitan reducir las emisiones de las ciudades. 

Esto sí lo están haciendo las marcas chinas que, al mismo tiempo que desarrollan berlinas y SUV premium, también elaboran utilitarios que, dentro de poco, van a desembarcar en nuestro mercado, lo que supone una amenaza directa a los fabricantes europeos. 

Es lógico, si alguien quiere comprarse un coche eléctrico, la opción más económica actualmente es un Dacia Spring, que cuesta 19.990 euros. Si dentro de unos meses, te puedes comprar un coche eléctrico chino por menos dinero, o por una cantidad más o menos similar, pero siendo un modelo más grande, optarás por el chino.

Por tanto, los coches chinos representan una oportunidad para los usuarios, que podrán tener más opciones de adquirir un vehículo, en unos tiempos en los que se están disparando los precios de los coches nuevos.

Y, al mismo tiempo, suponen una amenaza para todo el sector del automóvil europeo. Pero la culpa no es de los chinos, sino de las políticas emprendidas en Europa en los últimos años, en contra de sus propios intereses.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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