Tres coches que marcaron la historia de Renault

Marcaron un antes y un después
En 1898 arrancó la vida de uno de los fabricantes de automóviles más importantes de Europa y del mundo, y que más ha contribuido en difundir el uso del vehículo entre la clase media tras la Segunda Guerra Mundial. Estos son los tres coches que marcaron la historia de Renault.
A decir verdad, sería injusto quedarse solo con tres modelos en una marca como la francesa con más de 120 años de historia. Cómo no mencionar, al menos, al Renault Type A, el Type AG (el primer taxi de París), el 4CV, el R8 Gordini o el espectacular Espace F1.
Pero nos vamos a centrar que tres modelos que, en sus respectivas épocas, han marcado un antes y un después
Renault 4

Presentado en el Salón de Frankfurt de 1961, el Renault 4 fue toda una revolución en la industria automotriz. No en su mecánica, que resultaba tremendamente sencilla (y fiable), sino en su concepto: un vehículo funcional y práctico, para todo tipo de usos y para cualquier tipo de conductor.
Un vehículo extremadamente polivalente. ¿Te suena? Es lo que se dice de un SUV actualmente. Y es que el ‘4 latas’ fue concebido como los actuales todocaminos, un coche capaz de circular por asfalto, pero también desenvolverse por caminos forestales con total seguridad.
Fue revolucionario también por su diseño: considerado el primer hatchback moderno, con cuatro puertas, un gran portón trasero, un interior modulable y un maletero muy amplio. El coche que inició el concepto de vehículo estándar que más se sigue vendiendo.
El Renault 4 estuvo a la venta desde 1961 hasta 1994, año en que cesó la producción en algunos países. A lo largo de todos esos años, la marca del rombo realizó muchas versiones, como el R3 de acceso a la gama, el R4 L, más lujoso o el R4 furgoneta.
Renault 5

Concebido por Bernard Hanon y diseñado por Michel Boué sobre la base del R4, el Renault 5 apareció en el mercado en 1972 y está a punto de cumplir medio siglo de vida. Renault quería fabricar un utilitario moderno destinado a un público más joven y también femenino.
El resultado fue un coche de 3,5 metros de largo, con una estética inconfundible, líneas rectas, faros cuadrados y pilotos verticales, una carrocería monocasco de tres puertas y una buena habitabilidad para albergar hasta cuatro pasajeros.
Una de las grandes novedades fue su motor colocado en posición transversal, algo poco habitual en la época. Las primeras unidades tenían la palanca del cambio situada en el salpicadero, como el Renault 4. Poco después, sería ubicada en el piso.
Más tarde, apareció la variante con carrocería de cinco puertas y otra sedán con cuatro puertas, denominada R7. Sus mecánicas eran las conocidas Billancourt de 782 y 845 centímetros cúbicos y los Cléon-Fonte, con 956 y 1.397 centímetros cúbicos. La potencia oscilaba entre los 47 y los 64 CV.

Pero pronto el R5 se convirtió en un auténtico deportivo, con las versiones Copa y Copa Turbo, con 93 y 110 CV, respectivamente. El Copa Turbo incorporaba un turbocompresor Garret T3.
Pero, si hay un R5 que todo el mundo tiene en mente, ese es el Turbo de principios de los 80, creado para homologar el coche para el Grupo B de Rally. Tenía el motor colocado en posición central y contaba con inyección mecánica.
Para ubicar el motor, fue necesario ensanchar la zaga y añadir unas entradas de aire específicas, así como un kit estético deportivo. El resultado fue una bestia de 160 CV que marcó una época.
Renault Clio

La década de los 90 empezó con el lanzamiento del Renault Clio, un coche que tenía la difícil misión de sustituir al R5, que había sido uno de los mayores éxitos de la firma gala.
El Clio inició una nueva etapa en Renault, abandonando las denominaciones con números para pasar nombres propios. Tras el Clio, llegarían el Mégane, Laguna, Scenic…
Definido como ‘Pequeño y Versátil’, tuvo un éxito inmediato y, en 1991, obtuvo el premio ‘Coche del Año’. Era un coche pequeño y práctico, dirigido a un público joven, pero con algunos elementos de equipamiento propios de segmentos superiores.
La primera generación del Clio ofreció una versión más prestacional, llamada Williams, que se caracterizaba por su pintura azul oscuro, sus llantas doradas Speedline y, sobre todo, por su motor de 16 válvulas de 2.0 litros de 136 CV, que luego pasaría a 150 CV.

La segunda generación incluyó una versión especial y limitada, el Renault Clio V6, heredero espiritual del R5 Turbo, con un motor de 3.0 litros colocado en posición central con 230 CV (hubo otra versión con 255 CV).
Desde 1990, son ya cinco las generaciones del Clio y más de 30 años en los que ha ocupado los primeros puestos en el ranking de ventas de su segmento.
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