Logo Autobild.es

El día en el que a BMW se le fue la olla metiendo un motor V12 en el Z3 Roadster

BMW Z3 Roadster V12

¡No hay narices! ¿Que no? ¡Sujétame el cubata!

BMW nos tiene acostumbrados a sorprendernos, de vez en cuando, con prototipos muy locos que, por suerte o por desgracia, más bien por desgracia, no ven la luz. Lo bueno es que, al cabo del tiempo, conocemos la existencia de casi todos ellos gracias a la labor de su departamento de Comunicación.

Y es que la firma alemana es una de las pocas compañías de automóviles que deja a sus ingenieros y diseñadores juguetear y dar rienda suelta a sus ideas, para llevarlas a cabo con chapa y motor con la finalidad de que sean totalmente funcionales.

Son muchos, como pudimos comprobar en nuestra visita al almacén secreto donde guarda más de 1.200 unidades -no te pierdas el reportaje, que merece muy mucho la pena-. 

Almacén secreto de BMW

Tras conocer los concept car del BMW Serie 3 que nunca se comercializaron -pick-up, M3 Compact, M3 pick-up...- o los BMW M CSL que no llegaron a producción, hoy te presento una de las mayores idas de olla de la marca bávara: meter un motor V12 en el BMW Z3.

"BMW siempre deja que nuestros técnicos prueben los límites", comenta Marc Thiesbürger, el portavoz del departamento de clásicos de la marca. Y fue precisamente por este motivo por el que crearon esta pieza única de colección. 

Su exterior es idéntico que el del Z3 cabriolet firmado por M, salvo por el color naranja Kyalami que se encarga de bañar su carrocería. Pero lo nuevo está, concretamente, bajo el capó. Se trata del motor M73 del Serie 7 750i (E38) y Serie 8 850Ci (E31), bloque que cabía en el vano por milímetros. De hecho, parece ser que una vez abierto el capó, cerrarlo era complicado. Para su instalación se tuvo que modificar el cárter, la bomba de aceite, el radiador y el colector de escape.

motor del BMW Z3 Roadster V12

Se trataba de un V12 de 5.4 litros capaz de rendir 326 CV, 5 CV más que el 3.2 del Z3 M. La diferencia se notaba en la cilindrada, en el número de cilindros y, sobre todo, en el par: 490 Nm a 3.900 rpm -por los 236 Nm a 3.250 rpm del seis cilindros-. Lo destacado, además de la cifra tan alta, es que a las 1.000 vueltas ya desplegaba 400 Nm. Y por si quieres fardar con tus amigos, apunta este dato: utilizaba 8 litros y medio de aceite 5W-30 de baja viscosidad.

Por su parte, la transmisión también fue modificada, sustituyendo la de cinco velocidades por la de seis del Serie 8, que podía soportar mejor la paliza que le daba su par. 

Más potente, pero no más rápido

Y todos estos cambios se notaron en la báscula, que marcaba 200 kilogramos más que el Z3 Roadster de producción: de 1.200 kg se pasó a 1.400. Por este motivo, su aceleración de 0 a 100 km/h era una décima más lenta (5,5") y el reparto de pesos no era propio de un BMW: 70/30 -cuando en BMW siempre se acerca o clava el 50/50-. Lo que sí mejoró fue su velocidad punta, 263 km/h, entre otras cosas, porque ese prototipo no estaba limitado electrónicamente a 250 km/h como el BMW Z3 M Roadster.

BMW 767iL Goldfisch’s V16

Por el enorme peso que tenía que soportar el eje delantero, se dijo la última vez que se condujo, allá por 1996, que era "desafiante de conducir. Demasiado peso en el eje delantero". Pero, es que, encima, además de ese subviraje tan acusado, parece ser que en recta también era complicado de controlar, porque en las tres primeras marchas, las ruedas traseras no paraban de derrapar, incluso a velocidad moderada.  

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.