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Test 100.000 km: Mazda3 1.6 VVT

El test de 100.000 km del Mazda3 1.6 VVT ha durado dos años. Su objetivo es claro: comprobar su nivel de fiabilidad en un uso intensivo. Los hermanos de Mazda que pasaron por este test de duración dejaron el pabellón bien alto. ¿Estará el Mazda3 a la altura?

Este test de 100.000 km del Mazda3 pretende poner a prueba la fiabilidad del modelo japonés. Antes de embarcarse en tal aventura, las expectativas eran bien altas, ya que dos hermanos suyos, el Mazda5 y el Mazda6, llegaron a la meta de los 100.000 kilómetros de un modo impecable. ¿Será capaz de repetir la proeza el Mazda3?

Tras dos años de recorrido, aquí está la respuesta: por supuesto que sí. Incidencias ha habido, desde luego, pero poca cosa como verás a continuación. En el kilómetro 62.089 del test de 100.000 km del Mazda3 hubo que cambiar las pastillas de freno delanteras, algo que no pasa de la categoría de desgaste normal. Por otra parte, en el último cuarto de la prueba, la pantalla de la radio dejó de funcionar correctamente (ojalá todos los defectos de fiabilidad fueran como este). Además, en la recta final, de camino al taller para despiezar el coche, el testigo del 'airbag' empezó a parpadear. ¿Diagnóstico? No pasaba nada. En definitiva, cosas menores.

En este test de duración del Mazda3, el compacto no nos ha dejado tirado, no ha tenido averías y no ha dado sorpresas de las caras. Sin embargo, hay algunos 'asuntillos' que merecen ser comentados, porque parte de la redacción se ha mostrado a disgusto con ellos. Te hablo por ejemplo de su motor de gasolina, que le gusta ir alto de vueltas, pero no da lo que promete "¿Dónde están escondidos sus 105 CV?", se preguntaban algunos redactores al comprobar que ese chasis amante de las curvas no casaba, para nada, con la potencia de su motor. Otro detalle que no ha hecho mucha gracia ha sido su corta relación en la marcha más larga, que hace que se dispare el consumo de combustible por encima de los diez litros. Incluso el valor medio de 9,6 litros obtenido durante la prueba resulta demasiado alto. La opinión generalizada era que "aquí lo que falta es una sexta marcha". La amortiguación tampoco ha hecho muchos amigos, y no porque el Mazda3 1.6 VVT no sea confortable, sino porque no se muestra capaz de absorber determinados tipos de baches con suavidad.

La dirección, precisa y directa, ya es cuestión de gustos. Las almas más tranquilas consideran que reacciona de un modo demasiado rápido a las órdenes del volante. Los conductores más deportivos, en cambio, se lo han pasado en grande jugando entre curvas. También han gustado a la mayoría de probadores la cómoda postura de conducción (incluso para personas altas) y algunos detalles de equipamiento muy útiles como el parabrisas térmico, que desempaña el cristal de una manera tremendamente eficaz. Insisto en la idea de que si todos los problemas de fiabilidad de los coches que pasan por nuestras manos fueran tan simples, otro gallo cantaría... Tras este test de 100.000 km del Mazda3 no nos queda ninguna duda de que este Mazda seguirá rodando otros tantos.

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