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Prueba Hyundai Kona 1.6 T-GDI 177 CV 4x4 DCT

Prueba Hyundai Kona 1.6 T-GDI 177 CV 4x4 DCT
Para gustos, los colores, ¡y a éste B-SUV le sobran en su paleta!

Es el segmento que más crece en la actualidad y el que más papeletas tiene de seguir al alza. Por este motivo nos son pocos los fabricantes que se han apuntado a la moda de los B-SUV. Un claro ejemplo lo tienes en esta prueba, la del Hyundai Kona 1.6 T-GDI 177 CV 4x4 DCT, un producto creado por la firma surcoreana que llega tras la buena acogida que ha tenido en estos años su hermano mayor, el Tucson

Prueba Hyundai Kona 1.6 T-GDI 177 CV 4x4 DCT

Todocamino compactos, la verdad, es que los hay a patadas, pero ninguno tan llamativo como el Kona. Por el mismo camino tiró Nissan con el Juke y llegó a ser un superventas. Y es que nadie puede negar, te guste más o menos, que el coreano tiene un diseño particular, diferente y fresco, cualidades que buscan los potenciales compradores de este tipo de vehículos: la gente joven. Adopta unos rasgos inconfundibles como son su parrilla en cascada o sus grupos ópticos divididos en dos, los delanteros con tecnología full-LED y los posteriores envueltos en la parte inferior por protecciones de plástico que se trasladan a los pasos de rueda. Este acento off-road también casa con las barras de techo o las defensas de los bajos en gris. No podía faltar en este tipo de vehículo el techo flotante gracias a los dos tonos utilizados en la carrocería.

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El interior también está muy bien resuelto. Es similar al del i30, y a pesar de equipar plásticos duros, que se combinan con algunos pocos de tacto gomoso, la calidad percibida es buena; mejor que la de un Kia Stonic pero no tan destacada como la de un Seat Arona. Me ha gustado mucho el volante de tres radios por su grosor y tapizado, la pantalla del sistema de infoentretenimiento, que puede ser de hasta ocho pulgadas; y el detalle de los cinturones de seguridad, que vienen en rojo, amarillo o negro, eso al gusto del comprador. También pueden ser de colores los pespuntes de los asientos y el volante o las molduras del salpicadero y la consola.

Tras probar su cómoda posición de conducción y percatarme de que echo en falta mayor agarre lateral en los asientos delanteros, me traslado a las banquetas posteriores. Me sorprende el gran espacio que Hyundai ha conseguido para las rodillas. Lástima que el de la cabeza y el de los hombros, este último algo obvio en este segmento, sean mucho más reducidos. En lo que respecta al del maletero, el hueco destinado a la carga es de 361 litros -60 más que el i20 y 34 menos que el i30-, que puede ser ampliado hasta los 1.143 si se abaten los respaldos de los asientos traseros.

La plataforma del Kona, que ha sido producida expresamente para este modelo, tiene espacio para almacenar baterías. Y es que el pequeño de Hyundai tendrá dos versiones eléctricas, una con 350 kilómetros de autonomía y la otra con más de 500. Eso en un futuro, al igual que las variantes diésel 1.6 de 115 y 136 CV, que llegarán en primavera, porque hasta el momento solo existe la posibilidad de elegir entre dos bloques de gasolina: el 1.0 T-GDI 120 CV y el 1.6 T-GDI de 177 CV. Yo he probado el Hyundai Kona con el motor más potente, que obligatoriamente va asociado a un cambio automático de doble embrague que funciona a las mil maravillas. Es tan rápido como suave; lástima que no equipe levas tras el volante. Respecto al motor, sus 177 CV se hacen notar, a pesar de la tonelada y media del vehículo. Sube de vueltas alegremente y la potencia es entregada de una forma bastante progresiva, aunque sí es verdad que es a partir de las 2.500 rpm cuando se percibe un mayor empuje. Lo que no me gusta es su sonido, es más, dudo si prefiero el del motor de tres cilindros. Es ruidoso, sobre todo en frío y a bajas revoluciones, y se incrementa en el momento en el que demandas un poco más de gas.

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Existe la posibilidad de ‘alterar’ la respuesta del propulsor, el cambio la dirección, la transmisión y el climatizador con los modos de conducción: Eco, Comfort y Sport. Durante la prueba, el Hyundai Kona 1.6 T-GDI 177 CV 4x4 DCT se ha movido con un consumo medio de 7,7 l/100, 0,7 más que en carretera y 1 litro más que el oficial. Me parece una cifra bastante buena para tratarse de un motor de gasolina y equipar tracción a las cuatro ruedas, con el incremento de peso que ello conlleva.

Y precisamente este sistema, junto con el de control de descenso, el bloqueo del diferencial central (50% delante y 50% detrás) hasta 30 km/h y su altura libre al suelo permiten al B-SUV de Hyundai adentrarse con confianza en terrenos con algo de dificultad.

Prueba Hyundai Kona 1.6 T-GDI 177 CV 4x4 DCT

La dirección tiene un tacto agradable y la suspensión, que es de brazos tirados en el eje delantero y multibrazo en el trasero, es cómoda, aunque por ello no brinda balanceos pronunciados de la carrocería.

Como no podía ser de otra forma tratándose del segmento que es, el Hyundai Kona equipa lo último en conectividad. También puede traer algunos de los últimos sistemas de seguridad como el mantenimiento de carril, de alerta de tráfico trasero, de atención al conductor, de ángulo muerto, de frenada de emergencia con detector de peatones o el head up display, primer modelo de la casa oriental en equiparlo. Además, también puede adoptar algún que otro 'lujo', como los asientos calefactables y ventilados, así como el volante también con calefacción.

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El Hyundai Kona 1.6 T-GDI 177 CV 4x4 DCT de la prueba tiene un precio de partida de 28.290 euros. Si piensas que lo tuyo es asfalto y no los caminos off-road, tienes una opción más asequible por motor y tracción 4x2, puesto que el Hyundai Kona 1.0 T-GDi de 120 CV cuesta 18.990 euros. A pesar de su menor potencia, también ofrece una respuesta muy buena.

Prueba Hyundai Kona 1.6 T-GDI 177 CV 4x4 DCT

Valoración

Nota8

Pongo a prueba el Hyundai Kona 1.6 T-GDI 177 CV 4x4 DCT, la versión más potente de este llamativo SUV compacto. Equipa cambio automático y tracción total.

Lo mejor

Cambio de doble embrague por rapidez y suavidad. Entrega de potencia.

Lo peor

Falta de levas en el volante. Ruido del propulsor.

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