¡Esto sí que es un viacrucis!

Una Semana Santa más -de nuevo a remojo-, una Semana Santa menos. Los españoles nos hemos vuelto a echar a la carretera para disfrutar unos días de merecida desconexión. Y no hay nada peor que sumarle dos horas más al trayecto por un atasco infernal… ¡ERROR! Sí lo hay: sumar otra hora y media para cargar el coche eléctrico a mitad de camino. ¡Eso sí que es un viacrucis! 

Y como cada año, llega esa lucha entre partidarios y detractores de este tipo de vehículos. Yo soy de los que ni lo ve blanco ni negro, más bien grisáceo. Creo que el coche eléctrico es una excelente herramienta para moverse por ciudad en los trayectos diarios camino al trabajo, por ejemplo. Tuve un Dacia Spring durante una semana y acabé encantado. Más sencillo que el mecanismo de un chupete, pero pequeñito para circular por la urbe entre tanto SUV de cinco metros y con un consumo suficiente como para no tener que cargarlo en cinco días. 

Pero, hoy por hoy, salvo en contadísimos modelos como el Volkswagen ID.7 Pro con su autonomía oficial de 630 kilómetros, el automóvil eléctrico no está hecho para recorrer largas distancias, o por lo menos en días de operación salida o regreso de verano o Semana Santa. A los hechos me remito, o a los vídeos de las estaciones de carga de La Gineta y Atalaya del Cañavate, como prefieras…

Y la culpa no es ni de los conductores por elegir el mismo día y la misma hora para salir de viaje -en todo caso es de nuestros jefes por no dejarnos salir cinco horas antes-. Ni de los fabricantes por no ofrecer automóviles con mayor autonomía. Faltaría más después de la millonada que se han dejado en inversiones para dar el salto al mundo full electric. Es de los que nos gobiernan.

Según ANFAC (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones), el año pasado se instalaron 11.173 nuevos puntos de carga, con lo que ya tenemos en España  29.301 cargadores. Para cumplir con los objetivos impuestos por la Unión Europea, al finalizar el año tendríamos que contar con 45.000. ¿Llegaremos? Ni de coña.

La leyenda negra de los incendios en los coches eléctricos, ¿son más peligrosos y difíciles de apagar?

De nuevo, otro año más, seguimos a la cola. Según el indicador global de electromovilidad del Barómetro de Electromovilidad 2023 de ANFAC, España aumentó 3,7 puntos con respecto a 2022, alcanzando los 14,1 puntos, una cifra que nos deja en mal lugar al compararlo con la media europea, que se sitúa en 27,4 puntos, prácticamente el doble.

Y la DGT, como siempre, ha estado vigilando por nuestra seguridad en Semana Santa. Como informa el organismo, 28 personas han perdido la vida en los 25 siniestros mortales de tráfico que se han producido en vías interurbanas entre las 15:00 horas del viernes 22 de marzo y la medianoche del lunes 1 de abril.

Siete muertos menos, sí, pero también ha habido un 5,7% menos desplazamientos. Por ello, estos resultados hacen que me pregunte si la política de miedo y persecución de la DGT da resultados.

Y de nuevo, por tipo de vía, se mantiene el mismo porcentaje que hasta ahora: un 30% de las personas que perdieron la vida lo hicieron en accidentes en autopista o autovía y el 70% restante, en carreteras convencionales. Por eso, DGT, ¿por qué no ponemos más radares en este tipo de vías y menos en las primeras? ¿Y más de tramo?