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La leyenda negra de los incendios en los coches eléctricos, ¿son más peligrosos y difíciles de apagar?

Incendio coches eléctricos

Todavía hay demasiada incertidumbre.

Cada dos por tres surge algún tipo de problema relacionado con los coches eléctricos. Algunos son bulos, otros menudencias que no pasan de ligeras molestias y otros son problemas de verdad. Uno de los que más preocupación es el relacionado con los incendios de los coches eléctricos. ¿Qué hay de cierto en todo lo que les rodea?

La humanidad lleva toda su existencia lidiando con incendios y los de los coches no son ninguna excepción. Sin embargo, en el caso de uno producido en un automóvil de baterías, su naturaleza es diferente y sí que presenta una serie de problemas específicos con los que es más complicado lidiar.

 

Lo primero es determinar que su incendio suele obedecer a causas distintas a las de un modelo de gasolina o diésel.

El origen de un incendio en un EV suele estar relacionado con algún tipo de problema relacionado con las baterías. Así, puede deberse bien a un desperfecto en las mismas, en ocasiones llegando incluso a estar perforadas, o por algún problema con el cable de conexión que produzca un cortocircuito y de comienzo al fuego.

También es relativamente común el conocido como “termal runway”, en el que una de las celdas de la batería empieza a ganar temperatura de manera anormal y puede explotar, provocar un incendio que extienda a las otras, etc.

Eso sí, hay que tener en cuenta que las posibilidades de que un coche eléctrico se incendie son mucho menores que de que ocurra lo mismo en uno térmico. Según varios informes recogidos por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el riesgo en vehículos que utilizan carburantes inflamables puede ser hasta 10 veces mayor.

Esto, sumado al hecho de que el porcentaje de coches de baterías que hay en el parque automovilístico es, todavía a día de hoy, muy bajo, las posibilidades de ver un incendio ocasionado por un eléctrico son muy bajas.

El problema radica en que, si se origina, es mucho más difícil lidiar con él, algo que se debe a la composición de las baterías de estos automóviles.

Este tipo de fuegos tienen una intensidad de llama mayor de lo normal, por lo que alcanzan temperaturas superiores a las habituales, tienen potencial para extenderse de una manera más rápida y, como ya comentábamos, la posibilidad de que se produzcan explosiones siempre es un riesgo añadido.

Es por eso que extinguirlos es más complicado. Según los cálculos, es posible que se necesiten hasta 10 veces más litros de agua (como mínimo) de los empleados en el incendio de un coche de combustión, en el que es posible emplear 2.500 o 2.700 litros, por lo que no es un método eficiente para conseguirlo.

En consecuencia, se buscan otras alternativas para parar los fuegos de manera más rápida. Una de las más habituales y que han puesto a prueba cuerpos de bomberos de varios países es la de utilizar mantas térmicas especiales que se colocan sobre el coche para “ahogar” el fuego, consiguiendo que las temperaturas que se alcancen sean menores.

Otra es que, dado que el agua por si sola no es tan efectiva, se emplea un espumógeno, que combina el líquido elemento con una espuma para sofocar el fuego.

Otra alternativa todavía más extrema y que ya se está poniendo a prueba en algunos países es el uso de “bañeras”, que en realidad son contenedores, llenas de agua en las que directamente se sumerge el coche. Esto cumple una doble función, puesto que tanto ayuda a apagar el fuego como a rebajar la temperatura  del vehículo.

Sin embargo, el segundo problema, que es bastante grave, es que por la configuración de la batería, el material del electrodo puede generar oxígeno, lo que hace que se alimente todavía más el incendio o que, cuando parecía que estaba extinguido, éste se reavive y haya que volver a empezar.

Todo esto hace que sea realmente complicado extinguir el incendio de un coche eléctrico, problemática a la que se suma el hecho de que, como todavía no hay información suficiente, no está claro cuál tiene que ser el protocolo de actuación para parar una situación así.

De esta manera, desde cuerpos de bomberos y distintos organismos solo se dan ciertas recomendaciones para intentar minimizar los daños en caso de que se produzca un incendio.

Por ejemplo, se hizo un llamamiento para no aparcar coches eléctricos en plantas inferiores de aparcamientos subterráneos, porque son de difícil acceso y los bomberos no pueden llegar con todos sus recursos para poder luchar de la mejor manera contra el fuego. 

Además, hay que tener en cuenta que no solo se trata de incendios más intensos y que se prolongan más hasta su extinción, si no que, durante toda la quema, producen un humo que es mucho más contaminante que el convencional debido a los componentes y compuesto que conforman el apartado eléctrico del vehículo.

Esto supone un problema medioambiental añadido que hace todavía más necesario que se pueda atajar lo más rápido posible.

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