Rectificar es de sabios, ¿verdad que lo vais a hacer, DGT?

El otro día publiqué un artículo en Auto Bild que trataba sobre las etiquetas de la DGT. Estoy seguro de que, como yo, te habrás dado cuenta de que, en muchos casos, no tienen ningún sentido.

Si nunca lo has pensado, te expongo dos casos muy claros. El primero es el de un deportivo que es movido por un motor V8 de 4,0 litros capaz de rendir 600 CV. Emite la generosa cantidad de 279 gramos de CO2 cada 100 kilómetros. ¿Qué etiqueta crees que debería llevar? Pues te informo de que su parabrisas luce la ECO. ¿Por qué? Pues gracias a su sistema de hibridación ligera de 48 V. 

El segundo es el de un SUV que roza las tres toneladas, peso que es movido gracias a un motor 4.4 V8 de 490 CV. ¿Qué pegatina se le habrá adjudicado? La etiqueta 0. ¿Por qué? Porque es un vehículo híbrido y puede moverse hasta 88 km en modo eléctrico. Pero, claro, ¿qué ocurre cuando es su motor de ocho cilindros el que funciona?  

Este sistema de etiquetado de vehículos según su sistema de propulsión no es válido. Lo más lógico y sensato sería establecer uno como el alemán, que categoriza según las emisiones de CO₂ y las partículas emitidas. 

Pero si la DGT no quiere complicarse tanto las cosas, que debería hacerlo para ser un sistema justo, qué menos que seguir el ejemplo de Francia. En el país galo, esa diferenciación, se realiza según las emisiones de CO₂.

Y es que la etiqueta 0 se tendría que reservar a los coches eléctricos, y no a los PHEV, puesto que, como en el caso que te he contado, cuando la batería se agota o la demanda de potencia es mayor, el motor de combustión se pone a trabajar  ̶y̶ ̶c̶o̶n̶t̶a̶m̶i̶n̶a̶r̶. ¿Qué te parecería una etiqueta D para los híbridos e híbridos enchufables?

¿Pero de verdad no os dais cuenta de que nuestras vidas están en juego?

Y es que, nos guste más o menos, algunas veces tenemos que fijarnos en nuestros vecinos, aunque sean franceses. Siempre se pueden coger buenas ideas. Y ahí va una. Según un estudio de la empresa de datos de automoción carVertical, España pierde cientos de millones al año en multas no cobradas por manipulaciones de cuentakilómetros -por cierto, estos son los coches de segunda mano a los que más se les manipula el odómetro-.

En nuestro país, modificar el cuentakilómetros para uso personal no es ilegal. Y con ello me viene a la cabeza la pregunta: ¿Y para qué modifica uno el cuentakilómetros de un coche si no es para cometer una estafa? 

Sí se considera fraude si se realiza esta acción para obtener un beneficio económico directo. Tras la denuncia, el estafador puede recibir una pena de prisión de tres años y medio si la autoridad puede probar su actividad fraudulenta. Además, el comprador puede solicitar el pago de una indemnización por daños y perjuicios.

Pero, mira, en Francia, está prohibido manipular cualquier dato relacionado con el cuentakilómetros, y si se realiza esta acción, al estar penada por ley, el estafador puede ser multado con hasta 300.000 euros y dos años de prisión. 

Según esta empresa, el 4,6% de los automóviles que comprobaron en España sufrieron modificaciones en el cuentakilómetros, por el 3,3% de Francia. Esta diferencia pone de manifiesto que el castigo tan laxo no desalienta a los infractores de cometer fraudes. Además, con una hipotética multa de 3.000 euros, España podría recaudar hasta 261 millones de euros al año. Qué bien nos vendría tanto dinerito para arreglar las carreteras, ¿verdad, DGT?