Nuevos cambios, ¿pero nos queréis volver majaras -que no maharajás- o qué?

Donde dije digo, digo Diego. Hablo, cómo no, de esa hoja de ruta dada por Europa que siguen los fabricantes europeos de cara a un mundo sin malos olores y verde que te quiero verde. El último golpe de timón lo ha dado Bruselas al retrasar la Euro 7 hasta 2027. En principio, estaba estipulado que esta nueva norma de emisiones entrara en vigor en 2025, pero con la presión ejercida por algunos países se ha conseguido lo que parecía imposible. 

Sin duda, este nuevo margen es un triunfo para el sector de la automoción, porque como bien lleva advirtiendo Luca de Meo, presidente de ACEA (Asociación de Fabricantes Automovilísticos Europeos) y consejero delegado del Grupo Renault, su entrada en 2025 supondría el probable cierre de plantas en Europa por el encarecimiento de los coches nuevos, que podrían aumentar unos 2.000 euros. Pero no es el único problema que conllevaría la Euro 7 planeada hace unos años.

Cabe señalar que en muchos de los países que han buscado retrasar la entrada de la Euro 7 como son España, Francia, Italia, República Checa, Rumanía, Bulgaria, Hungría, Polonia y Eslovaquia existen fábricas que producen automóviles.

Wayne Griffiths, presidente de Anfac y CEO de Seat y Cupra, señalaba: “No estamos en contra de la Euro 7, de que se bajen las emisiones, pero esto tiene que ser en un tiempo y una forma que tenga sentido. Como está actualmente, tendríamos que cerrar fábricas en España, porque aquí fabricamos coches pequeños -los que se verían más perjudicados-”.

Pero, claro, nunca llueve a gusto de todos, y plataformas ecologistas como la asociación ‘Transport & Environment’ consideran que este hecho “mata” la norma Euro 7 y constituye “un desastre para la contaminación de las ciudades europeas”.

Y mientras te redacto esta newsletter me pregunto: ¿Qué opinan algunos fabricantes como Nissan que acaban de anunciar que desde ya, todos los coches que presenten en Europa serán 100% eléctricos? ¿Que ahora el resto juega con ventaja al poder vender tanto vehículos eléctricos como de combustión durante más tiempo en el Viejo Continente? Normal…

Pero que no te extrañe que lleguen nuevos cambios en el mundo de la automoción. Y para ejemplo, un botón: Reino Unido estaría pensando retrasar de 2030 a 2035 la fecha límite de prohibir la venta de coches con motor de combustión.

En otro orden de cosas. Hace dos semanas que he vuelto de mis vacaciones por Japón. En los 12 días que he estado en este maravilloso país -te recomiendo encarecidamente que lo conozcas -, me han llamado la atención muchas cosas, pero sobre todo dos relacionadas con la movilidad. 

La primera de ellas, es la cantidad de ‘Kei cars’ que hay. Se trata de un tipo de vehículo que no puede superar los 3,4 m de longitud, 1,48 m de anchura y los 2,0 m de altura. Asimismo, su motor tiene que tener 660 cc o menos y rendir una potencia igual o inferior a 64 CV. Y claro, este automóvil se beneficia de ventajas fiscales. 

¿No se debería apostar por este tipo de coches en Europa, de poca potencia y a los que se les podría meter hibridación y premiar menos a enormes y pesados SUV con baterías de tamaño irrisorio?

La segunda cosa que me ha llamado la atención ha sido la ausencia de patinetes eléctricos. En todas las vacaciones, tras haberme movido por diferentes ciudades, he visto uno solo. ¡Uno! ¡Y qué gusto!

Porque a mí, sinceramente, me estresan y me ponen de una mala leche… Los usuarios, por regla general, se saltan los semáforos, llevan los auriculares puestos, algunos manejan el móvil y bien pocos utilizan casco. ¿Y lo de compartir patinete e ir dos en él? 

Normal que la gente se harte como yo. En París, los de alquiler, están prohibidos desde el pasado 1 de septiembre tras el referéndum en el que votaron los parisinos. Fue la primera ciudad en Europa en eliminarlos. Y seguro que se ha reducido la tasa de accidentes y, por qué no decirlo, de estrés.