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Alemania, que hace unos días dijo que seguiría luchando por el motor de combustión, ¿apostará ahora por el eléctrico?

Alemania coche eléctrico

La guerra en Ucrania podría cambiar la perspectiva de Alemania sobre el futuro de los motores de combustión

Nunca el horizonte de la industria de la automoción había sido tan incierto como en estos momentos. A los efectos de la pandemia y la escasez de semiconductores, hay que sumar ahora el alto coste de la energía y la guerra en Ucrania. Precisamente, esto último podría provocar un cambio de rumbo en un país tan importante como Alemania.

Hace poco, te contábamos que Alemania y Francia habían formado una alianza para que el coche eléctrico no acabe con el motor de combustión. O, al menos, que no lo haga en la fecha propuesta por la Unión Europea, en 2035

La Comisión Europea quiere que, a partir de ese año, todos los vehículos nuevos que se fabriquen sean eléctricos. Sin embargo, Francia proponía retrasar ese horizonte hasta 2040 y, de momento, esa perspectiva no ha cambiado.

Sin embargo, Alemania apostaba directamente por no prohibir los motores de combustión, sino que convivieran con las mecánicas electrificadas y, además, quería potenciar la producción de combustibles sintéticos. Una postura que tiene sentido si comprendemos que la industria automotriz tiene un peso muy importante en la economía alemana.

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Además, desde el propio gobierno teutón surgieron voces discrepantes sobre la conveniencia de electrificar todo el sector de la automoción, como la del ministro de transportes, Volker Wissing. También un fabricante de peso, como BMW, no está conforme con esa propuesta de la Unión Europea de producir únicamente coches eléctricos a partir de 2035. 

Alemania y Francia no estaban solos en esta lucha, también se sumaban otros países como Italia. Estamos hablando de países donde la industria automotriz juega un papel crucial, con millones de puestos de trabajo. 

La guerra en Ucrania podría cambiar todo

Alemania coche eléctrico

Sin embargo, no se pueden hacer planes a muy largo plazo sin atender los momentos coyunturales que se van produciendo. Desde hace meses estamos asistiendo a una fuerte inflación que afecta también al precio de los carburantes, llegando a costar 2 euros el litro de 98. Algo que está provocando graves problemas en el sector del transporte en España. 

Esta escalada en los precios de los hidrocarburos es consecuencia, entre otras razones, de la subida de los precios de la energía en general que se viene produciendo desde el año pasado. Pero hace casi un mes se ha producido otro acontecimiento que ha agravado toda esta situación: la guerra en Ucrania.

Hace unos días, Herbert Diess, CEO del Grupo Volkswagen, lo dijo bastante claro en una entrevista en el Financial Times: “si la guerra en Ucrania se prolonga demasiado, las consecuencias para la economía podrían ser peores que la pandemia y la crisis de los semiconductores”.

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Estas declaraciones nada halagüeñas del máximo dirigente de Volkswagen entroncan con el cambio de mentalidad que se está produciendo en Alemania, donde el interés por el coche eléctrico ha aumentado de manera exponencial en los últimos meses y, especialmente, ahora, con la guerra. 

Alemania es un país que, en buena medida, depende energéticamente de Rusia. Alemania consume mucho petróleo y gas rusos y, debido a la guerra, los ciudadanos alemanes estarían a favor de cortar esa relación con Moscú.

Ahora sí cobra mayor interés el coche eléctrico y apostar seriamente por la electrificación. Y ha sido, precisamente ahora, cuando Alemania se ha manifestado a favor de prohibir los motores de combustión a partir de 2035, en línea con la propuesta de la UE.

Lo afirmó la ministra de Medio Ambiente alemana, Steffi Lemke, al diario Político, tal y como recogen nuestros compañeros de Business Insider.

El nuevo gobierno alemán se alinea junto al plan de la Comisión y apoya totalmente el fin de la venta de vehículos de combustión interna en la Unión Europea a partir de 2035”, aseguró Lemke, del Partico Verde, uno de los que conforma la coalición del gobierno alemán, liderado por Olaf Scholz.

Esto supone un giro de 180 grados con respecto al pensamiento de hace apenas unos días. De hecho, Alemania fue uno de los países que no firmó el acuerdo de la Cumbre del Clima COP26 en Glasgow, que proponía dejar de fabricar coches de combustión en 2040, un objetivo menos ambicioso que el que ahora ha adoptado. 

Pero la industria de la automoción alemana es una de las más afectadas por la guerra en Ucrania. Allí tiene Volkswagen varios de sus proveedores que suministran componentes de cableado, lo que obligó a parar la producción en las plantas de Dresde y Zwickau. 

Antes, Volkswagen ya anunció la prohibición de exportar vehículos a Rusia, lo que paralizó sus fábricas rusas de Kaluga y Nizhny Novgorod. Otra de las marcas del grupo, Skoda, tiene una planta en la ciudad ucraniana de Solomonovo. 

La presidente de la patronal alemana de fabricantes VDA, Hildegard Müller, ha alertado de que el sector se está preparando para problemas en la cadena de suministro por un periodo de tiempo largo. 

En definitiva, si ya la industria del automóvil venía padeciendo graves problemas, debido a la pandemia y a la escasez de microchips, la guerra en Ucrania va a agravar aún más esta situación, tiñendo de negro el futuro a medio y medio plazo del sector.

Todo dependerá de la evolución de la guerra. Pero este cambio de perspectiva de Alemania podría beneficiar al coche eléctrico. Y ya sabemos que, lo que hace Alemania es seguido por los demás.  

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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