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Salvaje experiencia derrapando sobre hielo con un Volkswagen Golf R

Así hemos vivido la VW Driving Experience Ice Suecia, en la que hemos derrapado con un Golf R 20 aniversario de 333 CV.

Conducir sobre un lago helado se puede considerar como uno de los mayores placeres para los que nos gustan los coches, como una especie de parques de atracciones al volante. Y eso es justo lo que he podido vivir en mis propias carnes en la Volkswagen Driving Experience Ice Suecia.

Este es un evento que tiene lugar en Arvidsjaur, una ciudad del norte de Suecia. Tan al norte que ya es Laponia. Y no es exclusivo para clientes de la marca, sino que está abierto a todo aquel que quiera disfrutarlo, porque la marca alemana pone a tu disposición un Volkswagen Golf R para que te lo pases como un niño en una pista de karts.

En concreto, se utiliza la versión 20 Aniversario, cuyo motor 2.0 TSI sube a los 333 CV y envía la potencia a ambos ejes (la tracción es 4Motion) a través de un cambio DSG de 7 velocidades. A>demás, suma escapes Akrapovic, que son una delicia por cómo suenan, ciertos detalles estéticos específicos y unos formidables asientos delanteros deportivos.

El elemento clave para que moverse sobre el hielo y que sea algo que resulte hasta casi sencillo: son los neumáticos de clavos que monta. Se trata de unos Nokian, modelo Hakkapeliitta, que tienen 210 clavos distribuidos por la banda de rodadura con 3 mm de longitud cada uno y que te hacen traccionar con muy buen feeling.

En qué consiste la Volkswagen Driving Experience Ice Suecia

El curso consta de 4 días: en el primero frenada y drifting (derrapada) en una explanada gigante, para coger el tacto de tracción, dirección y frenada. Y desde el primer momento te dicen: controles en modo Sport y cuando lo tengas controlado, todo desconectado.

De manera añadida hay que decir que este Golf R tiene dos modos de conducción que no tiene el resto: Modos Drift y Especial (Nürburgring). En el modo Drift, con toda la fuerza atrás sería fácil que se sobrecaliente el diferencial, así que la posición elegida es Nürburgring, para dejar que la tracción 4Motion te ayude a ir por el sitio correcto.

Debo decir que el coche se comporta muy como un trasera y si le das gas pasa todo el par atrás y se pone a bailar que da gusto. Pero al dejar de acelerar o tocar un pelín el freno, se produce un balance del peso hacia el eje delantero y la tracción integral te ayuda a meterlo en la curva.

Al día siguiente se pasa a los distintos circuitos que hay dibujados en el lago, más de 40 distintos, y alguno de ellos de hasta ¡¡7 km de largo!! Y que han sido diseñados por Herman Tinkle, diseñador de los mejores circuitos modernos de F1.

El problema aquí es que no es una explanada, sino que en los laterales hay pequeños taludes de nieve/hielo y si fallas en la trazada, eres poco cuidadoso con el acelerador o directamente la lías y no sabes ni lo que haces te quedas enganchado y se acaba la diversión hasta que vienen a sacarte del embrollo.

Al principio se hace complicado, pero es alucinante lo rápido que evolucionas en tu conducción y de repente te ves enlazando curvas como si en tus ratos libres fueras piloto de rallys. ¡Es increible!

El tercer día se pasa a circuitos más largos, rápidos y complejos y te dan la opción de toma de tiempos, así que afinar trazadas y lograr un buen crono te lleva a conducir con más tensión, a cometer ciertos errores y darte cuenta de lo que podría ocurrir en una carretera helada con trçafico abierto.

El último día se sigue experimentando en distintos trazados y te permiten incluso descubrir cómo se comporta la gama de vehículos eléctricos de Volkswagen sobre el hielo. Al ser coches de propulsión trasera y tener una entrega de potencia tan inmediata, las sensaciones son muy, muy diferentes y es curioso descubrirlo.

Si te gusta conducir y quieres ir un paso más allá, esta es una experiencia que deberías hacer al menos una vez en la vida. No, no es barata. El precio de esta Volkswagen Driving Experience es de unos 4.000 euros (vuelos desde Múnich incluidos). Pero merece la pena. 

Aquí se puede derrapar sin límite. Sí, sin límite, nadie te va a cortar las alas y aquí se conduce sin descanso: horas y horas al volante a lo largo de tres intensos días. Créeme, la inversión merece absolutamente la pena.

Etiquetas: Vídeo

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