Prueba del Volkswagen Golf Variant R: parque de atracciones familiar
Cada vez que conduzcas este Volkswagen Golf Variant R vas a sentir que te subes en una montaña rusa de sensaciones junto a tu familia. Es un coche rápido y divertido como pocos. Te contamos cómo hemos disfrutado de él y de sus 320 CV.
Me pregunto si es lógico combinar deportividad extrema con una carrocería familiar. La respuesta tras haber probado el Volkswagen Golf Variant R es un sí muy rotundo. Te cuento por qué.
Este R es lo más de lo más dentro de la gama Volkswagen Golf. Es el más potente y también el más caro. Desde luego, 60.425 euros es un dineral para un compacto, pero si aspiras a lo máximo debes saber que acarrea unos costes. Tú sabrás si te los puedes y quieres permitir. Aunque no deja de ser cierto que un Honda Civic Type R es incluso más caro.
Pero dejemos el lado sensato de la vida a un lado, porque aquí hemos venido a hablar de sensaciones. Aunque, ahora que lo pienso, este coche, con sus 611 litros de maletero y sus 50 milímetros extra de distancia entre ejes tiene hasta su lado práctico, por su mayor amplitud y, por tanto, la sensatez no queda desterrada del todo.
Prueba del Volkswagen Golf Variant R
Ahora sí, arranco y ¡a disfrutar! Un sonido ronco inunda mi garaje y eso que esta unidad no equipa los escapes Akrapovic que sí puede la versión de cinco puertas. La cosa promete...
El motor turbo EA888 evo4 de 2,0 litros y cuatro cilindros, que entrega 320 CV y 420 Nm de par, es un auténtico cohete. Cuando aceleras a fondo y el cambio DSG de siete velocidades va engranando marchas como loco sientes que el corazón se te va a salir del pecho. Desde luego, que un compacto familiar se ponga a 100 km/h en sólo 4,7 segundos son palabras mayores.
Pero lo que realmente te deja sin palabras es cómo se las gasta en zonas de curvas. Tiene un equilibrio y una agilidad brutales. Se agarra al asfalto como si los neumáticos Bridgestone Potenza llevaran SupeGlue.
Y la culpa la tiene el nuevo sistema de tracción integral 4Motion, que no sólo distribuye la fuerza entre ambos ejes, sino entre cada lado en el eje posterior. Algo que es posible gracias a un diferencial trasero autoblocante vectorial, que manda más fuerza a la rueda del lado exterior de la curva.
Hay cuatro modos de conducción: Comfort, Sport, Race e Individual. Y la diversión absoluta llega cuando despliegas las opciones del modo Race y ves que surgen dos nuevas posiciones: Drift y Nürburgring, para facilitar los derrapajes o la conducción más extrema, respectivamente.
Los faros Matrix LED forman parte del equipamiento de serie, al igual que las llantas de 19" y los discos de freno delanteros perforados de 357 mm. La suspensión adaptativa DCC cuesta 940 euros, pero merece mucho la pena.
El interior es sobrio, pero con detalles deportivos en color azul, pedalier de aluminio y unas enormes levas, mientras que los asientos tienen un aspecto impecable, aunque la sujeción que no aportan no es 100% perfecta.
De regreso a la ciudad pones el modo Comfort y le dices a tus acompañantes de la fila trasera: Chicos ya volvemos a casa, ¿pero os habéis divertido? Sí, papá, da la vuelta. Repetimos, que todavía es pronto...
Valoración
Le daría un 10 como nota sin dudarlo ni un segundo, por su agilidad, deportividad, potencia, practicidad e incluso por su sonido. Todos estos son argumentos que me empujarían a comprarlo mañana mismo. Pero cuesta lo que cuesta y eso me lleva a restarle puntos.
Lo mejor
Comportamiento dinámico y prestaciones.
Lo peor
Precio y escape Akrapovic no disponible en la versión Variant.
Etiquetas: Coches compactos deportivos
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