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Las pinzas de freno del Bugatti Chiron se harán con impresoras 3D

Pinzas de freno del Bugatti Chiron
La impresión 3D es otra de las nuevas tecnologías que se está abriendo camino a pasos agigantados en el universo automovilístico, tal y como demuestra el anuncio de Bugatti, que utilizará esta técnica para fabricar las pinzas de freno del Chiron.

Que la tecnología avanza a una velocidad de vértigo no es nada nuevo. Y menos en un mundo como el automovilístico, donde cada día tenemos ejemplos de ello. Hoy llega uno más con las pinzas de freno del Bugatti Chiron, que según ha anunciado la marca será producidas a través de impresión 3D.

De momento, la instalación de este nuevo elemento en el Bugatti Chiron no se vislumbra a corto plazo, y es que las primeras pruebas con el mismo están previstas para este mismo año. Se prevén una serie de duros test que aseguren la fiabilidad y el rendimiento de la que será la pinza de freno más grande del mercado, además del componente funcional de mayor tamaño producido con titanio.

La apuesta por la tecnología de la impresión 3D tiene su razón de ser en que se trata de una nueva forma de desarrollo que, potencialmente, ofrece propiedades mejores que los métodos actuales. De esta manera, las nuevas pinzas de freno del Bugatti Chiron lograrán un extra de resistencia respecto al sistema que equipa actualmente el deportivo.

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Como vemos, Bugatti hace de todo menos dormirse en los laureles, y es que conviene no olvidar que ya hoy en día las pinzas de freno del Chiron son las más potentes del mercado. Además del extra de resistencia, la impresión 3D y el titanio provocarían una reducción de peso de 2 kilogramos, dejando el total de la pieza en 2,9.

La pega de todo esto es que las nuevas pinzas de freno del Bugatti Chiron requerirían de un proceso de fabricación bastante más complejo que las actuales. Se habla de nada más y nada menos que 45 horas de trabajo de la impresora 3D para crear cada una de ellas. ¿Por qué? Porque ésta iría depositando polvo de titanio en capas, fundiéndose a más de 400 grados mediante unos láseres. En total serían 2.213 capas las que conformarían la pieza. Parece ciencia ficción, ¿verdad? Pues no, es real como la vida misma.

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