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A Italia no le basta con los e-fuel y lucha por esta solución

A Italia no le basta con los e-fuel y lucha por esta solución

Italia quiere que la Unión Europea permita utilizar los biocombustibles a partir de 2035, mucho más desarrollados que los combustibles sintéticos.

La industria del automóvil ha pisado el acelerador de la electrificación, obligada por la Unión Europea, todo hay que decirlo. Pero, al mismo tiempo, surgen voces que no quieren poner límites a otras alternativas al coche eléctrico. Es el caso de Italia, a quien no le basta con los e-fuel y lucha por una nueva solución.

Hoy se vota en el Consejo de la Unión Europea (integrado por los 27 Estados miembros) la prohibición de los motores de combustión a partir de 2035. Este es el último paso, después de que el Parlamento Europeo aprobara la propuesta el pasado 14 de febrero. 

Sin embargo, la votación en el Consejo quedó aplazada sine die, debido a que algunos países, como Alemania e Italia, mostraran su disconformidad con la medida. Concretamente, Alemania solicitó a la UE que permitiera los combustibles sintéticos a partir de 2035 y, de hecho, lideró una alianza para defender los e-fuel. 

La UE cedió a las peticiones de Alemania y acordó la incorporación de una cláusula que permitirá seguir vendiendo automóviles con motor de combustión que funcionen exclusivamente con combustibles sintéticos, es decir, aquellos obtenidos mediante CO2 e hidrógeno generado a partir de energías renovables.

A Italia no le basta con los e-fuel y lucha por esta solución

precio e-fuel

Pero ahora, otro país vuelve a levantar la voz. Para Italia, los e-fuel no son suficientes y exige que también se puedan utilizar biocombustibles. Tanto la jefa del Gobierno italiano, Giorgia Meloni como varios eurodiputados italianos defienden que esta opción ampliaría las posibilidades de los consumidores.

A diferencia de los combustibles sintéticos que todavía están en una fase de desarrollo incipiente, los biocombustibles sí están mucho más desarrollados y hay grandes compañías del sector volcadas en el desarrollo de biocarburantes.

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Por un lado, están los biocombustibles de primera generación, aquellos producidos a partir de biomasa y, por otro, los de segunda generación, creados a partir de residuos orgánicos de todo tipo y libre de la problemática de tener que dedicar cultivos a este fin.

Este tipo de combustible se fabrica a partir de materias primas muy diferentes, desde desechos forestales o agrícolas hasta aceites usados. 

Un combustible mucho más desarrollado

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Desde el sector, subrayan que dos aspectos positivos de los biocombustibles: se pueden usar ya en cualquier tipo de motores de combustión y pueden aprovechar las actuales redes de distribución, lo que abarataría su coste. 

Además, los biocombustibles tienen un desarrollo mucho más avanzado, con respecto a los sintéticos. Los de primera generación están introducidos en el mercado, mientras que los de segunda generación ya empiezan a tener presencia, aunque en menor proporción. 

En España, Repsol tiene proyectado la construcción de una planta en Cartagena para producir 250.000 toneladas de biocombustibles al año, una fábrica que quiere poner en marcha este mismo 2023. 

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