Sabemos que en España hay muchos radares encargados de controlar la velocidad y sancionar a aquellos conductores que rebasan los límites permitidos en la vía. Sin embargo, aunque no lo creas, existen radares que no te pueden multar, aunque te pases con la velocidad. 

En España hay muchos tipos de radares de velocidad: fijos, móviles, de tramo, en cascada… todos ellos están pensados para velar por el cumplimiento de los límites de velocidad en cada carretera y multar a aquellos conductores que los superan.

Pero hay otros radares que no multan aunque superes el límite de velocidad permitido. Son los llamados radares informativos o pedagógicos y suelen estar ubicados en zonas urbanas muy concretas, como en los alrededores de los colegios u hospitales, o en la entrada a pequeños municipios.

Estos son los radares que no te pueden multar, aunque te pases con la velocidad

Estos radares, salvo que una señal indique lo contrario, se limitan a medir la velocidad de los coches a una distancia de entre 50 y 300 metros y recordar a los conductores de la velocidad a la que circulan, con el fin de concienciarlos.

Para informar a los conductores, estos radares emiten un mensaje con la velocidad en tres colores: verde, ámbar y rojo, dependiendo de la velocidad. Si circulas por debajo del límite, aparecerá en verde; si estás en el límite, en ámbar; y si lo haces por encima del límite, en rojo.

La norma que debe respetar un radar de la DGT para que sea legal en España

En algunos casos, los radares informativos emiten, además de la velocidad, un mensaje con un ‘Gracias’ o ‘Reduzca la velocidad’, dependiendo de la velocidad que lleva el vehículo. Incluso, pueden emitir emoticonos con caras de enfado o felicidad.

Al carecer de un sistema de cámaras para identificar la matrícula de los coches y fotografiarlas, estos radares no pueden multar, aunque te pases con la velocidad en ese momento. Son meramente informativos, de ahí su nombre.

Las autoridades señalan que los radares informativos o pedagógicos son bastante eficaces, porque su presencia ayuda a reducir la velocidad en más de un 25%, sobre todo, en zonas escolares, calles con obras y travesías. A esto hay que añadir el efecto disuasorio que provoca, ya que la mayoría de los conductores piensan que todos los radares multan.

Por otro lado, estos radares se han convertido también en una valiosa fuente de información, ya que permiten obtener datos como la velocidad media de ese punto, el número de vehículos que pasan, nivel de tráfico, etc. Información que sirve luego para tomar las decisiones más adecuadas de cara a mejorar el tráfico.