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¿Cuál fue el Citroën DS y por qué fue llamado 'Tiburón'?

Citroën DS

Uno de los hitos de Citroën.

Hay coches que dejan su huella en la historia de la automoción, modelos que suponen un hito para la marca que los desarrolla. En el caso de Citroën uno de los más laureados fue el Citroën DS, que mucha gente conoce por su apodo de ‘Tiburón’. Pero, ¿cuál es su historia?

Hay que retrotraerse a mediados del siglo pasado para encontrar su origen. Hay que tener en cuenta que, cuando vio la luz, en 1955, Europa todavía estaba renqueante por culpa de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, con unas condiciones socioeconómicas que no eran las más propicias para lanzar un vehículo de estas características.

Con una economía deprimida, no parecía el mejor enfoque lanzar un modelo lujoso y cargado de innovaciones técnicas, pero la realidad fue todo lo contrario: el mismo día de su presentación en el Salón del Automóvil de París recibió nada menos que 12.000 pedidos, lo que ejemplifica bastante bien su trayectoria de éxito.

 

Pero, ¿a qué se debió? Principalmente a dos factores: su diseño y su tecnología.

El primero de ellos salta a vista y es que hoy en día, casi 70 años después de su nacimiento, su imagen se mantiene fresca, con unas líneas clásicas y atemporales que han envejecido francamente bien.

En el frontal destacaban sus característicos faros con unos marcos alargados, así como el cromado que hacía las veces de boca. Su vista lateral era elegante, tenía una gran superficie acristalada y la línea del techo caía suavemente hasta formas una estilizada zaga. Fue su silueta la que le valió el apodo de ‘Tiburón’.

Pero si su diseño entraba por los ojos, fue su apartado tecnológico, adelantado a su época, lo que lo consagró.

El elemento más destacado fue la suspensión hidroneumática. Ésta contaba con esferas en vez de muelles, que estaban rellenas de gas (nitrógeno) y permitían una mayor flexibilidad en la suspensión, corrigiendo las irregularidades del terreno y logrando corregir los desniveles de altura.

Sin embargo, no era lo único: empleaba un sistema de dirección asistida mucho más preciso de lo habitual en la época y en el eje delantero contaba con frenos de disco, algo que hasta entonces solo se había visto en LeMans.

Como nota final, para cuando terminó su trayectoria en 1975, con solo una década a la venta llegó a comercializar 1,5 millones de unidades. Como extra, acabó tercero en las votaciones para elegir al Mejor Coche del Siglo.

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