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Coches con un nombre verdaderamente desafortunado: Ford Corrida

Ford Corrida

La historia de la automoción está repleta de coches con un nombre verdaderamente desafortunado. Algunos tenían connotaciones negativas en todo el mundo, pero es curioso como la gran mayoría han tenido denominaciones que ha sido en el ámbito hispanohablante donde no cuadraban precisamente bien. Uno de los ejemplos más claros fue el del Ford Corrida.

Su historia se remonta al Salón del Automóvil de Turín de 1976, donde Ford lo presentó en forma de prototipo, representando un deportivo de corte coupé, diseño futurista y dimensiones contenidas.

Hijo de su época, su estética sigue las líneas estéticas predominantes en los años setenta, donde las líneas rectas y las formas angulosas eran la moda predominante. Fue desarrollado por Ghia.

 

El pequeño coupé, que alcanzaba una longitud de 3.855 mm y una anchura de 1.645 mm, presentaba unas formas compactas, con un frontal incisivo que daba lugar a un capó en dos secciones, un techo muy corto y una enorme luna trasera hecha por completo de cristal. 

El resultado era un modelo con un morro y un voladizo delantero relativamente largos, una distancia entre ejes amplia para las dimensiones generales del vehículo y un voladizo casi inexistente que, directamente, tenía una trayectoria ascendente desde la rueda trasera.

Algunos detalles interesantes eran los faros delanteros tipo ‘pop-up’, los traseros formados por tres barras verticales (con un formato similar al que presenta el Ford Mustang actual) y, sobre todo, las puertas de apertura tipo alas de gaviota que rizaban el rizo puesto que en su posición más alta se plegaban sobre sí mismas, facilitando el acceso.

Del interior es difícil encontrar imágenes de calidad, pero las pocas que hay demuestran que el puesto de conducción también era bastante peculiar.

Ford Corrida

Tras el sencillo volante de solo dos radios se encontraba un cuadro de instrumentos para nada habitual cada elemento se encontraba en la parte superior de un prisma que se proyectaba desde el salpicadero: el velocímetro, el tacómetro, el nivel de la gasolina, los interruptores de las luces, etc.

Como curiosidad, en el mismo evento que vio la luz el Corrida, también se presentó el Ford Fiesta, un modelo que corrió una suerte muy distinta y se ha convertido en uno de los iconos de la historia de Ford.

Sin embargo, ambos vehículos estaban muy relacionados ya que el concept utilizaba los elementos mecánicos del utilitario. Así, montaba un pequeño motor de 52 CV que no cuadraba con las ínfulas deportivas de su diseño y que se asociaba con una caja de cambios manual de cuatro velocidades.

Al contrario que otros modelos cuya denominación fue un problema comercial, el Ford Corrida no pasó de su estado de prototipo y nunca llegó a fabricarse. 

Esto supuso un dolor de cabeza menos para la compañía estadounidense, que en caso contrario hubiera tenido que soportar las bromas en todo el mundo hispanohablante, además de que tendría que haber dado con un nuevo nombre para venderlo en todos esos países.

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