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Coches míticos sólo para verdaderos amantes del motor: Lamborghini Diablo

Lamborghini Diablo

La trayectoria de Lamborghini está salpicada de buques insignia que, prácticamente sin excepción, han sido y son máquinas laureadas por toda la industria. Actualmente es el Lamborghini Aventador, pero todos sus predecesores fueron míticos. Durante los 90 el que ocupó dicho puesto fue el Lamborghini Diablo, un auténtico icono.

El italiano vio la luz en 1990 y cabe recordar que su predecesor no fue otro que el Countach, por lo que los zapatos que tenía que llenar eran bastante grandes. Aún así, estuvo a la altura y se convirtió en uno de los modelos más recordados de la marca, así como en una estrella con la que soñaban todos los chavales de la época.

Lo primero que hay que analizar es su nombre, que, como ocurre siempre dentro de la firma estuvo inspirado por un toro famoso, en este caso en concreto por uno con el que tuvo que lidiar José De Lara en la Plaza de las Ventas de Madrid el 11 de julio de 1869.

El nacimiento del Lamborghini Diablo

El Countach, concebido en los 70, empezaba a estar algo anticuado, a pesar de sus renovaciones, así que desde Lamborghini se pusieron manos a la obra para crear a su reemplazo.

Por aquel entonces la compañía estaba en manos de Jean-Claude y Patrick Mimran, quienes decidieron que fuera Marcello Gandini, el diseñador del propio Countach, quien diera forma al modelo que recogería el testigo. Sin embargo, aquellos vendieron la marca a Chrysler en 1987 y el proyecto sufrió un cambio de dirección.

 

Los nuevos dueños consideraron que había que modificar el diseño de Gandini, sobre todo en cuanto a suavizar unas líneas que les parecían demasiado agresivas. Siendo quienes mandaban, lógicamente se hizo así, consiguiendo el formato final que vería la luz en 1990. 

Sin embargo, el diseñador italiano no había dicho su última palabra y, dispuesto a dar a luz a un superdeportivo tal y como él lo había concebido, contactó con Claudio Zampolli y acabó creando el Cizeta-Moroder V16T, cuyo parentesco estilístico con el Diablo es evidente y que destaca por detalles como los faros delanteros dobles de estilo ‘pop-up’.

Un modelo de altas prestaciones…

Heredó la mecánica de su predecesor, un bloque 5.7 V12, pero convenientemente retocado para llegar a desarrollar 492 CV de potencia y 580 Nm de par máximo. 

Gracias a ello era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos, pero, sobre todo, de alcanzar velocidades de hasta 333 km/h, lo que le sirvió para coronarse como coche más rápido del mundo.

Durante su década de existencia, Lamborghini volvió a cambiar de manos y pasó a formar parte del Grupo Volkswagen, lo que trajo consigo cambios y la llegada de sucesivas versiones nuevas.

Así, apareció una variante Roadster, el VT de 1993 supuso la incorporación de la tracción integral, el SV tenía 510 CV de potencia, el SE30 por el 30 aniversario de la marca subiría hasta los 530 CV y finalmente el VT 6.0 fue el colofón, superando los 550 CV de potencia.

… pero con más problemas de los que cabría esperar

En un modelo que es el buque insignia de una marca de superdeportivos de lujo lo mínimo que se esperaba era la excelencia, pero la realidad distaba mucho de esto, y es que el Diablo tenía una cantidad de fallos o pegas importantes.

Lo primero es que, en aras de reducir peso, prescindía de un equipamiento que incluso para la época debía ser imprescindible: no tenía ABS, ni con elevalunas eléctricos, los asientos no se podían ajustar (aunque el del piloto se hacía conforme a su propietario) y también carecía de reproductor de CD.

Además, ciertos fallos de diseño eran flagrantes. El más reseñable, por lo peculiar que resultaba, es que tanto los faros traseros como la carrocería que los rodeaba, acababan deshaciéndose debido al calor que generaban los escapes.

También le lastraba ser un coche muy poco práctico. Aunque es algo que no se exige en demasía a modelos de este corte, lo cierto es que quienes lo probaron han declarado que no era cómodo y que la visibilidad, excepto hacia adelante, era prácticamente inexistente.

El fin del trayecto para el Lamborghini Diablo

El superdeportivo italiano estuvo a la venta durante 11 años, pasando el testigo al Lamborghini Murciélago en 2001. En ese poco más que una década dejo huella en la historia del motor y hasta cosechó buenas cifras, puesto que se comercializaron casi 3.000 unidades, una cifra que no está más si se tiene en cuenta que costaba 30 millones de pesetas.

Etiquetas: Superdeportivos

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