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Coachbuild, el lujo del lujo de Rolls-Royce al que solo acceden unos elegidos

Coachbulid, departamento de lujo de Rolls-Royce

Coachbuild es un exclusivo departamento de fabricación a medida por encargo, una “extraordinaria colaboración entre mecenas y artesanos”, como dice la propia Rolls-Royce. El equivalente al sastre más lujoso de Londres.

Coachbuild es el arte y la ciencia de crear carrocerías a medida sobre un chasis preexistente, un concepto tan antiguo como el propio automóvil. Prácticamente extinguido por la producción en serie, esta concepción artesanal sigue viva en Rolls-Royce. Es el lujo del lujo al que sólo acceden unos elegidos.

En sus primeros años de vida, el coche era un bien de súper lujo. La producción era muy limitada y artesanal, y sólo las clases más adineradas podían acceder a un automóvil.

Luego llegó la producción en serie con Henry Ford, aunque en Europa tardó varios años más como consecuencia de las dos guerras mundiales. La producción en serie permitió abaratar los costes de producción y, por tanto, el precio final del vehículo, convirtiéndose en un producto más accesible para el público. 

Pero perdió ese halo de distinción que caracterizaban a los primeros automóviles. Una característica que han seguido teniendo algunos fabricantes de lujo, como es el caso de Rolls-Royce, y que seguimos observando en la actualidad. 

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Los fabricantes más lujosos del mundo ofrecen un algo nivel de personalización en sus modelos, con el fin de satisfacer las necesidades más exigentes de sus clientes. Sin embargo, a veces no es suficiente con personalizar. 

Por ello, la marca británica recuperó hace unos años Coachbuild, un exclusivo departamento de fabricación a medida por encargo, una “extraordinaria colaboración entre mecenas y artesanos”, como dice la propia Rolls-Royce. Sería el equivalente a ir al sastre más lujoso de Londres para hacerse un traje.

Coachbuild, el lujo del lujo de Rolls-Royce al que solo acceden unos elegidos

El departamento Coachbuild es casi tan antiguo como la propia marca. A principios de la década de 1920, los fabricantes de automóviles de masas empezaron a encargar la fabricación de carrocerías a sus propios talleres, donde los ingenieros podían abordar los nuevos problemas que planteaba el uso del automóvil, como las vibraciones y los esfuerzos de torsión.

Sin embargo, las marcas de lujo como Rolls-Royce siguieron subcontratando carrocerías a empresas especializadas durante varias décadas. Un cliente de Rolls-Royce podía encargar un chasis rodante al carrocero que eligiera, quien se encargaba de diseñar y construir una carrocería según los requisitos específicos del cliente. Igual que en una sastrería.

Hasta la década de los años 30, la mayoría de los carroceros se mantuvieron fieles a la práctica establecida, que consistía en ensamblar un armazón de madera, normalmente de fresno, sobre el que se clavaban o soldaban paneles de carrocería de aluminio o acero. 

Esto permitía crear casi cualquier forma, con diseños basados en el espacio interior y los accesorios solicitados por el cliente. A medida que aumentaba su experiencia, mejoraban los materiales y los coches eran más rápidos, los carroceros fueron adaptando sus métodos.

Esta forma esencialmente tradicional de construcción de carrocerías continuó hasta que el chasis separado fue sustituido por uno semimonocasco, con subchasis para los componentes mecánicos. 

Este proceso imposibilitó cualquier adaptación del diseño de la carrocería, excepto las más sencillas. En el caso de Rolls-Royce, este cambio se produjo en octubre de 1965, cuando la serie Silver Cloud fue sustituida por la Silver Shadow.

La recuperación de la tradición

Coachbulid, departamento de lujo de Rolls-Royce

Basándose en más de un siglo de experiencia y en sus exclusivas capacidades ‘bespoke’ desarrolladas en la era moderna, Rolls-Royce ha definido un nuevo movimiento de carrocería. 

Los clientes de la firma británica, acostumbrados desde hace tiempo a poder elegir todos los aspectos del diseño y las especificaciones de sus automóviles, buscan cada vez más opciones para ir más allá de la fabricación a medida y determinar la forma física del automóvil.

La concepción comienza con una sola línea sobre el papel. Libre de las restricciones del tiempo y sin limitaciones, es una experiencia sin concesiones. Cada línea se refina, cada superficie se moldea a propósito, cada petición se realiza con absoluta devoción a la voluntad del cliente.

Esta tradición comenzó en 1926 con el Phantom I Brougham De Ville, conocido como ‘El Fantasma del Amor’, construido por Charles Clark & Son Ltd, de Wolverhampton, para Clarence Warren Gasque, un hombre de negocios estadounidense de ascendencia francesa que vivía en Londres. El coche fue un regalo para su esposa heredera, Maude.

Después le siguieron el 17EX en 1928, el Phantom II Continental Drophead Coupé de 1934, el Phantom VI limousine de 1972, el Sweptail de 2017, el Boat Tail en 2021 y los Droptail Amethyst y La Rose Noir en 2023

Etiquetas: Superlujo

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