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5 virtudes y un defecto del Land Rover Discovery 2017

5 virtudes y un defecto del Land Rover Discovery 2017
El Land Rover Discovery 2017 ha ‘suveizado’ su imagen, pero por el camino no ha perdido ni un ápice de su capacidad fuera del asfalto. Cinco positivos y uno negativo del todoterreno.

Probamos el Land Rover Discovery 2017

La quinta generación del Land Rover Discovery ha supuesto un cambio importante en el modelo, que se ha transformado en todocamino, al menos en plano estético, ha evolucionado hacia un interior más lujoso y todo ello sin renunciar a todas las características que hacían de él un todoterreno de lo más capaz. Sin más dilación, aquí tienes cinco virtudes y un defecto del nuevo Discovery.

VÍDEO: Así probamos el Discovery 2017

El cambio de imagen es algo positivo, acercándose a las líneas generales de la gama Range Rover. Cierto es que pierde su característico estilo rectilíneo y contundente, pero las nuevas formas están bien integradas y las líneas curvas le acercan al mundillo SUV además de darle un aire bastante más moderno. El conjunto es bastante más elegante, algo que se manifiesta en detalles como la fina parrilla. Además, aunque se trata de un vehículo más grande que su predecesor (mide 4,97 metros de largo), gracias a una carrocería de aluminio y magnesio, así como al chasis monocasco con un 85% de aluminio, es 480 kilos más ligero que la generación previa. Si a esto se suma un coeficiente aerodinámico que pasa de 0,40 a 0,33, el principal beneficiado es el consumo.

La mayor eficiencia se nota sobre todo en los motores de acceso de la gama de cuatro cilindros, que gastan un 19% menos. El más pequeño es el bloque diesel 2.0 Td4 de 180 CV y 430 Nm de par, por encima está el 2.0 Sd4 de 240 CV y 500 Nm de par y el bloque de gasóleo más potente es el 3.0 Td6 de 258 CV y 600 Nm. Para los que quieran gasolina solo hay una opción, el 3.0 Si6 de 340 CV y 450 Nm. Todos ellos se combinan con una caja de cambios automática ZF de ocho marchas y con sistema de tracción integral.

Éste es otro de sus puntos fuertes y es que el “paso a SUV” que ha dado mejora su comportamiento en asfalto pero no le resta ni un ápice de capacidad off-road. El sistema Terrain Response cuenta con cuatro modos para adaptarse al terreno (normal, hierba/grava/nieve, barro y arena/rocas), tiene reductora, bloqueos de diferencia, asistente de descenso, su altura libre al suelo es de casi 30 centímetros, puede vadear hasta 90, es capaz de remolcar hasta 3.500 kilos…

Además, tratándose de un Land Rover la dotación de equipamiento, de serie o en opción, es muy amplia y contempla muchas opciones en todos los ámbitos: funciones de regulación eléctrica, ventilación y calefacción para los asientos; suspensión neumática, punto generador de Wi-Fi, asistentes de conducción como el control de crucero y la frenada automática de emergencia con detector de peatones, sistema de audio con 11 altavoces…

El principal pero lo encontramos en su configuración de siete plazas. Disponible de manera opcional, hay que pagar entre 2.000 y 2.500 euros por añadir la tercera fila que añade dos asientos extra. Aunque desde la marca afirman que pueden alojar sin problemas a varones adultos, su presencia reduce mucho el espacio libre del maletero, que se queda en solo 258 litros de capacidad.

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